Empleos del futuro
Reportaje

Empleos del futuro

Reprogramarse a las demandas de un contexto

El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, de la robótica y de la Inteligencia Artificial (IA), son algunas de las herramientas que se utilizarán en los trabajos del futuro, aquellos que surgirán para enfrentar las crisis ambientales, de salud y sociales que se prevén.

El lado oscuro de la incorporación plena de la tecnología de vanguardia, es el desplazamiento de las personas, las desiguales condiciones laborales y la incertidumbre que podrían profundizar la brecha de desigualdades existentes en el presente.

En 2017 la American Chamber México, organización que promueve el comercio entre Estados Unidos y México, calculaba el desplazamiento de cinco millones de trabajadores en el país a causa de la automatización de los procesos; en tanto, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertaban sobre el riesgo que traería este cambio en el 63 por ciento del empleo total mexicano, “ocasionando que sean los trabajadores menos calificados los más vulnerables”.

Se avizora el riesgo del desempleo tecnológico, marginando a los obreros sin calificación para el manejo de las nuevas herramientas.

Frente al panorama adverso se escucharon voces que argumentaban la cara positiva de la moneda, como la industria automotriz mexicana, una de las ramas más dinámicas en la incorporación de robots en sus procesos. “En realidad, la automatización crea nuevos empleos y nuevas categorías de empleos. La nueva división del trabajo entre los robots, los clientes que utilizan el autoservicio automatizado y los empleados, llevará una reconfiguración significativa de la fuerza laboral entre 2017 y 2027”, declaró Germán Ortiz, socio líder de la Industria de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones en Deloitte, firma de asesoría económica y financiera.

Pese a ello, el temor de la sustitución de la persona por la máquina se mantiene en los estudiosos para el caso latinoamericano: algunos consideran que el desempleo tecnológico será efímero ante el equilibrio que logre de forma natural el mercado de trabajo. Otros investigadores señalan que la incorporación de la automatización acarreará un desempleo estructural en los países sino se configuran desde este momento alternativas para prevenirlo.

Si las máquinas desplazan la mano de obra se abre una alternativa: o bien los trabajadores serán reabsorbidos, ya que al caer los costos por unidad los precios bajan y sube la demanda de producto, aumentando así la demanda de mano de obra; o bien los trabajadores desplazados aceptarán salarios más bajos, acarreando una substitución de capital por mano de obra en otros sectores y una tendencia a una producción en la que la razón capital-producto será menos elevada”, reflexionó el economista laboral británico Guy Standing.

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “las competencias de hoy no se ajustarán a los trabajos de mañana y las nuevas competencias adquiridas pueden quedar desfasadas rápidamente”, reveló la Comisión Mundial Sobre el Futuro del Trabajo de aquella institución internacional, en su informe Trabajar para un futuro más prometedor.

Nuevas ventanas laborales centradas en el individuo

Si la tendencia de las naciones se encamina en formalizar y aplicar políticas públicas enfocadas en la sustentabilidad, se generarían millones de puestos de trabajo en las áreas de ingeniería ambiental, responsabilidad social, biotecnología y más. El efecto colateral sería la desaparición de puestos de trabajo en las industrias que generen combustibles fósiles y aprovechen los recursos naturales sin aplicar medidas de remediación en sus procesos, pero este panorama camina lento.

Otra de las variables que influirá en el perfil de los empleos futuros es la evolución demográfica. La población del mundo está envejeciendo y las familias reducen el número de sus integrantes. Esta condición demandará servicios de cuidado, acrecentará los sistemas de seguridad social y la atención geriátrica, una rama de servicios que en la actualidad está en crisis por la carga abrumadora en el sistema de pensiones.

 

La OIT convoca a los gobiernos a sensibilizarse frente a estas transformaciones profundas para “crear un futuro más prometedor y conseguir seguridad económica, igualdad de oportunidades y justicia social”, especialmente en este presente cuando el tejido social está maltrecho.

