Hoy en día las bibliotecas son un espacio universal, hogar de la idiosincrasia histórica, científica, y literaria de una sociedad. Sus estantes, lugares angostos y los largos pasillos son salvaguardas de su silencioso espacio que, a susurros, está dedicado a curiosos, aprendices y eruditos.
Sus paredes amurallan el pasado, ofrendan un presente y vislumbran un futuro que para tal valor humanitario es posible distinguirse en la arquitectura de sus espacios que, románticamente, resguardan el porvenir de miles de lectores que acuden a su auxilio.
Desde clásicos griegos hasta la época de los best sellers, pasando de las primeras a las últimas ediciones, que van desde lo físico a lo digital, constituyen el acervo histórico apilándose en un mismo recinto, que, al igual que su contenido, conserva en algunos casos elementos tan magníficos como sus obras ahí encontradas. Por ello, la edificación de estas estructuras responde a proteger el patrimonio de la humanidad. “Sin bibliotecas, ¿Qué tenemos? Ni pasado ni futuro”, son palabras de Ray Bradbury, autor de Crónicas Marcianas y Fahrenheit 451, esta última sobre una distópica sociedad futurista que ante la prohibición de los libros se les da extinción a grados de combustión recordando así, las tragedias que van desde Alejandría hasta Sarajevo, donde la destrucción de bibliotecas se ha cobrado víctimas de incalculable valor.
Libros y arquitectura
Las ciudades de hoy día están cada vez más inclinadas a construir bibliotecas de arquitectura espectacular, esto para acoger sus colecciones de libros y documentos. Para ello se desarrollan espacios cada vez más innovadores y futuristas donde depositar sus archivos y fondos bibliográficos, ofreciendo al mismo tiempo un lugar atractivo que inspire a los usuarios.
Según Harry Faulkner-Brown reconocido como uno de los arquitectos de bibliotecas más importantes del siglo XX existen ciertas particularidades que deben rodear la edificación de estos monumentos al conocimiento. Aspectos como la flexibilidad, la extensión e incluso un sistema compacto que regule la relación libros-lector deben de posibilitar la adecuada distribución y que aparte de ello tenga la autosuficiencia de modernizarse conforme se actualicen las necesidades de sus consumidores. Sin embargo, y no limitado a sus espacios, la estética arquitectónica ha hecho también presencia ofreciendo espacios casi celestiales, arcádicos, para los amantes de las pastas duras y el conocimiento que trasciende a su presente. Monumentos de su época algunos han sido edificados, capricho de reyes o figuras célebres, para albergar en ellos sus archivos históricos.
Real Gabinete Portugués de Lectura (Río de Janeiro, Brasil)
Fundada en 1837 por inmigrantes y refugiados portugueses interesados en promover la cultura en entonces capital del Imperio de Brasil. Le adorna una fachada inspirada en el Monasterio de los Jerónimos de Belém, en su interior destaca un estilo neomanueliano donde ponderan las cubiertas y las estanterías de madera para los libros y memoriales. En sus techos se iluminan candelabros y lucernarios forjados en estructuras de hierro.
Abadía de Admont (Admont, Austria)
Fundada en el año 1074, este recinto se convertiría en uno de los centros culturales y espirituales más importantes de la Edad Media. Influenciada en la Librería Imperial de Viena, esta magna arquitectónica se divide en tres partes; una gran sala central adornada con una cúpula y dos salas laterales. Sus bóvedas y repisas se sostienen en sus estantes elaborados con cuencas y las cuales albergan esculturas alegóricas a la ciencia y el saber.
Biblioteca Nacional de Austria (Viena, Austria)
Fundada a mediados del siglo XV por los Habsburgo fue llamada la Biblioteca Imperial de Viena. Edificada con un estilo barroco, ofrece una imponente fachada de grandes ventanales, su escalera de honor conduce a su sala principal, el Prunksaal, extendiéndose veintiocho metros de longitud que atraviesan todo el edificio con una cúpula central, forrada con estantes de madera y estructura alegóricas a la historia austriaca y sus miembros reales. Almacena en sí más de 200 mil tomos, sumándole la biblioteca personal del príncipe Eugenio de Saboya con más de 15 mil obras, sin contar que aquí residen las colecciones más grandes de escritos sobre las Reformas de Martín Lutero.
Ateneo Grand Splendid (Buenos Aires, Argentina)
Esta sala de espectáculos, recientemente readaptada, es considerada de las bibliotecas más hermosas del mundo. Con pequeños palcos únicos, una cúpula pintada a mano sumado a un telón tipo griego carmesí provocan una atmosfera única que hacen placentero la estadía que además de ofrecer su incalculable archivo hace honor a su trayectoria histórica como teatro.
Biblioteca Palafoxiana (Puebla, México)
Ubicada en la Casa de Cultura, del antiguo colegio San Juan, es una de las bibliotecas más valiosas de nuestro país. Registrada como Monumento Histórico y condecorada “Memoria del Mundo” por la UNESCO. Constituida por estantes de cedro tallado, piso de azulejo rojo y escritorios incrustados de ónix, se le considera a esta edificación como las más importantes del barroco novohispano de nuestro país.
Biblioteca George Peabody (Baltimore, Estados Unidos)
Considerada una catedral, abre sus puertas en 1878. Cuenta con una planta baja y cinco pisos superiores, sus balcones decorados en hierro forjado ofrecen a su atrio principal una dimensionalidad de casi veinte metros de altura, ofreciendo una profundidad única. En su techo, un excepcional diseño de tragaluz ofrece durante el día una administración de luz para todo el edificio. Sus singularidades estéticas harían de este edificio recibir el nombre de La catedral de los libros.
Biblioteca Pública de Vancouver (Vancouver, Canadá)
Dejando de lado la espectacularidad a las estructuras, que recuerdan a una época clásica y refinada de nuestra historia, hay quienes tomando esos elementos nos ofrecen una perspectiva más fresca, para ello la Biblioteca Pública de la ciudad de Vancouver es un ejemplo. Inspirado en el Coliseo Romano, su dimensión consta de siete plantas y como remate la azotea cuenta con una espectacular vegetación diseñada a modo de jardín colgante. Esta monumental obra que conserva más de un millón de artículos entre libros, publicaciones periódicas y documentos digitales esta complementa sus amplios espacios entre negocios, oficinas, cafés y restaurantes que aseguran una estadía agradable para sus visitantes.
Biblioteca Pública de Stuttgart (Stuttgart, Alemania)
Planificado en 1999 e inaugurado en 2011, está biblioteca cuenta con alrededor de 1.37 millones de libros, además de materiales cartográficos, fílmicos y musicales en diferentes formatos. Su estilo cúbico se inspira en el panteón antiguo de Roma. Cuenta con dos plantas en el subsuelo y nueve de manera ascendente dedicándole cuatro de estos a sus archivos, y lo restante para espacios recreativos como actividades culturales. La naturalidad de su iluminación se nutre de tragaluces y el color de su interior ofrece tranquilidad y estadía a sus lectores.
Las bibliotecas y librerías cada vez obtienen mayor popularidad, como espacios, debido a su valor histórico, artístico y arquitectónico. Condensadores de historia y conocimiento son erigidos como monumento de la temporalidad de su especie deseosa a trascender como espacio de encuentro al futuro. No obstante, elementos como la diversificación de los recursos de información, las innovaciones tecnológicas y las acciones en pro del medio ambiente, han emprendido la transformación de las bibliotecas a optimizar sus entornos.
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