Secuelas pulmonares de la pandemia
Salud

Secuelas pulmonares de la pandemia

Un virus que dejó huella

Está demostrado que la infección por coronavirus puede aumentar el riesgo de sufrir problemas de salud a largo plazo.

No hablamos solamente de COVID persistente, es decir de los síntomas habituales que se siguen experimentando tras recuperarse del mal, incluso cuando este ha sido leve.

Por efecto de la enfermedad y de los procesos inflamatorios que lleva a cabo el organismo, el virus de nuestros días llega a causar secuelas pulmonares temporales o permanentes.

Adultos mayores y personas que sufren afecciones médicas son los grupos más afectados por efectos residuales.

Cabe mencionar que las secuelas respiratorias también se originan a partir de infecciones intrahospitalarias, complicaciones del virus (como infartos), problemas nutricionales y metabólicos.

La acción de algunos medicamentos y las condiciones del tratamiento recibido en áreas de terapia intensiva (la ventilación mecánica, por ejemplo) son otras raíces del problema.

Tos crónica, fibrosis pulmonar, bronquiectasias y trombosis pulmonar son afecciones que pueden desarrollarse a consecuencia del contagio.

SIGNOS Y FIBROSIS

Lo normal es que los infectados no presenten secuelas respiratorias.

¿Qué acarrea las secuelas pulmonares de la COVID-19?

La comunidad médica apunta a situaciones como la persistencia del virus en la sangre, la reinfección, reacciones inflamatorias o inmunes y factores psicológicos.

Una fracción menor de los contagiados registra molestias temporales, que se resuelven de dos a seis semanas después del episodio agudo de la enfermedad.

El profesional de la salud suele prescribir medicamentos apropiados para lidiar con esos síntomas.

Sin embargo, hay signos del agente infeccioso que perduran con la forma de dificultad para respirar, niveles bajos de saturación de oxígeno, dolor en pecho, espalda o articulaciones, mareos, desmayos y fatiga.

Se trata de molestias frecuentes del perjuicio causado por el virus a las vías respiratorias.

Para efectos mayores, se requiere una evaluación especializada; cuando son severos exigen un servicio de emergencia, realizar exámenes y tratar los hallazgos.

Una minoría de los contagiados, por lo general pacientes que desarrollaron un cuadro grave de COVID-19, desarrolla fibrosis pulmonar, es decir, se forma tejido cicatricial en los pulmones.

Ese tejido es duro y carece de la elasticidad que los órganos respiratorios necesitan para funcionar correctamente.

Las víctimas de fibrosis sufren algún grado de discapacidad, una que puede ser temporal o definitiva. Unos pacientes requieren soporte de oxígeno; otros, terminan con sus actividades diarias bastante limitadas o bien con la necesidad de recibir cuidados médicos continuos.

Esta afección se previene con medicamentos antiinflamatorios como los corticoides.

Conviene destacar la importancia del tratamiento oportuno para evitar que los síntomas empeoren.

NEUMONÍA

Existen numerosos indicios de que las neumonías por coronavirus dejan gran cantidad de secuelas pulmonares.

Hablamos de individuos recuperados que muestran, meses después de haber enfermado, síntomas, anormalidades radiológicas y compromiso en la función respiratoria.

Dentro de las secuelas más comunes se encuentran el engrosamiento intersticial, que causa inflamación o cicatrización de los pulmones, y las bronquiectasias, daño a las vías respiratorias que se salda con infecciones frecuentes.

Antecedentes nada halagueños son los individuos que, una vez recuperados o bien del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), o bien del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS), han presentado secuelas funcionales respiratorias hasta 15 años después de haber padecido alguna de las enfermedades enunciadas.

Dilucidar la condición de los órganos respiratorios exige estudiarlos.

Las pruebas se pueden dividir en aquellas que evalúan la mecánica pulmonar, es decir, los mecanismos para que el aire entre y salga a través de las vías respiratorias, y los volúmenes pulmonares.

Son métodos como la espirometría la oscilometría o las presiones respiratorias máximas.

Otras miden el intercambio de gases, como la gasometría, la oximetría o la difusión pulmonar de óxido nítrico.

Un tercer grupo es de los exámenes que evalúan los mecanismos de respuesta ventilatoria a situaciones de hipoxemia (bajos niveles de oxógeno) o hipercapnia (reducción de la ventilación alveolar).

Cuando en condición de reposo no se logra un diagnóstico funcional respiratorio, el paciente es sometido a situaciones de estrés, donde se miden estos mismos parámetros.

Para ello se aplican pruebas de ejercicio cardiorrespiratorio, o bien de reto bronquial, entre otras.

Las mediciones ayudan a describir las posibles secuelas de la neumonía por Covid-19, así como a sugerir procedimientos para su correcta evaluación y seguimiento.

Los profesionales clínicos buscan anormalidades en la mecánica respiratoria como disminución en la capacidad vital forzada y en la capacidad pulmonar total.

LESIONES

Pacientes que han tenido complicaciones durante su hospitalización, luego muestran secuelas como hipertensión pulmonar y limitación al esfuerzo.

El virus de nuestros días también ha sido asociado a un incremento de fenómenos tromboembólicos, es decir, de oclusión o taponamiento de una parte del territorio arterial pulmonar a causa de un émbolo o trombo que procede de otra parte del cuerpo.

Este tipo de cuestiones afectan la calidad de vida. Requieren seguimiento y manejo terapéutico especializado.

La rehabilitación puede contribuir a disminuir los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Durante el seguimiento de los aquejados con secuelas vasculares pulmonares se recomienda acudir a valoración médica de uno a tres meses después del evento agudo producido por el coronavirus.

Si hay persistencia de los síntomas a partir de las 12 semanas, el aquejado debe practicarse estudios para valorar el intersticio pulmonar y el probable compromiso vascular.

Es aconsejable que quienes padecieron neumonía grave o requirieron terapia intensiva a consecuencia de la COVID-19 se sometan a valoraciones de seguimiento.

Las secuelas del virus para las vías respiratorias están a la orden del día. De nosotros depende que no pasen a mayores.

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