Gobierno, empresarios, sindicatos y el trabajador, son los actores que deberían “revitalizar el contrato social” enfocados en una participación justa en el progreso económico, en el respeto a los derechos y en la protección de riesgos, recomienda la OIT.

El organismo internacional acentúa la necesidad de crear un programa centrado en las personas para el futuro del trabajo, compuesto por tres ejes de actuación que implican el incremento de la inversión para enriquecer y diversificar las capacidades de las personas, fortalecer a las instituciones del trabajo y procurar el trabajo decente y sostenible.

Y desglosa: si las personas prosperan en la era digital (que está marcando la conformación de nuevos empleos) es posible que se genere un mayor desarrollo y sus dimensiones alcancen la esfera de los derechos humanos y del equilibrio ambiental.

Las personas, continúa la OIT, tienen el derecho a un aprendizaje a lo largo de la vida que les permita adquirir nuevas habilidades, también perfeccionarlas para “reciclarse profesionalmente”. Esto implicaría en primera instancia la cobertura educativa en la totalidad de la población y la incorporación en los planes de estudios desde primaria, del conocimiento y dominio de las nuevas tecnologías, de la ciencia y las matemáticas.

Los gobiernos deberán incrementar las inversiones en las instituciones, fortalecer las políticas y las estrategias para apoyar a las personas a incorporarse en el mercado laboral, ya sean jóvenes o adultos en edad avanzada, es decir, “generar una sociedad activa a lo largo de su vida”, porque las transiciones del trabajo serán más continuas, advierte la Organización Internacional del Trabajo.

Aplicar un programa transformador y medible para la igualdad de género y proporcionar protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez, tendrían que ser elementos protagónicos en las políticas del gobierno a implementarse desde ahora para asegurar el futuro próximo ante los veloces cambios laborales.

La OIT también plantea un cambio en la política laboral, regresar al origen en el sentido de revitalizar a las instituciones que regulan el trabajo y fortalecer los contratos, incluso los convenios colectivos. Para la OIT éstas son herramientas “forjadoras de las vías que llevan a la formalización, la reducción de la pobreza laboral y un futuro de trabajo con dignidad, seguridad e igualdad económicas”.

Los planteamientos de la OIT podrían ser calificados de “socialistas”, bajo la interpretación de la búsqueda del bien común; no persigue el despojo de la propiedad, por el contrario, busca el fortalecimiento de las instituciones públicas y privadas para que sean capaces de lograr ambientes amigables para el trabajador, el que a fin de cuentas deberá ajustarse a los nuevos empleos y las modernas herramientas.

Respecto a las tecnologías de nueva generación el organismo internacional plantea “encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente”. Significa que tanto los empleadores como los empleados deberán diseñar el concepto del puesto de trabajo. “Significa también que se adopte un enfoque de la inteligencia artificial bajo control humano, que garantice que las decisiones definitivas que afectan a la actividad laboral sean tomadas por personas”.

Es un deseo “establecer sistemas de gobernanza internacional sobre las plataformas digitales del trabajo, que exija a estas plataformas y a sus clientes el respeto a los derechos y garanticen las protecciones mínimas”, se lee en el análisis citado.

Los empleos (deseados) del futuro

Sí se llegase a transformar el “pacto social” con una visión humanista y equitativa para el futuro, y busque incorporar a más personas, capacitarlas y educarlas constantemente, podrían tener éxito trabajos como los siguientes:

Empleos verdes. En las recientes dos décadas se ha incrementado la presencia de los empleos verdes, ocupados por mantener el equilibrio ambiental en el planeta. La preservación de los recursos naturales y la recuperación de los mismos son objetivos primordiales en ese tipo de trabajos.

Los empleos verdes tienen cabida en diversos sectores económicos, desde la fabricación de productos, la construcción de infraestructura urbana, incluso en la creación de artículos de moda. En las ramas de energías renovables sin duda ocupan un lugar preponderante al igual que en la electrónica y la gestión de residuos de todo tipo.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo los empleos verdes contribuyen en el incremento de la eficiencia energética y en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Buscan minimizar los residuos y la contaminación así como la protección de los ecosistemas y su restauración.

