Cancha minada
Reportaje

Cancha minada

Los precedentes del futbol femenil en México

Ilustración de portada: Behance/ Davide Barco

El 5 de septiembre de 1971, tres goles daneses silenciaron la voz de un Estadio Azteca que lucía a reventar, tres goles que no tuvieron respuesta por parte del combinado mexicano y que sepultaron el sueño de campeonar en tierra propia, anotaciones que convirtieron a la selección danesa en campeona por segundo torneo consecutivo. Pero… ¿Qué la selección mexicana no había llegado sólo al quinto partido? O ¿Qué el mundial en México no había sido en 1970? Sí, las dos preguntas arrojan verdades, solamente que en esa ocasión, el protagonismo no fue para los hombres.

El mundial de México de 1971 fue la segunda edición del campeonato mundial femenino, mismo que nació en Italia un año atrás, pero que no era avalado por la FIFA, por considerarse un deporte no apto para mujeres en esa época.

Volviendo al mundial del 71, un producto que era hecho por y para hombres, probablemente no lograría mucho en un territorio históricamente machista, ¡Oh, sorpresa!, los números indicaron otra cosa. La fiebre por el balompié seguía presente tras el mundial varonil un año atrás y justamente se aprovechó eso para conquistar a la afición mexicana. Era un nuevo campeonato mundial de futbol, se le trató como tal y no se asumió rápidamente que sería un fracaso por el simple hecho de ser mujeres las que jugarían.

Los postes de los arcos, los trajes del personal del torneo y hasta de los traductores para las selecciones invitadas, se tornaron de rosa para el evento. Playeras, bolsos, muñecas, revistas y muchos productos más, se vendían a las afueras de las sedes de los partidos. Había cobertura de la prensa y televisión, patrocinadores nacionales e internacionales e incluso se creó una mascota para el torneo: Xóchitl, una joven jugadora que portaba los colores del tricolor.

El éxito en la mercadotecnia se hizo visible en las tribunas, la gente se daba cita en los estadios para presenciar los juegos de las mexicanas y también de las otras selecciones participantes (Argentina, Dinamarca, Francia, Inglaterra e Italia). El duelo de la final entre México y Dinamarca reunió a un total de 110 mil personas. Como un dato comparativo, el duelo entre Brasil e Italia de la final del mundial varonil de un año atrás en el azteca, reunió un total de 107 mil 412 espectadores, con todo y Pelé en el campo. La conclusión en números es clara, un rotundo éxito.

NEGARLES UNA REBANADA DE SU PROPIO PASTEL

En el deporte y la vida no sólo los números hablan y en las historias de éxito siempre hay pequeñas manchas que se esconden entre la gloria y se mantienen ahí hasta ser descubiertas.

El combinado azteca no era profesional, no existían ligas en el país de donde echar mano para el reclutamiento y la participación en el mundial fue meramente de carácter amateur, pero después de un tercer lugar en el primer campeonato en Italia 70 y con una final en puerta en la edición local del 71, las jugadoras se preguntaron, ¿por qué no nos toca una rebanada del pastel que estamos cocinando?

La marca de bebidas italiana Martini & Rossi había pagado por los alojamientos, vuelos y vestimentas de las selecciones participantes, pero en cuanto a sueldos por jugar, al menos en la selección mexicana no se tenían contemplados y un juego antes de la final frente a Dinamarca, salió la primera mancha a la luz: les negaron cualquier tipo de pago.

Partido inaugural del Mundial de futbol femenil.

El éxito era claro, las ganancias visibles y las jugadoras cumplían con su tarea; era momento de recibir algo de ganancia, pero les fue negada. Un millón fue la cantidad que las jugadoras pidieron para repartirlo entre todas; eran 16 en total, y el entrenador, el preparador físico y el médico. Era solo una pequeña rebanada del gran pastel que tenían los organizadores, que si nos vamos a las ganancias arrojadas por la venta de boletos solamente, era un pastel de boda, de esos que tienen tres pisos. Pero aun así, la idea de compartir el pastel con mujeres era inconcebible, pues la justificación estaba en que eran amateurs y se tenían que dar por bien servidas con el simple hecho de jugar.

