El slow sex no propone tener relaciones en cámara lenta o forzosamente durar más tiempo, si no que plantea el redescubrir el sexo y disfrutarlo sin prisas ni preocupaciones; no se trata de más si no de mejor. Incluso se habla del ambiente porque el lugar influye muchísimo en la intimidad. Algunos expertos definen esta práctica como el mindfulness del sexo.
Es intimar como si se tuviera el resto de la vida para hacerlo. Si se ve de una perspectiva más amplía esto debería aplicarse a todos los aspectos de la vida; dejando de lado las preocupaciones que vendrán después.
Es la tendencia sexual que consiste en prolongar la relación el máximo posible para mejorar la condición física y multiplicar el bienestar emocional.
¿Cómo es?
El termino hace referencia a la duración del encuentro sexual que en promedio, según la práctica, debería durar por lo menos entre 20-30 minutos, incluyendo la estimulación previa, los juegos eróticos y el coito. Dejando de lado el tiempo, el slow sex prioriza el conocimiento y exploración del cuerpo de la pareja, de sus gustos y da pie a que la penetración no sea el único propósito.
Esta práctica se enfoca en alcanzar el máximo disfrute sin ver a la penetración como el centro del acto sexual. Tomando en cuenta, por ejemplo, que las mujeres, hablando de encuentros breves, tienen un ritmo de placer distinto al de los hombres. Si tuviera que definirse en una frase sería el concentrarse en lo que está ocurriendo en ese preciso momento.
Dentro de la intimidad es común caer en la monotonía y aunque existen otras formas de evitarla, por ejemplo, el uso de juguetes sexuales es recomendable comenzar por la exploración del cuerpo por medio de juegos eróticos que a su vez crean un lazo de intimidad.
Y es que los juegos previos tienen mucha importancia cuando se trata de excitación; parte de lo que propone el slow sex es detenerse en ellos para hacer el momento del coito más placentero. Prácticas como las caricias, el sexo oral mutuo o individual, los besos intensos, la masturbación en pareja, etcétera, son bienvenidas a la hora de experimentar encuentros sexuales más lentos y de mayor calidad.
Practicarlo de ninguna forma significa olvidarse de los “rapidines”, que también son excitantes, pero el punto de esto es priorizar, siempre que se pueda, un sexo mucho más íntimo. De igual forma se recomienda probar distintas posiciones y buscar la forma en la que ambos se sientan cómodos; esto, claramente, con base en una buena comunicación de pareja.
Beneficios
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Conocimiento del propio cuerpo.
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Centrarse en lo que está ocurriendo y por lo tanto gozar más del encuentro.
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Reaprender y experimentar.
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Creatividad en cuanto a poner más atención a zonas que, por estereotipo, no se relacionan con el sexo.
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Conexión con la pareja y con uno mismo.
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Fortalecimiento del vínculo entre ambos.
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Relajación
Aunque al momento de estar en pareja se asume que existe una conexión a veces dejamos de prestar atención a lo que se tiene cotidianamente; no sólo se refiere al cuerpo de la pareja, si no al propio. Por eso es necesario explorar sin prisas ni pendientes.
Aliados
Ciertamente se puede disfrutar sin nada más que el propio cuerpo, pero hay diferentes complementos que pueden hacer la experiencia erótica más satisfactoria como los aceites para masajes corporales, algunos geles de estimulación o sprays para sexo oral.
¿Qué evitar?
Como se mencionó antes, el slow sex es todo lo contrario a un encuentro rápido; entonces en resumen se evitan las prisas, las distracciones, tener la mente en otro sitio, no disfrutar del momento y la penetración como único fin.
Sexo sin penetración
No está peleado con la penetración, pero sí la desconoce como único fin del sexo. Y es que, dejando de lado que invisibiliza a las parejas lesbianas, existen muchas otras formas de obtener placer sin necesidad de coito.
El término petting se trata de la forma en la que los adolescentes, en su mayoría, tienen relaciones sexuales sin penetración. En estos encuentros se permite todo, menos el coito. Así las parejas jóvenes comienzan a descubrir su cuerpo y el contacto físico sin pasar esa barrera que a algunos les causa inseguridad. La masturbación mutua, después de las caricias previas, también es una excelente opción.
Además, todos los juegos eróticos pueden dar excitación sexual que conduzca al orgasmo; un ejemplo son los masajes eróticos.
Otra variante del sexo sin penetración, en este caso hasta sin contacto físico, es el sexting (que evidentemente debe hacerse con alguien de confianza y tomando las precauciones necesarias). A grandes rasgos consiste en llamar a la pareja y comenzar una plática erótica que por medio del dialogo vaya creando el ambiente del momento de intimar. Aquí es una oportunidad para conocer el propio cuerpo y disfrutar con base en la imaginación.
Después de los 50´s.
Según el portal Uppers, en los primeros años de relación es común restarles importancia a los juegos previos porque la excitación es casi instantánea; pero la rutina y el paso del tiempo van complicando la relación de la pareja.
En esta edad, practicar el slow sex ayuda, en el caso femenino, a lograr una mayor lubricación; en cuanto a los hombres les ayuda a descubrir el sexo más allá del coito y además logra una mayor excitación.
Asimismo, aparte de los beneficios que el sexo tiene para la salud como vasodilatador y cardiosaludable, el slow sex mejora el aspecto relacional entre la pareja. El vínculo entre ambos se dispara y se consigue un aumento de los niveles de serotonina y oxitocina, por lo que nos hace ser más felices.
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