Los expertos en esta rama ofrecen alternativas para adaptarse al cambio climático y algo aún más deseable: frenarlo y revertirlo.

Según estimaciones de la OIT, la transición a una economía verde podría crear 60 millones de empleos en los próximos 15 años”.

Otra rama que se acrecentará en el futuro es la economía del cuidado. Los servicios de salud, el cuidado de infantes, la educación en la primera infancia, las atenciones a las personas con discapacidad y atenciones de larga duración, así como para las personas adultas, están contemplados en esta rama laboral, que si bien no es nueva, se mantendrá en el futuro.

El fundamento para asegurar que la economía del cuidado será uno de los empleos boyantes, radica en los cambios demográficos en el mundo. La población está envejeciendo en la mayoría de los países desarrollados, esta proyección abre la ventana de posibilidades para consolidar empresas de este giro.

Según se desprende de datos estadísticos de la OIT, se podrán crear unos 269 millones de puestos de trabajo si, para el 2030, se duplica la inversión en educación, salud y trabajo social”.

La siguiente gran área de oportunidad es la gig economy. El trabajo a distancia es un nuevo campo laboral que comenzó con la pandemia y que se descubrió podría aplicarse en diversos ámbitos gracias a la innovación tecnológica. La llamada gig economy está caracterizada por los trabajos esporádicos aprovechando las plataformas digitales. Los trabajadores cuentan con diversas actividades a corto plazo o bajo contrato en línea con diversos empleadores en el mundo. La relación laboral tradicional queda al margen ante esta nueva forma de establecer convenios de colaboración y trabajo a distancia. “Esto permite que los trabajadores obtengan ingresos y que las empresas organicen el trabajo de manera diferente”, reseña la OIT en su página de Internet.

Aunque siempre existe el lado oscuro de los escenarios. Se destaca como aspectos adversos, según el análisis del propio organismo internacional, que los salarios obtenidos por la mayoría de estos trabajadores a distancia es inferior al salario mínimo. Otra adversidad es la inseguridad laboral y las condiciones de trabajo.

Otras dificultades que se presentan con el tele-trabajo, plantean los siguientes cuestionamientos: “¿Cuál es la situación laboral de las personas inmersas en el trabajo colaborativo y el trabajo a pedido que compiten para realizar tareas puntuales para sus empleadores?”, un dato aún desconocido parcialmente.

Asimismo se cuestiona respecto a la garantía de los derechos fundamentales de los trabajadores de la economía de plataformas, como se le identifica a este tipo de desempeños remunerados. Garantizar estos derechos, así como la representación colectiva de los trabajadores de plataformas para negociar mejores salarios y acceso a la protección social adecuada, son otros aspectos aún irresueltos que repercuten en el desarrollo de estas modalidades de trabajo a escala mundial.

En México se calculó que por lo menos 12 millones de trabajadores independientes (una de cada cinco personas) laboró con este esquema a distancia hace un par de años. “Este tipo de trabajadores tienen como principal característica ser la primera generación cien por ciento digital, capaz de controlar hasta cinco pantallas a la vez”, reseñó la revista Forbes a propósito de la nueva modalidad.

Algunos ejemplos de empleados a distancia por encargo son los contratistas independientes, trabajadores basados en proyectos y contrataciones temporales, o a tiempo parcial.

Innovación, ¿acaso significa volver al pasado?

La economía rural es de las áreas laborales del presente y del futuro. Sin duda. Los alimentos provienen de este sector que en la actualidad ha sido cooptado por poderosos consorcios que desplazaron a los campesinos tradicionales. En el modelo a futuro se prevé que la agricultura retome su antigua dimensión al democratizarla y también trasladar la producción de alimentos a las ciudades por medio de huertos en casa.

La economía rural, asegura la OIT, ofrece un gran potencial para crear empleo decente y productivo, y contribuye al desarrollo sostenible y al crecimiento económico”.

