FOTOS: Gamaliel Castañeda
México es considerado uno de los países con mayor diversidad de serpientes en el mundo con al menos 442 de las casi 4 mil especies que se conocen. Pero ¿qué es una serpiente? Una serpiente es un reptil miembro del grupo de los escamosos (Squamata). Sus principales características son el cuerpo alargado, sin patas o extremidades. Un cuerpo cubierto de escamas de queratina (proteína que se encuentra también en nuestras uñas) endurecidas que le brindan protección contra la desecación y la abrasión. Son animales amniotas, es decir que, durante su fase de desarrollo embrionario, la capsula que alberga al embrión presenta la membrana llamada amnios. Son considerados como animales de sangre fría, lo que significa que no pueden generar calor por mecanismos fisiológicos internos como nosotros los mamíferos, sino que dependen de una fuente de calor externa para elevar su temperatura corporal. La mayoría posee sólo un pulmón (el izquierdo) y algunas de ellas presentan una foseta térmica capaz de distinguir el calor del ambiente, un par de gandulas para producir veneno y una musculatura bien desarrollada para arrastrarse, trepar o capturar a sus presas mientras las asfixian.
Dentro del grupo se conocen al menos 30 familias de serpientes pasando por las pequeñas serpientes de jardín que muchas veces se confunden con pequeñas lombrices, hasta las grandes anacondas del Amazonas. Desde luego, clasificarlas por su tamaño es una forma muy simple pero alejada de la realidad, pues en este grupo se posee una amplia variedad de serpientes no únicamente de diferente tamaño, color, tipo de hábitat (marina, de agua dulce, arborícola o terrestre) sino también las hay inofensivas o altamente venenosas como las serpientes de cascabel, los coralillos o las cobras de la India, entre otras.
México es uno de los lugares en los que su orografía compleja y variedad de climas, han favorecido la diversificación de este tipo de organismos. De hecho, México ocupa el primer lugar en riqueza de especies de serpientes seguido por Brasil (con 425). Estos números reflejan una riqueza biológica muy importante con una enorme potencialidad para entender fenómenos biogeográficos y evolutivos de gran valor científico. Sin embargo, esto también representa riesgos y retos para la conservación de la biodiversidad, así como para la salud de la sociedad. México es un país de contrastes, la diversidad cultural, así como la accesibilidad a educación, trabajo y servicios de salud, constituyen diferentes escenarios que hacen más complejo y más difícil de explicar las bondades y las desventajas de una alta riqueza de especies (como las serpientes) sobre todo cuando muchas de estas poseen venenos con posibilidad de afectar la salud de la ciudadanía.
Mala percepción que orilla a eliminarlas
De las 442 especies de serpientes que se encuentran en México, al menos 93 representan un riesgo potencial para el ser humano. De estas, las serpientes de foseta donde se incluyen a las víboras de cascabel, las serpientes marinas y los coralillos son las más peligrosas por su producción de veneno. Cabe señalar que este veneno (que consta de un coctel de proteínas variado) es producido para facilitar la captura y digestión de las presas de las que se alimentan estas especies. El veneno es un líquido (a veces amarillento) que secretan estas serpientes mediante una glándula especial que se ubica en la parte interna y superior del hocico de las serpientes, y que a través de un ducto dirige el veneno hacia los colmillos (que pueden estar en la parte delantera o trasera del hocico) que se encargan de inyectarlo directamente en su presa. Es importante mencionar que las serpientes pueden morder y por lo tanto inyectar veneno a otros organismos que no necesariamente sean parte de su dieta, este veneno también lo usan para defenderse de un depredador potencial. Es por ello que muchos hombres o mujeres han sufrido mordeduras de este tipo de serpientes mientras manipulan o se topan accidentalmente con una víbora en el campo. De aquí que, si la serpiente inyecta su veneno a través de su mordida, la persona accidentada pueda sufrir complicaciones severas en la extremidad o parte mordida y en algunos casos hasta la posible pérdida de la vida. Afortunadamente este último escenario es cada vez menos frecuente. Actualmente existen antivenenos altamente efectivos que se usan para contrarrestar los efectos de las proteínas del veneno y evitar complicaciones de salud en los individuos que han sufrido un accidente ofídico.
Este factor de riesgo (el veneno) ha generado un temor natural hacia las serpientes en general. Y aunque la mayoría son inofensivas para el ser humano, muy pocas veces contamos con la información necesaria como para identificar a una serpiente venenosa de una no venenosa, por lo que generalmente la primera reacción de la gente que se topa con una víbora, es eliminarla.
