Agustina Bazterrica (Buenos Aires, 1974) es la autora de esta utopía que plantea una realidad en la que toda la carne animal está contaminada por un virus potencialmente mortal para los humanos. Ya no existen animales en las calles, zoológicos, criaderos o establos; la gente le tiene miedo a los que no han podido exterminar, como las aves (la autora hace una referencia a Los pájaros de Alfred Hitchcock) o alguna que otra camada de cachorros.
La historia está contada por un narrador omnisciente que se vale del protagonista, Marcos Tejo, para inmiscuir al lector en las reglas de ese mundo.
Al principio la población optó por ser vegetariana, pero los medios de la mano con los grandes empresarios dueños de criaderos se encargaron de difundir que el ser humano no podría sobrevivir sin la proteína animal; todo basado en “hechos científicos”. Así pues, se comenzó con lo que la gente llamó “la transición”.
Se le llama “carne especial”, nunca por lo que es; además es muy cara y evidentemente no toda la población tiene acceso a ella. Los llamados “carroñeros” acechan mataderos y carrozas fúnebres con tal de conseguir un poco de carne.
MARCOS TEJO
El protagonista de la historia es un hombre que trabaja en un matadero de renombre. A través de sus actividades diarias el narrador irá describiendo como se maneja ese mundo utópico y, con una redacción bastante sencilla sin buscar adornar las palabras, se irán conociendo a varios personas que sirven para entender un punto especifico de la transición; nunca se hace demasiado hincapié en ninguno.
Así pues, el narrador presenta a Tejo como un tipo que ha perdido un hijo y no puede superar el dolor, su esposa le ha dejado y su padre se ha vuelto demente a raíz de la transición. Cierto día Marcos recibe un regalo de parte de uno de los hombres con los que hace negocio: una hembra PGP (Primera Generación Pura).
Tejo se rehúsa a comer carne humana; pero le parece una brillante idea olvidarse de sus problemas diarios violándola bajo la lluvia… mantener relaciones con una hembra está penado con el matadero.
EL MENSAJE ANTIESPECISTA ES LA PUNTA DEL ICEBERG
Sí, leer páginas y páginas de “torturas” hacia la propia especie es duro y probablemente en más de una ocasión vaya a hacer que el lector cierre el libro y se ponga a revivir una y otra vez la escena en su mente. Y es que Bazterrica, con una narrativa muy simple como se mencionó antes, indirectamente hace que se caiga en cuenta de que mientras se está pasando los capítulos, hay animales cuya realidad parece sacada de la pluma de la autora; el lector se encuentra leyendo donde aparentemente no ocurre nada, pero sí ocurre todo.
Aun así, el mensaje de hacer consciencia acerca de la crueldad hacia los animales no es el giro completo del libro y reducir la historia a esa descripción sería erróneo. Este libro habla de los aires de superioridad que el ser humano se ha dado.
HEMBRAS Y MACHOS: LOS HUMANOS BUSCAN PRESERVAR LA MORALIDAD
Una palabra es suficiente para diferenciar al hombre que dirige el matadero del que está a punto de ser despedazado y comercializado.
En los recorridos de trabajo de Marcos Tejo se narran toda clase de atrocidades, unas que se sienten tan reales como para hacer que el lector olvide que son palabras y no imágenes; hembras y machos desnudos, hembras desmembradas y amarradas a una mesa para que no maten a sus crías con tal de que se liberen del destino que les espera.
Dentro de esta utopía la palabra canibalismo está prohibida; podría decirse que es un autoengaño que las personas manejan a su conveniencia para no cargar con la culpa de comer a su prójimo.
Crían humanos e incluso existe un libro para que las personas puedan tener a su cabeza de ganado en casa e irle haciendo cortes y cortes sin que se muera. Pero la gente “decente” nunca come carne con nombre y apellido; aunque si se piensa a fondo ¿de dónde han salido todas las cabezas que no son criadas en cautiverio?
En este punto la autora aborda la necesidad que tiene el ser humano de justificar todos sus actos y el cómo sólo necesita percibir a alguien como inferior para abusar de él en todos los sentidos.
Una de las críticas más breves pero acertadas que tiene la historia es la que le hace a la iglesia y su necesidad de “purificar” a sus seguidores. Bazterrica narra como las congregaciones de creyentes acuden a los mataderos para suicidarse y servir de alimento a los carroñeros.
COMERSE LA LENGUA DEL CANTANTE
El ser humano lucra por naturaleza y Bazterrica aborda esta realidad creando lugares donde la gente puede pagar un precio bastante elevado para cazar a una persona con nombre y apellido; así pues, en ese sitio se ofrece matar a las hembras preñadas, que se vuelven más rápidas en este estado, machos atléticos o personas que han pedido dinero prestado al dueño del lugar y al no tener como pagarlo se juegan la vida huyendo de los cazadores.
LO MEJOR
Durante las más de 250 páginas, Bazterrica plantea un protagonista que se siente asqueado del mundo en el que tiene que vivir, un hombre que hace lo que hace sólo porque tiene al padre enfermo, su esposa lo ha dejado y no puede con la muerte de su hijo.
Incluso en algún momento puede que el lector encuentre romántica la relación entre Jazmín, la hembra, y él; al fin de cuentas solamente para ellos es zoofilia. Pero la escritora se encargó de llevarse cualquier indicio de bondad y diferencia que pudiera tener Marcos.
Cuando Jazmín está en labor de parto, él acude a su esposa que es enfermera y entre los dos la ayudan a que pueda tener a su cría. ¡Cuánto querían Cecilia y Marcos un hijo! Cecilia sujeta al niño en brazos y Jazmín busca desesperada a su cría, pero ella no se la da. La hembra, torpe e ignorante por haber nacido en cautiverio, se golpea contra la mesa de noche y deja caer un vaso de vidrio; pisa los cristales mientras estira los brazos para ver a su hijo. En este punto la narrativa de Bazterrica se encarga de hacer sentir al lector la humillación de Jazmín en carne propia.
Marcos Tejo abraza a la hembra de la que abusó sexualmente nueve meses atrás y sabiendo que ella confía ciegamente en él la aturde y procede a despedazarla. Jazmín fue usada para darles una cría; no tenía cuerdas vocales, no sabía lo que pasaba, solo quería ver a su hijo y confiaba en Tejo para hacerlo; y eso es desgarrador. La esposa no reclama la zoofilia ni la infidelidad, reclama la oportunidad perdida de obtener más hijos.
Cadáver exquisito es un libro difícil; tiene una atmósfera densa que inmiscuye al lector en esa realidad hipotética de manera inmediata y lo lleva a explorar la naturaleza humana desde todos los ángulos posibles. No hay que dejar de lado que evidentemente es una historia que hará que más de uno haga conciencia y se cuestione la forma en la que se trata a los animales.
Además, es una alegoría a la sociedad caníbal de hoy en día, por eso todas las imágenes que Bazterrica crea con sus palabras se sienten tan reales y poco distantes; los humanos destrozan animales, pero también se destrozan entre ellos. Explora la forma en la que las personas se relacionan y los límites que tienen. Sin duda la historia es un sí rotundo.
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