Punto de cruz
Literatura

Punto de cruz

Un bordado literario de Jazmina Barrera

Punto de Cruz (Almadía, 2021) es la más reciente novela publicada de la escritora mexicana Jazmina Barrera, cuya narrativa retrospectiva está entretejida con hebras autobiográficas y de ficción, y a modo de patchwork ensambla a su obra bellísimos fragmentos con datos sobre el tejido y el bordado en diferentes culturas, disciplinas, especies y personajes artísticos.

La historia comienza en el tiempo en que Mila adulta con una hija recibe la noticia sorpresiva de la muerte de su amiga Citlali. De este trágico acontecimiento y después de encontrar en un cajón una vieja libreta de apuntes sobre el viaje a Europa que realizó con ella y con Dalia, parte la remembranza de su época adolescente, en donde a través de la amistad y el bordado, las tres comparten el camino del autodescubrimiento en torno al cuerpo, inquietudes sobre el sexo y la primera vez, viajes, libros, noviazgos, profesores y todo aquello que habrá de servir para que cada una se encamine hacia al rumbo que decidirá tomar en la vida.

Además de narrar la amistad de Mila, Dalia y Citlali, la trama refleja de una forma honesta las ideas, valores, actitudes y criterios de los adolescentes, y sus líneas nos invitan a recordar cómo y por qué elegimos a nuestras amistades en esta etapa, qué descubrimos en el chico que nos gustaba, qué nos hizo desistir de querer besarlo después de conocerlo más a fondo, cómo cargamos el estigma o virtud de la virginidad, por qué decidimos mantener largos noviazgos, cómo nos percibíamos a nosotros mismos, cuáles son las validaciones o rechazos que recibieron nuestros cuerpos que nos hirieron o marcaron, qué enseñanzas importantes dejaron nuestros profesores, la música y los libros que nos influyeron y la fraternidad que nacía con los amigos con los que se realizaban viajes. El universo adolescente tiene casi un sinfín de posibilidades y colores.

¿QUÉ HAY DE LAS AMISTADES QUE CREÍAMOS PARA SIEMPRE?

Nadie nos lo dice, pero el paso a la vida adulta implica también perder amistades que cultivamos durante la secundaria y preparatoria, etapa en la que estábamos seguros de que durarían para toda la vida. Esos lazos se cortan sin ningún consenso, sin que ninguna de las partes sentencie: ya no quiero ser tu amigo.

Barrera aborda en Punto de cruz estas rupturas tácitas con el ingreso de sus protagonistas a la universidad. Ahí empieza la bifurcación de sus caminos de acuerdo con sus nuevos intereses y responsabilidades que supone la vida adulta. Su separación se da, como lo menciona la autora, “como hebras de un hilo viejo que con el tiempo se desenrollan”.

Por su familia rota y violenta, el camino (o huida) que toma Citlali implica una enorme distancia, ya que se muda a Francia y planea seguir viajando por el mundo, mientras que sus dos amigas se quedan estudiando la universidad. Después Dalila emigra al extranjero para realizar un posgrado y Mila se queda en México.

Años más tarde, Mila y Dalia tienen un encuentro breve. Aunque permanece el cariño de aquellos años por todo lo que vivieron juntas, ahora son personas distintas y les toca a ambas reconocerse. Uno de los aspectos en sus vidas que las hace diferentes, es la manera en que cada una establece vínculos afectivos: Dalila mantiene relaciones abiertas con personas no binarias, mientras que Mila ha optado por formar una familia convencional y ahora está embarazada. Esto último es motivo de temor en ella, ya que “tener hijos siempre le pareció a Dalia un error, una trampa que sólo te lleva a dilapidar tu dinero, tu tiempo y tu libertad, un retroceso en contra de las batallas ganadas por el feminismo”. La maternidad en las mujeres también es motivo para dejar de coincidir con aquellas amistades entrañables. Las recientes madres, de forma consiente o inconsciente, eligen nuevas amistades y descartan aquellas con las que les resulta imposible compaginar porque los horarios y la paciencia no alcanzan, o como la misma Mila refiere, luego “la vida se nos viene encima”.

DEMANDAS DE LA CUARTA OLA FEMINISTA

Como escritora contemporánea y feminista, Jazmina Barrera incluye en su narración las opresiones y violencias contra las que actualmente las mujeres están luchando, como los episodios de violencia sexual y acoso callejero de los que son víctimas Mila, Dalia y Citlali; los desórdenes alimenticios ligados a una autoimagen corporal patológica, y la precaria educación sexual que recibieron en su escuela. Muestra también un poco del concepto de interseccionalidad al mencionar la conciencia que adquieren las protagonistas de su privilegio de clase, tras su participación como voluntarias en una campaña de alfabetización en una comunidad remota. Asimismo, aunque de forma breve, el aborto es un hecho cercano en la vida de estas adolescentes.

Barrera, además de su pluma, toma la aguja y el hilo de manera metafórica para recordarnos cómo el bordado ha sido una práctica ambivalente en la vida de las mujeres. Cita un pasaje en anglosajón de un libro del siglo X, y comparte dos posibles traducciones debido al doble significado de una palabra: “El lugar de una mujer está junto al bordado” y “El lugar de una mujer está junto al abismo”. Las dos traducciones evocan la opresión de las mujeres a lo largo de los siglos y cómo el bordado ha sido utilizado para relegarlas de intereses distintos al del cuidado, la crianza y las labores de la casa (bordar ha sido considerada también una labor doméstica). Por otro lado, reivindica la importancia de esta práctica, porque reconoce que ha dado a las mujeres libertad de expresarse y crear.

Al igual que la escritora en la novela, cito estas líneas de la artista Cecilia Vicuña:

La tejedora ve su fibra como la poeta su palabra”.

El hilo siente la mano, como la palabra en la lengua”.

Una palabra está preñada de otras palabras y un hilo contiene otros hilos en su interior”.

Hablar es hilar y el hilo teje al mundo”.

La palabra y el hilo se comportan como los procesos del cosmos”.

EL DUELO ANTE LA MUERTE

La forma en que parten nuestros seres queridos influye de manera inevitable en el tipo de duelo que llevaremos ante su ausencia. Cuando no estamos presentes en el último momento de su vida, nos surgen preguntas en torno a cómo fue ese preciso instante de su final. El cierre de la novela lo refleja con un gran tinte melancólico cuando Mila se pregunta cuál fue la verdadera causa de la muerte de Citlali y elige imaginar que el fin de su existencia llegó de una manera fortuita y al mismo tiempo apacible. Por el cariño, la amistad y todo lo que compartieron, ella y Dalila creen que tienen más derecho que el padre de Citlali de preservar su memoria y deciden leer una lista de libros que dejó pendientes y continuar con un bordado especial que quedó inconcluso. “Es grande la inspiración del dolor y la habilidad acude en las situaciones de desgracia”.

La lectura de esta bella historia de amistad entre mujeres y bordado hará que el lector haga un viaje a su propia adolescencia y recuerde las amistades forjadas en esos tiempos y en todo lo maravillo (y quizá también doloroso) que vivió. Sin duda sentirá nostalgia por aquellos que se alejaron y se sabrá afortunado por aquellos amigos entrañables que permanezcan presentes en su vida.

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