En portada: Render de la Torre Bicentenario por Rem Koolhaas. Foto: oma.eu
A Rem Koolhaas lo consideran un arquitecto provocador por cuestionar las tendencias vigentes en su campo. Nacido en 1944 en Rotterdam, Países Bajos, destaca por sus modernos diseños, algunos estrambóticos, que sumergen a los objetos cotidianos en un conflicto de identidad: ¿Es una escalera o un número ocho con peldaños lo que se levanta en el interior del edificio? El vidrio, ¿es para cubrir los vanos de las paredes o para caminar sobre éste? Acaso su planteamiento del diseño es la manera que tiene de asentar su “desprecio” por el sistema actual de la arquitectura, rígido y despersonalizado. Pero no es ofensa lo que demuestra el arquitecto, sino una profunda ocupación para refrescar su pasión. Esta intensidad para deconstruir la transmitió a la más destacada de sus alumnas, la iraquí Zaha Hadid, quien materializó las ondas del viento en sus caprichosos edificios. Ambos comparten, además de su rebeldía contra los ángulos, el premio Pritzker y su interés para erigir en México algunos de sus proyectos, además de la frustración por la cancelación de los mismos, aunque Hadid no haya vivido para saberlo.
México es el país donde por lo menos cinco grandes maestros de la arquitectura internacional han malogrado sus propuestas, debido a cuestiones administrativas irresueltas. Koolhaas diseñó lo que sería la Torre Bicentenario, un rascacielos que superaría los trescientos metros de altura para convertirse en el más alto de la capital de la república. Se levantaría en Lomas de Chapultepec y tendría una envidiable vista hacia el bosque del sector. Su diseño se basó en las pirámides de Chichén Itzá: fundiría por las bases a dos pirámides mayas y las levantaría verticalmente para que el rascacielos quedara asentado sobre una esbelta base… pero el proyecto se canceló debido a problemas legales con el terreno. No se tenía el cambio de uso de suelo, ni tampoco la anuencia de los vecinos de la zona. El proyecto comenzaría en 2007 y se proyectaba terminarlo tres años después. Ahora es solo un recuerdo.
HADID EN MONTERREY
La iraquí Zaha Hadid no padeció la frustración de ver inconclusos sus proyectos en México. En la ciudad norteña de Monterrey se pretendía erigir un complejo residencial diferente, con los elementos propios del deconstructivismo, la corriente que representó Zaha durante su vida profesional. Sería un edificio ondulado, formado por tres etapas constructivas de inmuebles de baja altura y alta densidad ocupacional al considerar el diseño de 981 departamentos. Cada elemento estaría comunicado para permitir el contacto entre los vecinos; se contemplaban amplios jardines y zonas comunes.
Esfera City Center por Zaha Hadid. Foto: archdaily.mx
La idea se comenzó a fraguar en 2013 y se le bautizó como Esfera City Center, y su ubicación sería (es) el Cañón de Huajuco, una zona flanqueada por dos cadenas montañosas con un microclima distinto al húmedo y caluroso de la zona urbana. Según el portal Admagazine.com, “El diseño del edificio hace referencia a las tradiciones y arquitectura mexicana. Gracias a la orientación solar, a las corrientes del viento, cada departamento cuenta con un balcón que proporciona espacio exterior ideal para protegerse del clima y asegura privacidad”. Sería, de acuerdo a los planes, un espacio suburbano con casa club, gimnasio, biblioteca, capilla, juegos infantiles, zona de relajación, área de picnic, parque para mascotas, anfiteatro, cine privado… sería, porque desde la muerte de la arquitecta hace cinco años, no se han tenido avances.
¡A VOLAR DESDE TEXCOCO!
Hadid participó en la convocatoria para planear el aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México. El polémico proyecto (conocido como Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, NAICM) al final fue otorgado a Norman Foster y Fernando Romero en 2014; se preveía que esta obra de infraestructura se concluyera en el 2020.
A Foster y Partners los respalda su experiencia en la construcción del aeropuerto de Beijing, el más grande del mundo hasta ahora; también fueron los responsables del aeropuerto de Kuwait. El de Ciudad de México proyectaba “una estructura de vidrio ligero y acero con capacidad para 66 millones de pasajeros por año y una terminal aérea completamente sustentable”, reseña Admagazine.com. Sin embargo, la mayoría de los mexicanos conocen el destino que tuvo la obra.
El cambio de administración federal en México, que posibilitó el arribo del izquierdista Andrés Manuel López Obrador a la presidencia del país (franco opositor del otrora partido hegemónico –el PRI- y del conservador PAN), derivó en la cancelación irremediablemente de la portentosa obra. Argumentando contratos desfavorables para el erario público, así como especulación inmobiliaria y demás irregularidades, se inhabilitó la construcción en 2018; poco tiempo después se inundó para comprobar que su asentamiento en un lago sería desfavorable.
Aeropuerto de Texcoco (2014) por Norman Foster y Fernando Romero. Foto: Archivo Siglo Nuevo
MUSEO A LA BARRANCA
Los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre De Meuron proyectaban un majestuoso museo en Jalisco, el de Arte Moderno y Contemporáneo de Guadalajara, que se levantaría al borde de la famosa Barranca de Huentitán.
Ambos arquitectos fueron reconocidos con el Pritzker en 2001. Tenían en sus manos la certeza de realizar la ambiciosa obra, pero al menos en tres diferentes momentos se ha detenido por aspectos administrativos.
La misma suerte corrió el Campus Biometrópolis en Ciudad de México, un proyecto que se asentaría en 71 hectáreas al sur de la capital del país, cuya vocación sería de un centro médico, de investigación y de aprendizaje, complementado con laboratorio y un hotel; los arquitectos responsables de esta idea fueron Foster y Partners. El proyecto se canceló porque en la zona donde se pretendía erigir posee un tesoro arqueológico que fue detectado por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ante estos aspectos el gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, determina suspender toda acción que atente contra el patrimonio histórico. Eso ocurrió en 2012.
Barranca de Huentitán. Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Guadalajara. Foto: archdaily.mx
UNA MÁS DE ZAHA
El periódico Excélsior constató en 2017 la carencia de permisos en la construcción de la Torre Bora, una propuesta que pretendía elevarse 50 niveles sobre la avenida Santa Fe número 498 de Ciudad de México. El plan fracasó cuando la Secretaría de Desarrollo Urbano detectó que se carecía de permiso para construir doce pisos.
“De acuerdo con Juan Carlos Ramírez Vértiz, director de Registro de Planes y Programas de la Secretaría de Desarrollo Urbano, hasta el momento el proyecto Bora, que se vende como un desarrollo de 50 niveles de vivienda de lujo, no ha ingresado solicitud alguna de polígono de actuación ante esa dependencia”, publicó el diario el 18 de diciembre de 2017.
En este caso el predio sólo tenía permiso para construir 12 niveles, aun así los desarrolladores lo ofertaban como un enorme edificio en sus promociones de preventa. “Bora se promueve en medios impresos y digitales en fase de preventa. El show room se ubica en el 498 de avenida Santa Fe”, continúa la nota del diario nacional, al referirse al inmueble que pretendía la edificación de 220 departamentos con una inversión superior a los dos mil millones de pesos. Cada departamento esperaban venderlo en seis millones de pesos.
Las frustradas obras son otro de los elementos que vinculan a estos grandes arquitectos que en diferentes momentos obtuvieron el reconocimiento Pritzker (el Nobel de la arquitectura). Este vínculo de desaciertos no se debe a ellos, sino a aspectos políticos y administrativos, que impidieron una presencia más sólida en México de estos referentes del diseño arquitectónico.
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