En ocasiones, la producción de películas que usan la imagen de una serpiente como objeto protagónico para generar miedo, terror o aversión, promueven la mala imagen de las especies. Por ejemplo, Serpientes en el avión, Pitón, Anaconda o Ssssssss entre otras, todas emplean un tipo de serpiente para entramar un drama o una película de acción en donde siempre las serpientes juegan el papel de la enemiga o la figura antagónica. Esto conlleva la trama de hacer todo lo posible por acabar con ellas y aniquilar el riesgo que representan para el ser humano. Quiérase o no, esta práctica genera una percepción negativa hacia las serpientes en un sector de la sociedad. Por ejemplo, la misma personificación del mal en una serpiente en los relatos bíblicos, ha promovido una imagen negativa de estos organismos durante generaciones. Lo que genera en el mundo académico, la necesidad de promover una mayor cultura ambiental, una intensa investigación y una constante búsqueda de estrategias de conservación que promuevan la protección y la recuperación de todas las especies de serpientes, ya sea venenosas o no. Sin embargo, los resultados han sido limitados y siguen siendo insuficientes.
¿Por qué son importantes las serpientes?
Se han promovido estudios para conocer los componentes del veneno de algunas especies para conocer primero su composición, si esta se mantiene a lo largo de la distribución de una especie o si varía de región a región y desde luego, en elaborar antivenenos que puedan ser confiables y eficientes para reducir los efectos de una mordedura y dar siempre mayores posibilidades de recuperación a una persona que haya sufrido algún tipo de envenenamiento.
Además, el aislamiento de algunas proteínas presentes en los venenos de las serpientes ha ayudado a generar algunos fármacos de gran valor para la salud del ser humano. Por ejemplo, el captopril es un medicamento que se aisló del veneno de la serpiente de Brasil llamada Bothrops jararaca. Este medicamento tiene efecto en la presión sanguínea por lo que su uso se diagnóstica en casos de hipertensión, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio y en casos de nefropatía diabética de tipo 1. Otro ejemplo es la integrilina, un medicamento derivado del veneno de la serpiente de cascabel Sistrurus miliarius. Este compuesto es un inhibidor de plaquetas que ayuda a prevenir coágulos sanguíneos por lo que su uso es valioso para prevenir infartos en personas susceptibles a generar coágulos. Algunos estudios han estimado la existencia de entre 19 y 25 mil toxinas producidas por serpientes de dos (Elapidae y Viperidae) de las 30 familias de serpientes. Por esto es que se consideran verdaderas fuentes de fármacos con usos aún inimaginables.
Desde la perspectiva ecológica, las serpientes realizan un papel fundamental para los ecosistemas. Al ser animales de diferentes tamaños, son capaces de alimentarse de muchas especies de animales. Desde pequeños invertebrados como caracoles, insectos o distintos vertebrados como peces, ranas, aves, mamíferos o incluso mismas serpientes. Esta amplia diversidad de presas las convierte en animales muy importantes porque son capaces de regular las poblaciones de muchas especies que pudieran ser nocivas para el ser humano. Por ejemplo, algunas víboras se alimentan de diferentes especies de roedores que pueden ser portadoras de parásitos y de patógenos que se transmiten de los roedores al ser humano, o por ejemplo, al regular las poblaciones de algunas especies de ratas que pueden ser plagas en los cultivos o zonas de almacenamiento de granos. Una serpiente puede alimentarse de un pequeño caracol o insecto de unos cuantos gramos de peso, o por ejemplo las anacondas, pueden alimentarse de roedores de 30 o 50 kilos de peso como los capibaras.
Mas allá de ser depredadores altamente especializados, las serpientes son también presas de muchas especies de arácnidos, anfibios, otros reptiles, aves y muchas especies de mamíferos. En situaciones de escasez de alimento (por ejemplo, en periodos de sequía), y gracias a la condición de que estos animales pueden permanecer semanas o meses sin comer una presa, llegan a constituir un alimento importante para muchas especies de depredadores más activos. Las serpientes pueden abastecer poblaciones de especies como el correcaminos en el semidesierto, mitigar el hambre de otras especies como los coyotes, los tejones, los halcones, búhos o incluso tarántulas. Por lo que su función en el ecosistema es vital para diferentes grupos biológicos.
Por otra parte, y aunque menos estudiado, se ha comenzado a reconocer el papel que tienen las serpientes en la posible dispersión de algunas especies de plantas. ¿Cómo es esto? Al alimentarse de algunas especies de roedores, los cuales se alimentan de semillas de diferentes especies de plantas, las serpientes pueden trasladar a las semillas dentro de su estómago mientras digieren a su presa. Una vez que defecan, es posible que algunas semillas germinen en un nuevo sitio. En este sentido, se cree que algunas especies pueden ayudar a dispersar semillas de un lugar a otro y con ello, favorecer la reforestación y el flujo genético de algunas especies de plantas.