Fortalecer los programas de apoyo agrícola en las zonas rurales beneficiaría al 80 por ciento de las personas en situación de pobreza, ya que viven en zonas rurales. Fomentar la agricultura en las zonas de extrema pobreza mitigaría este fenómeno en el año 2030, prevé la OIT.

La agricultura seguirá siendo el principal sector económico en muchas zonas rurales. Por otro lado, es probable que las poblaciones rurales se beneficien del desarrollo de los sectores turístico y del ocio” como actividades secundarias o incluso principales en aquellas zonas enriquecidas por la naturaleza, la arqueología y la paleontología.

En estos trabajos del futuro la estructura demográfica también juega su papel. En los sectores rurales la migración de jóvenes hacia las ciudades es frecuente, los pueblos son habitados por los viejos, “lo que probablemente contribuirá a un aumento de la demanda de empleos médicos, de cuidado y seguridad fuera de las zonas metropolitanas”, considera la OIT, y reafirma: “El sector de cuidados presenta un gran potencial de creación de empleo en el futuro”.

Una más de las áreas que presentan mayor potencial para la creación de empleos tiene que ver con las cadenas mundiales de suministro. La complejidad en la producción y distribución de bienes se ha incrementado. Las empresas dejaron de concentrar su producción en regiones específicas, en cambio aprovechan redes mundiales trasnacionales para maximizar los beneficios y reducir al máximo las pérdidas.

Las cadenas mundiales de suministro, registra la OIT, transforman la economía mundial, “en las recientes tres décadas fueron el motor de crecimiento y de creación de empleo en los países en desarrollo”.

El organismo acepta como adversidad que un amplio número de trabajos en las cadenas mundiales de suministros, podrían ser reemplazados por máquinas, sin embargo por el momento la opción resulta más onerosa que el pago de salarios, pero no descarta esta posibilidad debido a la reducción paulatina de los costos de las máquinas; “con el tiempo, es lo que puede hacer viable que se reubique gran parte de la producción. Ello podría conllevar la reestructuración de las cadenas mundiales de suministro, a medida que las regiones en desarrollo pierden puestos de trabajo, cuya actividad pasaría a ser realizada por máquinas en regiones desarrolladas”.

El escenario negativo que plantea ante esta posibilidad resultaría en pérdida de empleos, deterioro de los salarios y de las condiciones de trabajo. Por ello insiste la OIT en formular políticas relativas al mercado de trabajo que aborden esa transformación, así como políticas económicas que amplíen y diversifiquen los sectores productivos y que promuevan las inspecciones de trabajo para garantizar condiciones adecuadas.

Acaso lo más atractivo del futuro es la era de los robots. Los índices de robotización van desde el diez por ciento hasta el sesenta por ciento en algunos centros de trabajo en el mundo; frente a esta incorporación “inevitablemente se darán pérdidas de empleos”.

La respuesta al panorama contrario está en la reorientación de las competencias y habilidades de los trabajadores: “Los sistemas robóticos debe conectarse a una red, mantenerse y actualizarse. Ello conllevará a la creación de nuevos puestos de trabajo que requieran competencias sobre ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas” (CTIM).

Para la OIT los programadores de software y de códigos informáticos, “serán los trabajadores manuales del futuro. En las cadenas de producción de las economías desarrolladas hay actualmente 14 robots, que requieren un mantenimiento periódico por cada mil empleados. Se prevé que esa proporción aumente”, indica la institución.

¿Qué expectativa tienen los jóvenes sobre el trabajo del futuro?

Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son aquellos conocimientos y habilidades que deberán adquirir aquellas personas que están previendo el trabajo a futuro, sin embargo los jóvenes en Latinoamérica no las están estudiando, reveló un estudio realizado por la máxima casa de estudios de México.

Jóvenes quienes además, parece que manifiestan cierta inocencia al confiar en un mejor futuro sin considerar a las matemáticas en su formación: Más del 60 por ciento de los muchachos latinoamericanos tiene confianza en el porvenir laboral. Es el primer resultado que arrojó esta encuesta aplicada a través del Internet por los investigadores Juan Chacaltana, Guillermo Dema y Claudia Ruiz en su análisis auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) titulado El futuro del trabajo que queremos. La voz de los jóvenes y diferentes miradas desde América Latina y el Caribe.