El mensaje fue recibido por las jugadoras, ellas ya tenían preparada una respuesta: negarse a jugar la final. La atención que recibía el mundial en ese momento era mucha y el éxito se podía venir abajo con una acción como esta, así que los organizadores tenían que solucionarlo pronto y finalmente se llegó a un acuerdo. Disputarían la final del certamen y a cambio se realizaría un partido a beneficio de ellas y sus familias tiempo después. A día de hoy sigue siendo un mito si se realizó ese partido o no.

DE LA EUFORIA AL SILENCIO Y LUEGO AL DESPEGUE

Así que esa tarde del 5 de septiembre de 1971, se escribió un capítulo grande en el fútbol mexicano, un subcampeonato para el combinado tricolor en tierra propia, una exhibición de lo que podía lograr el fútbol femenil en el país y el mundo. El futuro se vislumbraba prometedor, tal vez pronto jugadoras como Alicia Vargas, “La peque” Rubio o Guadalupe Tovar, podían zarpar a mejores puertos para continuar el sueño futbolístico; pero, desgraciadamente, la realidad fue otra.

Fueron tres semanas de euforia, mismas que fueron rápidamente olvidadas. Un producto hecho por y para hombres, no iba a cederle terreno a las mujeres, no en un país culturalmente machista y con altas tasas de violencia de género. El sueño del futbol femenil profesional sería sepultado por un largo tiempo.

Pero las mujeres nunca se dan por vencidas y la existencia de ese mundial, era un buen cimiento para empezar a construir, sólo hacía falta desempolvarlo y juntar tantas constructoras como fuera posible.

1995, un año de nuevos retos para México. El país tenía un nuevo timonel, Ernesto Zedillo, quien tenía la difícil tarea de hacerle frente a la crisis que azotaba a la economía mexicana. Tal vez no se resolvería pronto, pero por algún lado se tenía que empezar. De igual forma, el fútbol mexicano estaba a punto de comenzar un nuevo reto, uno que a partir de ahí no se detendría hasta revolucionar al país.

Armando “Japo” Magaña fue un defensor en sus años futbolísticos, después pasó a ser preparador físico, pero la invitación que estaba a punto de recibir haría que su nombre pasara a ser histórico. En 1995 se le invitó a crear un equipo femenil mexicano, un combinado que serviría como selección nacional: “Me invitaron a participar en la creación de este equipo de fútbol femenil. Entonces en 1996 y 1997, estuve al frente de la integración de un grupo de jugadoras que formaran un equipo representativo”.

Alicia Vargas, una de las pilares del futbol femenil profesional en México. Foto: Facebook

Sin embargo las palabras “Futbol femenil profesional” no sonaban en México, las oportunidades para las futbolistas eran irse al amateur o irse del país. Dentro de las jugadoras que migraron para perseguir el sueño de la pelota, hubo una que fue fundamental para que existiera una tercera opción: quedarse a jugar en el país. Mediocampista férrea y con experiencia en ligas de Estados Unidos, Francia y Japón, Andrea Rodebaugh volvió a México para luchar por el fútbol femenil y, junto a Magaña, fundó Andrea’s Soccer, una de las primeras academias de futbol femenino del país, misma que serviría como base para las futuras selecciones que comandaría Magaña.

Con una academia de donde echar mano para reunir constructoras, era hora de poner en marcha la edificación de un futuro para el fútbol femenil. Los frutos de ese trabajo comenzarían a llegar más pronto de lo esperado.

El vecino del norte había albergado dos eventos deportivos de alta magnitud en los 90’s, la Copa Mundial de Futbol en el 94 y las Olimpiadas en el 96, ahora les tocaba ser anfitriones de la tercera edición de la (ahora oficial) Copa Mundial de Futbol Femenil en 1999.

El combinado mexicano, ahora dirigido por Leonardo Cuellar, ya tenía tres años en marcha y el primer lugar para mostrar su valía eran las clasificatorias al mundial. La clasificación se logró, pero México cayó en los tres partidos que disputó, recibiendo en total 15 goles y anotando sólo uno. A pesar de los números, el haber jugado ese mundial fue considerado un paso importante para el desarrollo del fútbol femenil en el país.

