Son varios temas los que Brenda Navarro pone sobre la mesa con su nueva novela Ceniza en la boca editada por Sexto Piso. La violencia estructural, el suicidio adolescente, la migración, el racismo y el narcotráfico, son algunos de los hilos que la autora mexicana entreteje para construir una muy lograda ficción que al pasar de página nos hace tomarnos de la mano de la protagonista por la que inevitablemente llegamos a sentir empatía.
Desde el primer párrafo la novela fulmina. La voz de la hermana de Diego (de la que nunca se expone el nombre) narra el suicidio del adolescente, que aunque ella no vio, recrea. Se trata de la primera de cuatro partes en la que la protagonista nos describe quién era Diego y cómo ella tuvo que asumir su crianza debido a que la madre de ambos migró a España con la promesa de que algún día ellos la alcanzarían en un prospecto de vida que jamás alcanzarían viviendo en México.
Aquí hay dos vertientes: una madre abandona a sus hijos no por el sueño americano, sino por el sueño europeo. Dos hebras que la autora jala para después desdoblar una serie de situaciones que detonan en el suicidio del menor de la familia, que, cabe mencionar, no comparte el mismo padre con la protagonista.
En la cuarta de forros se describe a Ceniza en la boca como una novela que narra el viaje emocional de una joven que intuye las razones del suicidio de su hermano adolescente y protagoniza su propio síndrome de Ulises, en el que ni la ida ni la vuelta son realmente destino.
SOBRE LA AUTORA
Fue durante el 2020 que la literatura de Brenda Navarro explotó con su novela Casas vacías, un material que rápidamente la colocó como una de las mejores narradoras mexicanas contemporáneas de voz potente y audaz, que ficciona en torno a temas como las desapariciones forzadas y la maternidad.
Justo con su opera prima Casas vacías, la autora mereció el XLII Premio Tigre Juan y fue traducida a siete lenguas.
A dos años de su primera publicación y radicando en España, Navarro lanza Ceniza en la boca “un libro que quema y plantea la dolorosa pregunta de qué vida merece la pena ser vivida”.
UN SABOR AMARGO
Primero el suicidio de Diego, después la experiencia del desarraigo. En alguna parte de la novela, la protagonista relata que la idea de que la vida de ella y su hermano cambiarían al encontrarse con su mamá en España, se esfumó al poco tiempo de llegar al país europeo.
“Para mí irnos de México significaba huir de la violencia que terminó arrasando con mi familia, pero en España nos esperaba otro tipo de violencia, una menos aparatosa pero igual de cruel, en donde te exigen lealtad mientras te violentan minuciosamente porque no eres como ellos”, describe la joven que en muchos momentos de la trama expresa cómo el hacerse cargo de su hermano desde pequeño, le había apresurado a ser adulta, una a la que, incluso, su propia madre le representaba una carga.
Pocas veces se toca el tema de la madre ausente. Navarro lo aborda desde el reclamo de una hija, que aunque, intuye, la mujer que le dio la vida hace un esfuerzo por sacarlos adelante, la observa como alguien que no decidió una vida muy distinta a la que tenían en México. España le ofreció la explotación laboral y el maltrato de los residentes por no “ser como ellos”, por ser la extraña, “la panchita”, adjetivo racista con el que se refieren a las mexicanas.
El golpe de adaptación tanto al país, como a la madre, estalló en que la protagonista terminara por mudarse a Barcelona, un lugar en el que se cuestionó quién era ella.
Lejos de Diego, intentó construirse un futuro que como efecto espejo no se diferenciaba mucho al de su madre. Cuidando bebés y ancianos, la protagonista pronto cayó en cuenta de que por más que se esforzara, el panorama que se avecinaba no jugaba a su favor, incluso llegó a cuestionarse: “Qué haces sin futuro? Igual eso pensó mi hermano y quizá por eso fue que se aventó ¿cuál futuro?”.
LA VIDA DESPUÉS DE UN SUICIDIO
La novela también roza el tema de la culpa y lo difícil que resulta afrontar el que un familiar decida quitarse la vida.
La protagonista relata sobre la afición de Diego por volar. Cuando era pequeño, ella le explicaba que los humanos no podían volar, y Diego que sí. Y ella bueno que sí, pero que en avión. “yo quiero volar solito, sin avión: yo, en el aire, sin capa”. Y al final Diego si pudo volar, durante seis segundos, para luego morir. No dejó carta, no dejó mensaje, nada. Sólo preguntas para los que se quedaban.
Una llamada avisando el vuelo de Diego, y la protagonista comenzó el calvario. Tuvo que regresar a México con su hermano en una urna hecho cenizas, que en ocasiones, relata en la historia, se llevaba a la boca. Confiesa: le gustaba comerse a Diego porque la hacía sentir paz.
Con la muerte en esa caja, la protagonista descubre que el país que dejó atrás (México), en su ausencia, no hizo otra cosa más que descomponerse más. Y ahí, de frente a esa realidad se atreve a justificar la acción de Diego: “abracé su decisión. No había una vida por delante, ni para Diego, ni para mí. Al menos mi hermano tuvo la claridad de verlo y tomar el riesgo de ser el único que decidía sobre su destino”.
Para Diego, fan de Vampire Weekend, todo se resumía a la frase de una canción de esa banda de indie rock newyorkina: Lo seguro, siempre es que: “Hay una lápida justo frente a ti”.
EL ABANDONO
La vida nunca fue justa para la protagonista: desde muy chica tiene que hacerse cargo de su hermano menor, sufre el favoritismo que los abuelos, con los que se quedan a vivir, tienen por Diego. Es abandonada por su madre, vive el desarraigo en un país que sólo le brinda malos tratos y un mal logrado amor. Nadie parece escucharle.
“¿Quién llorará por mí si todos están ocupados llorándote a ti?”, se cuestiona la protagonista en una atmósfera que se tienta de abandono.
Además, la violencia en su país le arrebató a familiares y a amigos. Muchas muertes y poca esperanza, sin embargo, la protagonista nos hace sentir a los lectores que sus sueños sólo están postergados por una serie de circunstancias ajenas a ella. La imagen frágil de la niña que se queda a cargo de su hermano, adquiere fortaleza al avanzar la trama y se acentúa la frase : “lo que no te mata te hace más fuerte”. La protagonista es un ejemplo de ello, pues como ella misma describe, es capaz hasta de disfrutar el sabor de la ceniza en su boca.
Comentarios