Según las edades, las expectativas son muy distintas, siendo los más jóvenes los más optimistas con respecto a su futuro”, arrojó la encuesta, en la cual también se identificaron los tipos de estudios profesionales de los entrevistados, lo que generó suspicacias respecto a aquel optimismo: más de un tercio de los que respondieron la encuesta está cursando una carrera relacionada con las ciencias empresariales, seguido de carreras vinculadas con el arte y las humanidades, a pesar de que “se ha documentado en varios lugares que una de las ramas de carreras más pertinentes para la revolución tecnológica es la de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. En la encuesta en línea sólo uno de cada diez jóvenes que respondieron estudia una carrera de este tipo”.

Es de llamar la atención que la mayoría de los entrevistados que se decidieron estudiar carreras más vinculadas con las humanidades, radiquen en las ciudades. En cambio un mayor porcentaje de estudiantes de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas vive en zonas rurales. “Este resultado podría evidenciar el desarrollo de algunas industrias en zonas rurales, lo cual podría estar demandando profesionales de este tipo”, dedujeron los analistas.

Se agregó en los resultados “que entre los que eligieron ciencias empresariales contra los que seleccionaron carreras vinculadas a la ciencia y tecnología, hay más jóvenes que lo hicieron porque vieron buenas oportunidades. Entre los que eligieron ciencias sociales, arte y humanidades, las principales razones tienen que ver con el altruismo o el interés personal”.

En teoría las careras del futuro están relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, pero la mayoría de los jóvenes no las están estudiando, según la encuesta de la UNAM.

Sin duda esto preocupa porque es con base en percepciones y expectativas que los jóvenes eligen qué estudiar y en qué trabajar. Se necesitan más estudios, entonces, no sólo para confirmar esta percepción, sino para explorar en sus causas”, coincidieron los investigadores.

El informe que puede consultarse en Internet, revela además las condiciones laborales de los encuestados: “Se puede destacar la preferencia por trabajar en sus propias empresas en el futuro (69 por ciento) aunque en la actualidad menos del 10 por ciento de los jóvenes encuestados lo hacen. También hubo un porcentaje considerable de jóvenes que quisiera trabajar en el sector público (41 por ciento), mientras que en la actualidad sólo 16 por ciento efectivamente lo hace. Se observa también optimismo con respecto a las condiciones laborales: 63 por ciento espera trabajar en un ambiente laboral adecuado, 66 por ciento espera desarrollar sus habilidades al máximo, 64 por ciento espera contar con seguro médico y aportes a su jubilación, 76 por ciento espera tener un buen salario y 69 por ciento espera encontrarse satisfecho con su situación laboral. En línea con la tendencia de las relaciones atípicas de trabajo, 40 por ciento espera trabajar desde su casa y 59 por ciento espera tener horarios laborales flexibles. En menor medida se observan jóvenes que esperan trabajar con horarios fijos en empresas, aunque ésta sea la realidad de la mayoría de jóvenes ocupados”, revela el estudio respecto a la población latinoamericana.

Las nuevas tecnologías protagónicas

La inserción de las modernas herramientas tecnológicas resulta inevitable para el grupo de estudio de la UNAM, ya que el 61 por ciento considera que en el futuro la robotización y la automatización de los procesos modificarán la oferta laboral. Solo un 20 por ciento cree que no será así y el resto no lo sabe. Respecto a si este protagonismo tecnológico afectará el futuro laboral, el 59 por ciento piensa que sí y que lo hará de forma positiva.

¿Cómo le afectará? Una mayoría (el 73 por ciento) señala que esto le impone la necesidad de tener que capacitarse constantemente en áreas o especialidades respecto a la tecnología”.