Cuando una locomotora arranca, nada la frena y el fútbol femenil se convirtió en eso. Después del mundial del 99, vinieron los panamericanos del 2003, donde se bañaron de bronce; después, la participación en Atenas 2004, la llegada de la Liga Mayor Femenil (LMF) en 2007 (que fue la primera liga en el país) y el retorno a un mundial en 2011, justa en la que por primera vez sumaron puntos. Cuatro años después, el combinado femenil llegó a su tercer mundial, Canadá 2015, pero el equipo no logró pasar de la fase de grupos y Cuellar abandonó el proyecto. No obstante el camino ya estaba pavimentado, únicamente faltaba un último tramo para llegar a la profesionalización. La intriga crecía y la pregunta sonaba cada vez más en el ámbito futbolístico de nuestro país: ¿Por fin era hora de una liga femenil profesional? La respuesta estaba por llegar.

EL ARRANQUE DE LA LIGA Y LA REACCIÓN DE LOS MEDIOS

Diciembre es un mes de contrastes, es cuando el año está por terminar y se comienzan a cerrar ciclos, lo cual puede generar tristeza o incertidumbre, pero también es una época donde la bondad aflora y generalmente se reciben buenas noticias, además, es cuando llegan regalos que premian el buen comportamiento. Lo que estaba a punto de llegar era mucho mejor que cualquier regalo: la recompensa de luchar contra la corriente. Se conmemoró el trabajo de las mundialistas del 71, de las academias como Andrea’s Soccer, de los primeros equipos nacionales, de la rebeldía de todas y cada una de las mujeres futbolistas; fue el logro de toda una lucha por convertir algo establecido para hombres, en algo libre. El anuncio de ese diciembre cambió las cosas en el futbol mexicano.

Se aprobó la creación de la Liga MX Femenil”, anunció en una rueda de prensa el presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, durante la tarde del 5 de diciembre de 2016. El sueño se volvía realidad. Pasaron 45 años entre el primer antecedente de futbol femenil en el país y la profesionalización. Generaciones lucharon y por fin, consiguieron el derecho a jugar profesionalmente.

Foto: sovsportclinic.wordpress

La liga iniciaría un año después, a mediados del 2017. Sería compuesta por 16 equipos, cada uno con 21 jugadoras, en su mayoría menores y sólo dos de edad libre, nada de extranjeras y se permitiría a jugadoras con doble nacionalidad. La apuesta era promover futuras estrellas para la selección nacional.

Cuando un suceso importante se genera, los medios alistan a sus mejores elementos para cubrir la información, se inicia una guerra para ello y se lanzan notas y demás contenidos para presentarle la noticia al público. ¿Cómo reaccionaría la prensa ante un anuncio de esta naturaleza? Es decir, estaban acostumbrados al balompié varonil y de repente se generaba información de la selección femenil.

Como Marty Mcfly en Volver al Futuro, tendremos que viajar al pasado, para ser exactos, nuevamente al mundial del 71, para hacernos la misma pregunta de unas líneas atrás. El país en esos tiempos era meramente conservador, por lo que la postura de los medios que cubrirían el evento sería crucial. Periódicos de circulación nacional como Excélsior y El Universal, mostraban posturas muy diferentes entre sí en cuanto a la justa deportiva. Excélsior se mostraba negativo ante el torneo, minimizando la actuación de las jugadoras y haciendo comentarios sexistas en los pies de foto de las notas relacionadas a los partidos: "Dos guapas gambeteras son sin duda alguna […] o "nada, sin embargo, les hizo perder su feminidad. Un pequeño oso de peluche la acompañó hasta segundos antes de que rodara el esférico". Estos eran algunos de los comentarios que aparecían en el periódico, mostrando que en su visión la expresión de la feminidad era la única forma para aceptar y concebir la intrusión de las mujeres en el deporte.

