Ojo por diente
Literatura

Ojo por diente

Relatos que nadan en la tragicomedia

Argumentan que la violencia engendra más violencia, pero Fernando de La Vara engendra una literatura desde una mirada perspicaz que permite explorar la voz de las víctimas que, en la mayoría de los casos, son encasilladas en sólo números y estadísticas, un rasgo que los deshumaniza y los aleja del ejercicio de la empatía.

Los relatos de Ojo por diente, el primer libro de cuentos del escritor lagunero, publicado por la Secretaría de Cultura del Estado de Coahuila en 2020, permiten indagar en la experiencia humana de habitar ambientes inseguros, asimismo navega en lo absurdo de la construcción de sociedades, en el azar de la vida y en la intimidad de las relaciones interpersonales.

La obra reúne diez relatos, entre ellos El Verde y la plaga, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven de la Feria Internacional de la Lectura en Yucatán, en 2015.

Precariedad y violencia

El cuento Todas son de todos, narra lo tragicómico que resulta que un guardia de seguridad salga de su jornada de trabajo en donde todo el tiempo estuvo de pie y expuesto al sol, llegue a la tienda de conveniencia con el antojo incontenible de cerveza, pero que no tengan su marca preferida y que la única que no está caliente sea la que le causa diarrea. Y ni imaginar que, encima de todo, exista la posibilidad de que las personas que hacen fila para pagar en la caja requieran hacer recargas de saldo al celular, depósitos bancarios o pagos de recibos. “Una patada en los huevos”. Sin embargo, todo eso se reduce a la simple posibilidad de perder la vida, sólo por negarse a cometer un acto de amabilidad.

Otra situación que el lector puede atribuirle al azar o al destino, es la que se cuenta en Cruzar la calle: “Te imaginas salir a la calle y no regresar nunca”, reflexiona el narrador de este relato en donde se recrea parte de ese mundo que creíamos inverosímil en la Comarca Lagunera (y en muchas otras ciudades de los estados del norte), antes de la llamada guerra contra el narco que inicio el gobierno de Felipe Calderón. Militares y narcotraficantes tomaron las calles y cualquier civil podía ser víctima de extorsión, secuestro, desaparición forzada o ser asesinado en cualquier sitio público sin importar la hora del día y con completa impunidad. Porque para el Estado, sólo fueron “daños colaterales” y de seguro la víctima “en algo andaba”. Las instancias gubernamentales se vieron rebasadas por el alto número de víctimas. “De ahora en adelante siempre voy a salir a la calle con mi cartera, al menos si me encuentran baleado o atropellado o hecho mierda en la banqueta, sabrán quien chingados fui y no me tirarán a la fosa común”, es la reflexión final con la que cierra el narrador. La literatura es un artefacto que puede darnos un fiel reflejo de la realidad, como sucede en esta historia.

Pero los cuentos que Fernando ofrece no sólo están teñidos de tragedia y violencia; Condenados, es un relato satírico que nos sitúa en la Edad Media, en un juicio en donde se acusa a una mujer de bruja y hechicera, por haber cocinado unas papas delgadas y crujientes nunca vistas. Familiares y amigos dan sus testimonios en contra de la acusada, y aunque resultan igual de ridículos e increíbles como el mismo delito por el que se le acusa, no dejan de retratar la época de la cacería de brujas en donde tantas mujeres fueron condenadas a la hoguera. Igual de absurdo resulta el argumento que Edgar le da a su amigo en Nací en febrero. Le explica porque no debe sentirse fracasado al compararse con otro amigo de la infancia que ahora es gerente de un banco y tiene hijos y esposa: de millones de espermatozoides tu fuiste el único que se logró y con eso ya eres un ganador.

A quién no le gustan las bonitas y Domingo, son otros dos cuentos escritos con ingenio y con la capacidad de inquietar al lector por las situaciones incómodas y penosas que se narran, pero a la vez cómicas y divertidas.

Qué la poesía nos salve del mundo

En Ojo por diente, Fernando de la Vara también nos deja ver su habilidad poética en Adiós, Oralia. La voz que narra en tercera persona la historia de la muerte del esposo de Oralia, intercala un diálogo con el lector para que pueda dar otra mirada distinta a lo que se cuenta sobre los personajes y sucesos. Al final, el cuento cierra con un delirio mezclado con una bella poesía dictada por la muerte, con efectos psicológicos inquietantes:

Yo soy, Oralia

Sólo quieres que la sensación de tener algo en el vientre termine

Sólo quieres que la sensación de que te haya arrebatado algo se acabe

Sólo quieres paz

Soy placebo

Soy lengua en el silencio

Soy abrazo de ave

Soy tempestad

Descubre los brazos

Iré hacia ti

Te recibiré como tú lo has hecho conmigo

Como todos lo hacen

sin oposición, con gusto

Pero a diferencia de Oralia, Lupita la protagonista de Los arcanos, recurre a las artes adivinatorias para buscar respuestas porque cree que Roberto le es infiel. Pero su dolor no desaparece porque a pesar de todo, ella está convencida de que su pareja tiene una amante y el desespero de creerse traicionada la llevará al límite.

Sin duda, este compendio de relatos está construido con toda la complejidad humana y social que se esconde detrás de las reacciones inesperadas y comportamientos impredecibles. En el libro Ruta de paso: crónicas de migrantes en su tránsito por la Laguna, Fernando ya había demostrado su interés ante el fenómeno complejo de la migración, y ahora en Ojo por diete, indaga en las realidades violentas, relaciones humanas, situaciones domésticas y cotidianas que pudieran parecer sencillas y poco relevantes, pero para Fernando, es materia pura para su escritura.

Cabe mencionar que el libro aquí reseñado está disponible de manera gratuita en la página de la Secretaría de Educación del Estado de Coahuila, en el apartado de su Biblio Web.

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