El mito del rey Midas cuenta una de las primeras historias del mundo sobre la alquimia. Al codicioso Midas se le concedió un deseo del dios griego Dionisio, y eligió la capacidad de transmutar todo lo que tocaba en oro. Desafortunadamente, el rey rápidamente se dio cuenta de que este regalo era más una maldición, debido a que no podía disfrutar de muchos de los verdaderos placeres de la vida, como el sabor de la buena comida y el buen vino, o los encuentros con sus amantes.
Si bien el mito de Midas pretende advertir contra caer en la esclavitud de los propios deseos, también expone el enamoramiento humano con el oro. Este atractivo metal ha cautivado a los humanos durante milenios, sin duda desde los días del Egipto de los faraones hasta la búsqueda desesperada del Dorado en el continente americano por los exploradores europeos en el siglo XVI, y ha sido la base de la moneda de muchas naciones durante cientos de años. Su alto valor, derivado de su rareza, estabilidad química y belleza, lo convierte en un bien material muy seductor, ya sea que se use en monedas, en las paredes de una iglesia o en una computadora.
Sin embargo, a pesar de los intensos esfuerzos a lo largo de la historia para extraer oro de la Tierra, las mejores estimaciones sugieren que hasta la fecha sólo se han extraído 190 mil toneladas métricas de este metal, una cantidad considerablemente pequeña en perspectiva con las necesidades de la actualidad, lo que podría ser la razón por la cual el oro tiende, históricamente, a ser la base de la prosperidad económica del mundo.
ELECTRÓNICA
El oro y la plata siguen siendo la base de la industria de la joyería de lujo y, en los últimos años, se han convertido en uno de los materiales más destacados en la producción de una necesidad humana contemporánea y cara: la electrónica.
El oro se usa para fabricar muchos de los dispositivos que se consumen frenéticamente, como teléfonos celulares, tabletas y computadoras. Esto se debe a sus propiedades eléctricas altamente eficientes y su resistencia a la corrosión, que no tienen comparación con ningún otro metal. Pero la fabricación de sólo 40 celulares requiere aproximadamente un gramo de oro, lo que corresponde a casi una tonelada de mineral extraído. Dado el aumento persistente en la producción de productos electrónicos y la oferta limitada y decreciente de oro, ¿cómo podrá mantenerse la oferta de este material precioso durante muchos años?
Algunos expertos en química y ecología ven una solución en el reciclaje de desechos electrónicos, un proceso que a menudo se denomina ‘minería urbana’. Dado que una tonelada métrica de placas de circuitos de celulares recicladas puede tener entre 40 y 800 veces más oro que el que se encuentra en una tonelada métrica de mineral en bruto, parece irracional volver a depositar el metal precioso en la tierra a través de vertederos. A pesar de esto, y del hecho de que la minería urbana es cada día más rentable, actualmente sólo se recicla el 20 por ciento de todos los desechos electrónicos.
En 2017, el Global E-Waste Monitor proyectó que la cantidad de residuos electrónicos generados a finales de 2021 alcanzaría los 52.2 millones de toneladas métricas. Dadas estas cifras, se estima que el valor del oro en la basura supera los 10 mil millones de euros (213 mil 580 millones 814 mil 600 pesos mexicanos). Además de eso, los muchos otros metales preciosos en la basura, como la plata, el cobre y el platino, agregan aún más valor a los desechos. Por tanto, dada su importancia económica y tecnológica, es hora de plantearse si en el futuro también se pueden explotar otras fuentes que aún no son decididamente viables.
EN EL MAR
¿Cómo se vería realmente esta minería alternativa y futurista? Por ejemplo, metales como cobre, plomo e incluso plata y oro están apareciendo en los sistemas de alcantarillado de todo el mundo, como resultado de su creciente uso en diversas industrias. Además de que en las aguas residuales, también se encuentran pequeñas cantidades de oro tanto en agua dulce de ríos, como en agua del mar. Desde que el químico británico Edward Sonstadt descubrió por primera vez la existencia de oro en el mar en 1872, muchos han soñado con su eventual extracción, pero hasta la fecha todos los esfuerzos han fracasado.
La falta de éxito se deriva de la ausencia de un proceso químico adecuado y ecológico que sea capaz de concentrar eficientemente el metal precioso de tales soluciones diluidas. Además, aunque hay más de 20 millones de toneladas métricas de oro en los océanos, la cantidad de oro en el agua de mar es minúscula en comparación con las grandes cantidades de otros metales. De hecho, se necesitan 100 millones de toneladas métricas de agua de mar para extraer un solo gramo de oro.
El hecho de que los mares estén repletos de oro y otros metales valiosos sigue impulsando los esfuerzos de muchos científicos de todo el mundo, incluso si ninguna tecnología ha demostrado aún su rendimiento en entornos tan complejos. Estas deficiencias han despertado el interés de muchos químicos, como los que trabajan para la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), como Wendy Lee Queen, que con el apoyo en divulgación de Mirko Bischofberger, desarrollaron materiales esponjosos con orificios microscópicos que pueden extraer y concentrar selectivamente oro de una variedad de las mezclas líquidas más complejas de la Tierra. Explican que una esponja de este tipo puede extraer oro relativamente rápido de aguas residuales industriales suizas, agua de ríos y muchas otras soluciones en cuestión de minutos.
Las esponjas exhiben tasas de extracción de oro sin precedentes porque pueden concentrar hasta un gramo de oro dentro de un gramo de esponja. Además, debido a la notable selectividad de la esponja por el oro sobre otros metales, la pureza del extracto de oro es impresionantemente alta de 23.9 quilates. Esta es la pureza más alta reportada hasta la fecha para un proceso de extracción de este tipo.
CAMBIO DE PERSPECTIVA
Si la minería alternativa a partir de deshechos o del mar es una realidad ecológica y económicamente viable, el desafío consistirá en que las compañías titanes de la minería en todo el mundo comiencen a invertir en la tecnología y en el talento necesarios para cambiar, o en el más probable de los casos, ampliar sus operaciones. Finalmente, la estrategia más efectiva para lograr el equilibrio ambiental en la que empresas e individuos pueden participar es una significativa reducción de consumo, a la vez que la ralentización del proceso de obsolescencia de los dispositivos electrónicos.
Mientras el rey Midas acudió a los dioses para obtener todo el oro que deseaba, los químicos modernos usan el ingenio para avanzar el cumplimiento de sueños humanos antiguos. El ingenio científico eventualmente puede liderar el desarrollo de tecnologías ecológicamente más eficientes y funcionales con base en energía más sustentable, útiles para la extracción de metales preciosos en los rincones aparentemente más improbables, sin embargo, la lección de Midas es valiosa, y esta es la mejor época para dejar de ser esclavos de nuestros deseos.
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