¿Tenemos serpientes en la región de la Comarca Lagunera?
A nivel local, la riqueza de serpientes asciende al menos a 24 especies, dentro de las cuales, cuatro son venenosas. Sin embargo, debido a la falta de campañas permanentes de concientización ambiental, a la expansión de las zonas rurales y urbanas, a la generación de nuevos caminos y carreteras, así como a la expansión de zonas productivas con fines agrícolas o de crianza de ganado, se ha reducido y empobrecido el hábitat y se ha transformado la cobertura vegetal que requieren estas especies. El entorno es cada vez más difícil para las serpientes. Es por ello que también suelen aumentar los encuentros con serpientes venenosas y en ocasiones terminar en mordeduras hacia el humano o hacia los animales domésticos. Los servicios médicos y la existencia de antivenenos mitigan en buena medida el impacto de esta interacción serpiente-humano. Aunque cabe señalar, que es más común que el encuentro entre una serpiente y una persona sea una que no tenga consecuencias negativas para ninguna de las dos especies. Deberemos apostar porque cada encuentro se dé cada vez más en un ambiente de distancia, de admiración y respeto y de brindarnos una segunda oportunidad de vida. Una vez que sabemos de su valor en el ecosistema y de su interacción con otras especies, deberemos de reconocer que ambos entes cohabitamos un mismo espacio y que de alguna forma, la dependencia es mutua.
¿Qué amenazas enfrentan?
Las amenazas que enfrentan las serpientes de México incluyen la fragmentación y pérdida del hábitat (ya sea marino, acuático o terrestre), la colecta ilegal, la acción de erradicación directa por el ser humano al ser percibidas como animales dañinos, la influencia de especies exóticas y ahora la modificación del clima por el aumento de temperatura ambiental global. Estos factores generan un escenario complejo y de difícil atención. Sin embargo, se han realizado acciones que poco a poco sino corrigen, al menos mitigan diversos factores de deterioro ambiental y poblacional. Por ejemplo, la asignación legal de áreas naturales protegidas con presencia de serpientes venenosas o no venenosas, como es el caso de la Reserva Estatal Sierra el Sarnoso y La India en Lerdo, Mapimí y Gómez Palacio, Durango. Sitio que alberga a diversas especies de serpientes de cascabel y que han sido reconocidas como objetos de conservación de esta área protegida. Además, a nivel nacional se ha promovido y publicado el Programa de Acción para la Conservación de las Especies (PACE) en este caso de las serpientes de Cascabel publicado el año de 2019 y cuyo propósito es ¨promover la conservación de las serpientes de cascabel mexicanas, a través de un plan que permita incrementar el conocimiento de las especies, robustecer las medidas de manejo para su aprovechamiento sustentable y prevenir y mitigar las posibles amenazas para las especies y sus hábitats¨.
¿Celebrar a las serpientes?
En este año, una iniciativa de biólogos de diferentes esferas de la sociedad (organización de la sociedad civil, académicos, gobierno, empresas y público en general) se han sumado a la organización del Primer Festival Mexicano de las Serpientes, con el que se busca generar una mayor conciencia ambiental hacia este grupo de organismos y revertir la imagen negativa que permanece sobre estos reptiles y fomentar una cultura de respeto y de responsabilidad a favor de su conservación. El festival se llevará a cabo los días 16 y 17 de julio con horario de 9:00 a 20:00 horas, en el Parque Ecológico Cubitos, en Pachuca de Soto, Hidalgo. El festival incluye charlas, conferencias, concursos de dibujo, de disfraces, de fotografía y talleres de identificación y manejo de serpientes, exhibición de ejemplares, entre otras. Asimismo, integra actividades académicas y de divulgación en diferentes medios de comunicación para acercar al público a uno de los grupos biológicos más enigmáticos y mitificados, uno de los grupos de reptiles más vulnerables y por lo tanto prioritarios para continuar los esfuerzos de conservación. Aquí también agradecemos y reconocemos la existencia de espacios de divulgación como el de Siglo Nuevo, en donde se acorta la distancia entre la información a veces técnica derivada de los estudios biológicos y la sociedad. Es vital que existan ventanas de expresión que fomenten la transmisión de ideas, la lectura de contenidos que informen sobre ciertos tópicos y a su vez, que permitan divulgar este tipo de celebraciones a favor de aquellas especies más vulnerables que nos necesitan. Este Primer Festival Mexicano de las Serpientes nace en el Estado de Hidalgo por el colectivo de X-plora Reptilia, a la fecha se espera la participación de al menos 107 instituciones a nivel nacional, incluida la Universidad Juárez del Estado de Durango a través del Laboratorio de Herpetología de la Facultad de Ciencias Biológicas quienes estarán desarrollando algunas actividades en torno al festival.
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