Desde los albores de la humanidad, hombres y mujeres han mostrado su cuerpo en una conjunción de música y movimiento, bailando, para despertar el erotismo de quien observa y muchas veces también participa.
La danza expresa sentimientos y emociones a través de movimientos al ritmo de la música; la sensualidad que se imprima en cada movimiento se reflejará en los sentidos de quien contempla el baile y la mirada evidenciará la emoción dominante.
Un baile sensual muestra una parte de la anatomía y propone un placer futuro en la cercanía de los cuerpos. Una excelente receta para las parejas que quieren mantener la flama del deseo sexual encendida.
¿TE BAILO?
La simple pregunta excita a Carlos, quien gusta de ver a Roxana bailar para él en su recámara. Ella tomó un curso de Pole dance (baile de tubo) y ahora disfruta excitando a su pareja con sus sensuales movimientos.
Usan el baile como un estimulante del encuentro sexual y dentro de sus inquietudes está aprender ritmos brasileños.
Así como ellos descubrieron el poder de la danza previo al coito, muchas parejas en la actualidad ya no se quedan dentro de lo tradicional, donde después de un breve preámbulo pasan a la penetración genital.
Quienes disfrutan del ritmo musical, la lencería vistosa, la anatomía del amor y algunos complementos como perfumes, plumas, flores e inciensos, saben que cada encuentro íntimo es una nueva y excitante oportunidad de descubrir otros placeres erógenos.
El placer, es sensual y sexual, tanto para quien baila como para quien contempla, o es la suma de ambos si deciden hacerlo juntos.
El tango es una de las formas clásicas de la danza excitante, ya que tiene infinidad de caricias que se prodigan durante el baile. Los ritmos propicios al baile erótico son infinitos. Existen pasos rápidos, otros lentos y cadenciosos. Cada pareja que busca en la danza un nuevo estilo sexual necesita encontrar su ritmo en particular.
SÓLO DOS INGREDIENTES SON NECESARIOS…
1.- Ganas de gozar.
2.- Un ritmo musical cadencioso.
Con estos dos sencillos ingredientes se puede llevar al paroxismo a la pareja. El tema musical que elija puede ser el mejor gracias a una sexy interpretación personal.
Si se tienen dudas sobre la mejor manera de bailar frente a la pareja se puede buscar un tutorial en internet, está lleno de ellos.
Lo mejor es que cada quien desarrolle su propio baile y estilo personal. Muchas parejas han reiniciado su vida íntima gracias a esta innovación.
ENFRENTAR EL MIEDO
Para quien nunca ha bailado frente al otro con el propósito de estimular su ánimo erótico la experiencia puede resultar vergonzosa. En ese caso, lo importante es asumir con valor el poder que todos tenemos de renovar nuestra vida sexual.
La danza frente a la pareja no tiene que ser un espectáculo vulgar o corriente, hay que recordar que ante todo son movimientos sensuales que enmarcan las áreas del cuerpo que cada uno elija al bailar.
Dejarse apabullar por la timidez, la vergüenza y el prejuicio, sólo nos dejará a medias en la exploración de esta experiencia que puede marcar una enorme diferencia en el goce de la sexualidad.
Las parejas que se dan permiso de explorar nuevas experiencias siempre encuentran diferentes opciones para divertirse y disfrutar su intimidad.
Cada ritmo tiene su sensualidad. Los géneros musicales afroantillanos, árabes, son los favoritos de quienes incursionan en el baile íntimo.
No hay que temer que salga incompleto en la primera ocasión, la comunicación con la pareja será primordial para saber si el baile está gustando o si hay que cambiar el estilo.
El baile puede realizarlo igual el hombre que la mujer, ya que su propósito es esencialmente estimular el deseo sexual de la pareja, transmitirle el apetito sexual que cada uno siente.
APRENDIENDO JUNTOS
La danza erótica tiene infinidad de opciones para alcanzar el placer. Un método divertido de experimentar es ver juntos las diferentes formas en que otras parejas han descubierto esta estimulante forma de gozar.
Es aconsejable no rechazar, aun después de probar una vez, el valor de la danza erótica, y probar cuando menos con diez ritmos distintos.
La música por sí sola genera en el interior del cuerpo humano la cadencia, el ritmo, la resonancia muscular.
El erotismo es una fuerza, similar a un río lento que puede tornarse embravecido. La música lo irá llevando al punto necesario en que el placer generado bien valga la pena el esfuerzo realizado.
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