Campos de golf
Ciencia

Campos de golf

Un deporte de estatus que amenaza al ecosistema

Junto al tenis, la equitación y otros deportes burgueses, el golf generalmente se considera otro de esos elegantes juegos "al aire libre". Si bien brindan a los jugadores la oportunidad de respirar aire fresco y usar ropa muy cómoda y fresca durante unas horas, los campos a menudo se plantan en áreas naturales muy especiales: en los valles amplios, en el desierto espectacular o frente a vistas alucinantes del océano. Sin embargo, contrario a lo que se podría pensar, estos espacios no son un aporte ecológicamente conveniente para el planeta. De hecho, su impacto ambiental es alarmante, desde la construcción hasta el mantenimiento.

Las formas en las que el golf afecta negativamente a la Tierra son diversas y corresponden a una secuencia trágica de principio a fin. Para que se desarrolle un campo de golf, por ejemplo, se requiere una gran cantidad de desmonte de tierras, lo que a menudo resulta en deforestación. Según el Seattle Journal of Environmental Law, es relativamente común que los desarrolladores inmobiliarios destruyan ecosistemas enteros en el proceso. Y, en el proceso de limpieza de toda esta tierra, la maquinaria pesada emite grandes cantidades de gases de efecto invernadero, pasando por el sobreconsumo de recursos energéticos. Los cursos de agua cercanos también pueden verse afectados. Finalmente, mantener un campo de golf digno y a la altura de los parámetros de sus usuarios requiere acciones químicas agresivas con el suelo local.

Abbie Richards, activista ecologista y entusiasta anti golf que desde hace no mucho viralizó sus argumentos a través de Tik Tok escribió en un artículo de opinión para el medio EuroNews que le enojan “pocas cosas más que un terreno mal diseñado. Un terreno, por ejemplo, que podría ser una vivienda asequible, una granja comunitaria, un parque público o un hábitat natural, pero que en cambio se ha convertido en un enorme juego de mesa que funciona más como un símbolo de estatus que como una forma de entretenimiento".

SOSTENIBILIDAD

El debate sobre la sostenibilidad de los campos de golf está en disputa: muchos informes resaltan sus beneficios para la salud física y mental de los golfistas que los utilizan, así como la plantación de una variedad de árboles y fauna deliberadamente amplia aumenta la biodiversidad del área. Sin embargo, también hay una gran cantidad de investigaciones que apuntan a su terrible historial ambiental. En primer lugar, está el uso gigantesco del agua: sólo en Estados Unidos, se usan más de dos mil millones de galones de agua todos los días para regar los campos de golf. También se han realizado estudios sobre los altos niveles de toxicidad que afectan a los residentes locales y los entornos que rodean los campos, debido a los fuertes pesticidas que se utilizan para mantenerlos (tanto que algunos argumentan que es mortal). Incluso la propia construcción de un campo de golf involucra materiales que tienen un impacto ambiental negativo.

Otro problema, poco común de pensar, es el de las pelotas de golf perdidas y para nada biodegradables. En escocia, una exploración 2009 que buscaba a Nessie encontró un monstruo que no esperaban en forma de cientos y miles de pelotas de golf en el fondo del lago Ness . No sólo se pierden pelotas de golf, sino que algunos golfistas practican su swing directamente en las vías fluviales desde Loch Ness hasta Pebble Beach. En Estados Unidos se pierden 300 millones de pelotas anualmente a pesar de que se han presentado muchas patentes para dispositivos de recuperación. Las pelotas perdidas finalmente pueden convertirse en microplásticos, que se cuelan en la cadena alimenticia, provocando que eventualmente estén servidos en nuestro plato.

 

Hay medidas para reducir el costo ambiental de los campos de golf, por ejemplo, reciclar el agua o utilizar variedades de césped pertenecientes al área donde se construye el campo, como sucede en varias ciudades europeas. Aún así, eso no aborda el problema evidente: que se están utilizando tantos recursos para tierras reservadas para unos pocos elegidos. Hay más de 800 mil hectáreas de campos de golf en Norteamérica.

Los campos de golf consumen recursos de manera desproporcionada; para decirlo sin rodeos, succionan agua, envenenan el suelo y cercan la tierra en detrimento de la salud social y ambiental de la comunidad. Los campos de golf representan un uso lujoso de la tierra que el planeta ya no puede sostener. Son la antítesis misma del parque público, que trata la tierra como el recurso invaluable que es.

CAMBIOS

El campo de golf y el parque público representan los dos polos de cómo y con qué fines podemos relacionarnos con la naturaleza: el primero abusa y consume la tierra para unos pocos, mientras que el segundo la nutre para la mayoría.

Durante la pandemia ocurrieron algunos cambios: a causa de los cierres por el coronavirus, cuando el acceso a grandes espacios abiertos era escaso, algunos campos de golf se abrieron para convertirse en parques públicos, y en algunas ciudades no van a dar marcha atrás. E incluso antes de la COVID-19, los campos de golf en decadencia se estaban utilizando como parques infantiles, pantanos , reservas de flores silvestres y sitios para viviendas.

El mismo debate sobre los campos de golf recuerda a otra polémica, siempre vigente, acerca de la falta de áreas verdes y espacios de recreación en buenas condiciones en localidades urbanas de clases vulnerables. Los árboles en las aceras, los grandes jardines y el flujo abundante de agua históricamente han sido acaparados en las ciudades por los habitantes de clase alta en las zonas donde habitan. Un cambio en la calidad de vida de la población se refleja no sólo mediante mayores ingresos, también se ve reflejado en las condiciones naturales del espacio.

ACCIÓN DE ASOCIACIÓN

Asociaciones internacionales como Audubon Society reconocen que la gente no va a dejar de jugar al golf por completo, por lo que está dando pasos para preservar el juego y el medio ambiente. A través de programas educativos y ambientales, el Programa Santuario Cooperativo de Audubon (ACSP por sus siglas en inglés) para campos de golf está trabajando para proteger y conservar el agua para los cuerpos de agua circundantes a los campos, respaldar los ecosistemas y proteger las plantas y los animales locales. La organización también busca proporcionar santuarios de vida silvestre y más.

Monarchs in the Rough, es otra iniciativa de Audubon. Desde sus inicios, asiste a cientos de campos de golf a proporcionar hábitats para las mariposas monarca en peligro de extinción. Para hacerlo, crea ambientes de mariposas monarca en lugares ajenos a los espacios de juego en los campos de golf estadounidenses, lo que les permite polinizar y refugiarse cuando sea necesario.

Sin embargo, eso no quiere decir que los campos de golf deban seguir desarrollándose. Aunque los campos de golf existentes deben tomar todas las medidas posibles para reducir su impacto y retribuir a la naturaleza, es necesario trabajar para preservar los hábitats que estaban ahí antes.

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