Cuando se habla de rehabilitación pulmonar básicamente se habla de un plan dirigido a mejorar la condición de un individuo con algún problema respiratorio crónico.
Son actividades y ejercicios que ayudan al paciente a mejorar su capacidad para realizar las tareas cotidianas.
Un plan de este tipo va dirigido a reducir la dificultar respiratoria, aumentar la tolerancia al ejercicio, promover una sensación de bienestar y disminuir el número de hospitalizaciones.
Es atención clínica que apunta a paliar síntomas de una afección e incrementar la capacidad para activarse.
Puede concluirse que incide en la calidad de vida de quien padece de los pulmones.
Esta rehabilitación, cabe mencionar, no reemplaza el tratamiento médico, va de la mano con él.
Suele iniciarse en un hospital o clínica y luego se traslada al hogar.
CANDIDATOS
¿Quienes necesitan un programa de este tipo?
Personas afectadas por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Las dos caras principales de la EPOC son el enfisema y la bronquitis crónica.
El común denominador de este grupo de afecciones es que las vías respiratorias (conductos por los que entra y sale aire de los pulmones) están parcialmente bloqueadas.
Otros candidatos son los individuos que sufren enfermedad pulmonar intersticial, como la sarcoidosis o la fibrosis pulmonar.
Estos padecimientos causan cicatrización de los pulmones. Los aquejados no alcanzan una oxigenación suficiente.
La rehabilitación también funciona para aquellos que sufren por causa de males hereditarios como la fibrosis quística. Este padecimiento produce una mucosidad espesa y pegajosa que se acumula en los pulmones y bloquea el correr del aire.
Trastornos que deterioran los músculos usados en la respiración, como la disfrofia muscural, son otras puertas que conducen a este tipo de rehabilitación.
El diagnóstico temprano de las afecciones enunciadas mejora los resultados de la rehabilitación.
¿EN QUÉ CONSISTE?
Para empezar, el consejero médico solicita al paciente realizar pruebas de función pulmonar y de actividad física. No es raro que también se pida un análisis de sangre.
Tras considerar el historial clínico de la persona y los tratamientos a los que está sujeto, se diseña un plan adecuado a sus características.
El plan consiste en:
1.- Ejercicios para mejorar la resistencia y la fuerza muscular.
2.- Régimen alimentario.
3.- Manejo de las situaciones que empeoran los síntomas.
4.- Técnicas para evitar el cansancio.
5.- Técnicas para combatir el estrés.
Para obtener los beneficios de la rehabilitación pulmonar hay que ejercitar brazos y piernas.
Sean cuales sean los elementos de la rutina física se recomienda iniciar lentamente e ir aumentando el esfuerzo a medida que se adquiere fortaleza.
La dieta es necesaria porque tanto el bajo peso como el sobrepeso pueden afectar la respiración. Alcanzar la medida ideal favorece la salud.
El paciente debe tomar conciencia de las situaciones que empeoran su condición y evitarlas, desde protegerse contra ciertas infecciones hasta mostrar disciplina para tomar sus medicamentos.
Las técnicas contra el cansacio se refieren a variar la forma en que realizamos algunos movimientos cotidanos de modo que no afecten en demasía la respiración.
Con respecto al estrés, controlarlo es imperativo dado su carácter de factor que propulsa malestares.
MIEDO
No se exagera cuando se afirma que los problemas con la respiración llegan a ser aterradores.
De ahí que el cuidado de la salud mental del paciente sea un tema importante.
Padecer de los conductos que permiten oxigenar el organismo bien puede acarrear depresión, ansiedad y otros trastornos anímicos.
Muchos programas de rehabilitación pulmonar incluyen grupos de apoyo.
Como siempre, perseverar es clave. Debe tenerse en mente que la ganancia, mejorar la calidad de vida, no es poca.
Esa ganancia puede ser traducida como obtener y mantener un grado de independencia y de funcionalidad que no se tenía.
Del lado malo, debe mencionarse que, de acuerdo a la evidencia científica disponible, estos planes de acondicionamiento físico no alargan de modo significativo el tiempo de supervivencia del paciente.
MULTIDISCIPLINARIO
Las actividades de acondicionamiento físico son el elemento central de los programas de rehabilitación. Pueden mejorar el funcionamiento de corazón, pulmones y músculos que se usan para respirar.
Aparatos como la caminadora o la bicicleta fija, ejercicios en agua y rutinas aeróbicas suelen figurar en estos planes de acción.
También se practican técnicas de respiración y relajamiento, por aquello de administrar bien las energías.
La rehabilitación toca aspectos a veces tan simples como adoptar posturas que pueden reducir la dificultad para respirar, como acostarse boca arriba o de lado y apoyarse en almohadas, recargando la cabeza y el cuello, con las rodillas ligeramente dobladas.
Otra postura recomendada es semisentarse con el tronco inclinado hacia el frente.
Los ejercicios respiratorios incluyen fomentar una inhalación lenta y prolongada con la técnica de labios fruncidos:
1.- Jalar aire lentamente por la nariz.
2.- Colocar los labios como si fuera a salibar.
3.- Exhalar, tratando de que el aire salga en el doble o triple del tiempo en que entró al organismo.
A la hora de usar esta técnica hay que recodar no inflar las mejillas.
También existen recursos como la estimulación eléctrica, donde se administran impulsos de electricidad a través de la piel a músculos seleccionados para que estos se fortalezcan mediante la contracción originada por el paso de la corriente.
El trabajo en equipo distingue a los programas de rehabilitación pulmonar más exitosos.
Los integrantes de esa célula multidisciplinaria son, por lo general, un fisioterapeuta, un terapeuta respiratorio, un médico, una enfermera, un psicólogo y un nutricionista.
El paciente suele permanecer bajo la supervisión de los especialistas de cada área entre dos y tres meses.
Luego, puede continuar con el plan de acción en casa.
Es importante que en el hogar se mantenga el esfuerzo para no perder el progreso obtenido.
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