Por su parte, El Universal realzaba la información generada en el terreno de juego por encima del morbo, pues dedicaban numerosas columnas a la cobertura del torneo y en el día inaugural, le dedicaron la primera plana completa de la sección deportiva.

Otro elemento que jugó en la cobertura de ese mundial y lamentablemente se presentó en contra de las futbolistas, fue la aparición de las clásicas caricaturas del periódico, esas ilustraciones comúnmente cargadas con sátira, que representan un papel opinativo importante dentro de los periódicos y sirven como vehículo para mostrar la visión de los mismos en cuanto a los sucesos de la actualidad. Ilustraciones de mujeres voluptuosas, burla hacia la petición de dinero por parte de la selección y utilizar el recurso de la maternidad para desacreditar al juego, eran algunas de las muestras que plasmaba el caricaturista peruano, Marino, en los espacios que le brindaba Excélsior. Bien, ya respondimos la pregunta en el pasado, es hora de volver para responderla otra vez.

Liga MX femenil, la nueva era del futbol mexicano” anunció Excélsior en la nota redactada para dar a conocer el arranque de la Liga MX femenil. ¿Lo destacado? Bueno, que esa nota viene del mismo diario que en 1971 desacreditaba a las futbolistas y realzaba su feminidad por encima de sus habilidades en el terreno de juego.

Muchos medios celebraron la llegada de la Liga, pero ¿cuál sería la realidad de ese torneo? Cuando La Liga dio inicio el 28 de julio de 2017, sólo seis de los 16 clubes contaban con derechos de transmisión. Traslademos esto a la varonil; si no transmiten un partido de algún club, la afición se torna de cabeza. Las futbolistas y directivas sabían que el camino sería más complicado que encontrar una calle sin baches en el país, así que eso no era problema al inicio.

Los medios aún no suelen dar espacio a la Liga MX Femenil. Foto: Behance/ Agata Dudek

La dificultad se empezó a hacer visible cuando aunado, a las pocas transmisiones, no se le dedicaba espacio a la información generada por la liga en los programas deportivos. Únicamente unos minutos para ver cómo iba el torneo, para luego retomar la noticia “fuerte” de los jugadores de la rama varonil.

La mafia del futbol mexicano les había otorgado una liga, pero no estaban dispuestos a compartir más espacios, no cuando estos servían para enriquecer aún más sus cuentas y mantener entretenido a un país encadenado a una cultura.

Te puedes meter con muchas cosas en el fútbol mexicano: criticar su pobre desempeño en los mundiales, atacar su mala administración deportiva a nivel de clubes, insultar a los dirigentes e incluso realizar burlas hacia ellos, pero hay algo que la mafia del balompié no permite, ni a futbolistas, ni a la prensa, y que tiene que ver con el dinero.

Tan sólo unos meses después de haber iniciado el torneo, el presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, declaró que el certamen había costado mucho dinero y que hasta ese momento no generaba ingresos: "Es un esfuerzo que se está haciendo, la Liga está en números rojos y, a pesar de ello, nuestros dueños están comprometidos y seguirán invirtiendo. Ya iniciamos el camino de apertura hacia los patrocinios, los dueños están dispuestos a seguir aportando para apoyar el Futbol Femenil", mencionó el directivo.

Los mencionados números rojos, la poca difusión del contenido femenil y la cultura machista del país pusieron en una posición desfavorable a la Liga Femenil; el trabajo de años se podía venir abajo en tan solo cuestión de meses. ¿Realmente costaba tanto la Liga? ¿Por qué no se televisaban los juegos? ¿Cuánto tiempo duraría así la Liga?

Roma no se construyó en un día y era obvio que la Liga no iba a entregar buenos dividendos de manera inmediata, pero aún así se le exigía de manera subliminal que cumpliera a la par de una liga varonil, pero sin el apoyo de los medios más bien parecía una conspiración para boicotear el progreso.