El optimismo se mantiene en los latinoamericanos de entre 18 y 29 años de edad que respondieron los cuestionarios, porque sostienen que la tecnología “podrá optimizar los procesos productivos y trabajar menos”, así lo cree el 33 por ciento; en tanto el 30 por ciento espera que haya más acceso a los nuevos mercados laborales y a mejores maneras de intercambio con sus compañeros. Y el 29 por ciento piensa que se volverán menos importantes “pues la tecnología podrá reemplazar lo que hacen”, se reveló.

Los cambios en la educación afectarán poco en la capacidad de adaptarse a los nuevos contextos, refieren los encuestados, a menos que haya modificaciones sustanciales en los métodos de enseñanza, en los currículos y en la creación de nuevas carreras.

Los analistas concluyen que aún existen obstáculos diversos para la inclusión en el ambiente laboral entre los jóvenes de América Latina y el Caribe, que la brecha laboral se mantiene amplia y que existen sectores vulnerables como las mujeres jóvenes, los jóvenes con escasa formación o que trabajan en el sector informal y quienes viven en áreas rurales.

Es común y normal que los muchachos piensen en el futuro, lo que llamó la atención de los investigadores es que, a pesar del contexto que plantea malos augurios económicos y laborales en América Latina y el Caribe, “los jóvenes perciben la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y de empleo en relación con la generación de sus padres”.

Trabajo futuro ¿buenos empleos para todos?

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que pertenece a la Organización de las Naciones Unidas, así como el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, auspiciaron a los investigadores Graciela Bensusán, Werner Eichhorst y Juan Manuel Rodríguez para elaborar el documento bajo el título Las transformaciones tecnológicas y sus desafíos para el empleo, las relaciones laborales y la identificación de la demanda de cualificaciones; en el análisis identifican cuatro factores que influirán en el trabajo futuro: la globalización, la tecnología, el cambio demográfico y las instituciones del mercado laboral. Tampoco descartan la polarización social y económica en el mundo del trabajo, por esta razón plantean las características que deberán tener los trabajadores, las tareas que deberán desarrollarse y las aptitudes requeridas.

El capital reemplazará a la mano de obra, especialmente en países de altos ingresos, escribieron en el informe, lo sustentan con las tendencias de automatización y la proyección del porcentaje de personas en situación de alto riesgo de perder su empleo.

En Austria, por ejemplo, se prevé un incremento superior del 40 por ciento en la automatización de los procesos productivos, lo que acarrearía un desempleo arriba del diez por ciento. Los mismos porcentajes se proyectan para Alemania y España.

En la República Checa, Italia, Países Bajos, Noruega y Reino Unido el porcentaje de personas en situación de alto riesgo de perder su empleo por las incorporaciones de robots en las fábricas, es del diez por ciento.

Estos cambios no son algo completamente nuevo e incluso todavía no se ha demostrado el carácter posiblemente perjudicial de las tecnologías digitales, que suele darse por sentado. Por el momento se puede más bien prever un desarrollo más evolutivo (…). En los estudios relacionados se destaca un aumento del trabajo intensivo en conocimientos, en particular profesiones científicas, de investigación y desarrollo o creativas, así como del empleo en servicios de salud, educación y sociales, que presentan un fuerte componente interactivo. En muchas de estas profesiones se han creado más empleos y las condiciones de trabajo, especialmente las posibilidades de ingresos, han mejorado en los últimos años”, es lo que ha ocurrido en naciones desarrolladas, lo que no se prevé en países con economías emergentes.

En el Primer Mundo la situación laboral está determinada por la importancia y la capacidad de enfrentar los retos y la incertidumbre, de innovar, de crear y de interactuar, así como en la rapidez para adaptarse a los cambios “o la ventaja de ser el primero”.

La inserción tecnológica en los procesos de producción provocará la especialización de las capacidades humanas, serán más específicas con el fin de que no puedan reemplazarse fácilmente con una máquina. “Por consiguiente, cobrará máxima importancia el trabajo humano que complemente a las soluciones tecnológicas o se realice en zonas bastante alejadas de las posibilidades de automatización”, señalaron los investigadores.

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