Los contenidos pornográficos se han ido adaptando a las tecnologías: desde los medios impresos hasta los digitales de hoy en día. No es de sorprender el hecho de que a raíz del confinamiento, los mayores sitios web pornográficos hayan tenido incremento en sus visitas.
En los últimos años se habla de los efectos negativos de la pornografía, de los aspectos incorrectos que normaliza, de cómo distorsiona la idea de la sexualidad… y es que hablar de porno, es hablar de una idea muy alejada de lo que es en verdad mantener relaciones sexuales. Visto desde la perspectiva feminista se puede decir que este tipo de material audiovisual normaliza el abuso sexual y las violaciones.
El Universal, en su artículo México entre los países que más ven Pornhub (2019), hace dos años México se encontraba dentro del top 10 de países que más consumen pornografía en dicho sitio web. Dentro de las principales búsquedas se encuentran videos relacionados al incesto step mom y la evidente sexualización de las mujeres con terminologías como “tetonas”, “big ass”, “lesbianas”.
Y siguiendo con ese hilo, lo más preocupante es que según un artículo de la BBC, el contenido relacionado a la pornografía infantil ha sido aún más consumido desde que comenzó la actual pandemia. Hay que tomar en cuenta que desafortunadamente México ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil.
Pero, bueno, los sitios web a los que se puede acceder fácilmente por medio de un buscador no tienen (se supone) contenido pedófilo… ¿o no?
Alusiones a la pedofilia
Según la sociedad española de medicina interna, la pedofilia se define como: Trastorno psiquiátrico en el que el afectado tiene excitación o placer sexual a través de actividades o fantasías sexuales con niños o jóvenes, con frecuencia entre 8 y 12 años. Pueden dirigirse a algunos del sexo contrario del pedófilo o del mismo.
Entonces, se entiende que pedofilia no es sólo el abuso de un adulto a un niño pequeño, también la relación entre un adolescente y un mayor de edad lo es. Así que, si bien, las páginas pornográficas no muestran contenido explicito de abuso a menores, si hacen alusión a este con las temáticas de los videos.
Por ejemplo, es muy común que las adolescentes en etapa de secundaria reciban acoso cuando caminan por la calle, vestidas con el uniforme escolar. Dentro de los sitios porno no se encuentran (no deberían) videos donde un adulto mantenga relaciones sexuales con una niña de 12-15 años, pero existen un montón con títulos que rondan en torno a la temática “colegialas”.
Cuerpos infantiles
Dentro de los videos pornográficos los cuerpos femeninos no coinciden con el de una mujer adulta. Las vulvas, por ejemplo, tienen rasgos propios de la infancia, nada que ver con la forma en la que lucen los genitales de una mujer.
La cantidad de videos donde se hace alusión a la violación de mujeres vestidas con ropas infantiles y con cuerpos esbeltos como niñas son incontables, ¿no es, esta, otro tipo de alusión a la pedofilia? Además de que la sumisión es una constante.
Mentes jóvenes
¿Es malo el consumo de pornografía? sí. Aún peor, cuando se trata de niños o adolescentes cuyas mentes aún son muy jóvenes para distinguir entre la realidad y lo que están viendo dentro de un contenido audiovisual.
Cuando los niños y jóvenes consumen este contenido adoptan las acciones que se muestran en él como algo normal. Otro punto importante es que la pornografía puede generar adicción.
Además, si no se categoriza a la pornografía como algo negativo y se siguen normalizando las conductas que proyecta ¿cómo distinguirán los menores lo que es una señal de alerta? De por sí solamente el 2 por ciento de los casos de abuso sexual de menores que ocurren en todo el país son denunciados.
Un niño que tenga acceso a videos donde se muestra contenido incestuoso probablemente no sabrá que necesita pedir ayuda si pasa por una situación parecida; puesto que podría llegar a entenderlo como algo “normal”.
¿Qué hacer?
Tomando en cuenta que las redes sociales y el Internet en general son cada vez más importantes en la vida de las personas, sobre todo de los adolescentes y niños, es casi imposible asegurarse que no se tenga ningún contacto con la pornografía.
Evidentemente los sistemas de protección para dispositivos no están de más puesto que incluso los anuncios emergentes o banners pueden redireccionar a sitios pornográficos.
Pero de nuevo, como se ha mencionado en varios otros artículos, la educación sexual es la base para comprender la sexualidad, sobre todo si hablamos de pequeños que recién empiezan a notar cambios en su cuerpo, y es importante que los padres o tutores hablan con los niños y jóvenes de estos temas.
Y es que hablar de consentimiento con los niños es importante desde que, por ejemplo, entran al kínder donde se empiezan a relacionar con personas adultas.
Así pues, los niños y adolescentes verán, como es debido, el consentimiento como base de cualquier relación sexual y de otros aspectos importantes desde pequeños; como la convivencia con adultos para saber cuales acciones son incorrectas y motivo de acudir a sus padres.
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