GOLPE MONETARIO Y DE COBERTURA

Para la siguiente campaña, dos equipos más se unieron a las filas. Además, el número de equipos con transmisiones de partidos creció y, aunque todos seguían siendo por televisión de paga, La Liga se alzó con el récord de asistencia mundial en los estadios a nivel de clubes, Lo más importante: el primer fruto de este proyecto llegó con la obtención del campeonato de CONCACAF sub 20 a nivel de selecciones. Pero no todo era miel sobre hojuelas y el problema latente seguía siendo el dinero, ahora enfocado en el sueldo que recibían las jugadoras, el cual tenía un promedio de 3 mil 700 pesos mensuales

Llevamos un torneo y estamos en las mismas, desconozco si en otros equipos ha subido el salario. Por ahora tengo el apoyo de mis papás y lo demás son mis gastos que cubro con el futbol. Es un poco complicado si te quieres independizar y no podemos trabajar en otro lado porque no da por los tiempos”, comentó la entonces jugadora de Lobos BUAP, Gloria Narváez.

Foto: Twitter

Número limitado de transmisiones televisivas, poca cobertura de los medios, salarios por el suelo, pocos juegos disputados en estadios oficiales, sin fichajes bomba. ¿En qué se iba todo el dinero que mencionaba la directiva de La Liga? La respuesta no era clara y el panorama lucía sospechoso.

La Liga no era exclusivamente culpable de la crisis que enfrentaba la rama femenil. Como se mencionó líneas atrás, los medios juegan un papel importante en la presentación de la información y distintas teorías de la comunicación plantean que estos influyen en nuestra percepción de la realidad y muchas veces nuestras opiniones están fuertemente basadas en el contenido que nos entregan.

Recapitulemos: pocas transmisiones, todas por televisión restringida, poco espacio en programas de análisis. El público no tiene libre acceso al futbol femenil y de acuerdo a las teorías, ¿qué genera esto? Una percepción tergiversada de La Liga y poca o nula opinión de la misma pues los medios no la incluyen en su agenda.

No hace falta tener una mente brillante para darse cuenta que la información generada a partir del futbol femenil estaba teniendo un mal tratamiento por parte de los medios y que la directiva de La Liga estaba dando justificaciones sin fundamento para escudar la discriminación hacia la rama femenil. El rompecabezas comienza a completarse, sólo hace faltar ahondar en el último protagonista de esta historia: la sociedad.

SEXISMO

Un último viaje en el DeLorean hacia 1971. La caricaturas de los periódicos mostraban mujeres voluptuosas y un mensaje meramente sexista; como se mencionó, realzaban el físico y los estereotipos por encima de lo hecho en el campo. Volvemos al futuro nuevamente para dejar este dato sobre la mesa: el primer resultado si buscas Liga Mx femenil en la sección de imágenes en Google, es una imagen que muestra a jugadoras en traje de baño y algunas más en el campo de juego pero con enfoque en su físico. El título del enlace a donde nos lleva esa foto es “Top: Las futbolistas más bellas de la Liga MX Femenil”. Como dice la canción “Aquí todo sigue igual”.

¿Y qué tiene que ver esto con la sociedad? Bueno, como ya se dijo líneas atrás, hay que echar mano de las teorías de la comunicación. Los medios muestran conjuntos de imágenes e información que pueden modificar la percepción que tiene la gente sobre muchos temas, en este caso, transformando a las jugadoras en simples objetos de deseo y belleza, generando así comportamientos misóginos de parte de la sociedad hacia ellas, mismos que abonan a la creciente y espantosa cifra de violencia de género en el país y el mundo.

La delantera de las chivas Norma Palafox declaró para el diario AS: “Es incómodo llegar a un punto en el que no te puedas ni acomodar una espinillera porque hacen otro tipo de gestos. Yo sé en lo que estoy, lo voy a hablar claro, es mi físico, es mi cuerpo, no lo voy a cambiar, no voy a hacer nada, no me voy a poner un short súper grande, lo hago porque me siento cómoda, no por otro tipo de cosas”.

Y es que Norma ha sido blanco de múltiples acosos a lo largo de su carrera, debido a su físico. Pero no es la única, también está el caso de la defensa del Pumas Deneva Cagigas, quien fue acosada a través de sus redes sociales con mensajes y fotos inapropiadas: “Antes de ser futbolistas y antes de ser lo que ustedes quieran somos humanas y somos mujeres que merecemos el respeto. Entonces me gustaría que esta situación parara, que se pusiera un alto y que nos escuchen porque la verdad creo que no es justo”.

No sólo los medios dan poco espacio a la Liga Femenil, sino que cuando hablan de ella suele ser con un enfoque machista. Foto: Facebook

Podríamos ir contando los casos de acoso que se han presentado en la liga, pero no nos alcanzarían las páginas de este número, aunque hay uno más que debe ser mencionado. Y es que el acoso va escalando y convirtiéndose cada vez en algo más preocupante, y lo que empieza con mensajes y fotos, puede acabar de manera terrible.

A inicios de este año, las alarmas se encendieron en el Club América. La razón parecía de auténtica película de terror, y es que la jugadora Jana Gutiérrez fue amenazada de muerte por el simple hecho de ir a jugar a la ciudad de Mazatlán. A través de tweets, dos personas mostraron su odio hacia la jugadora de las Águilas sin razón aparente, sólo le decían que se fuera de Mazatlán o si no le harían algo a ella o a sus padres. Palabras más, palabras menos, las amenazas eran directas, los tweets estaban acompañados por emojis de pistolas y el ambiente que rodeaba a la situación era tan preocupante, que la Liga decidió tomar cartas en el asunto y brindar protección a Jana y su familia. Pero a pesar de todo esto, nunca se abrió una carpeta de investigación.

Tomando en cuenta todas estas situaciones, se pensaría que la Liga tiene soluciones para esto, que las jugadoras pueden estar tranquilas mientras las directivas se hacen cargo, pero no es así. La Federación Mexicana de Fútbol no cuenta con un área especial para tratar los casos, debido a que depende del caso que se suscite, se designa a la Comisión Disciplinaria para que se haga cargo del mismo.

Por si fuera poco todo lo ya mencionado, la Liga muestra una doble moral en el manejo de casos relacionados a la violencia de género, pues los discursos de la misma velan por el bienestar de las mujeres, reprobando cualquier acción de violencia de género e impulsando campañas para su concientización, pero las acciones reales que se toman son distintas, generando así un doble discurso.

A principios de 2020, el entonces jugador del América, Renato Ibarra, fue detenido por acusaciones de violencia intrafamiliar así como tentativa de feminicidio contra su esposa Lucy Chalá, quien además estaba embarazada. Ibarra salió libre en cuestión de días ya que solo fue vinculado a proceso por violencia intrafamiliar. Cumplió con un par de condiciones impuestas por el juez y en escasos cuatro meses firmó con un nuevo equipo en México.

Las piezas del rompecabezas están completas y el resultado es desagradable: Una liga que se la pasa metiendo el pie a las jugadoras y no permite que puedan vivir del futbol, medios que le dan poca o nula importancia a la información que se genera en la cancha y una sociedad que ataca a las jugadoras constantemente poniendo en peligro su integridad.

En este país, como mujer futbolista, no solo te enfrentas al rival en la cancha, también te enfrentas a los estereotipos, al sexismo y al odio… una verdadera cancha minada.

Pero ni todos los obstáculos que puedan llegar a poner detendrán al futbol femenil, siempre encontrará una manera de seguir adelante y es que a estas alturas, la fuerza que acompaña a las jugadoras es gigante: son las mundialistas del 71, Andrea Rodebaugh, las participaciones en torneos internacionales, el nacimiento de una liga profesional, la obtención de títulos de selección nacional, es levantar la voz ante los acosos, es luchar por el derecho a vivir de la pelota, son los récords de asistencia en los estadios, son las jugadoras fichando en Europa por su gran nivel. Pero más importante, es la fuerza de todas y cada una de las mujeres que en algún momento se les negó la oportunidad de jugar al fútbol por ser un juego de hombres.

90 minutos cambiaron la historia de nuestro país aquel lejano 5 de septiembre de 1971, 90 minutos que son un duelo a vida o muerte dentro de la cancha y que en este partido que enfrenta el futbol femenil contra la desigualdad, faltan mucho más de 90 minutos para el silbatazo final.

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