Con más de 100 años de instauración, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es la institución académica y educativa más valorada de nuestro país. Con una trayectoria histórica que se arrastra desde los principios de la conquista pero que termina de consolidarse hasta apenas inicios del siglo pasado, se ha vuelto un punto de lucha por parte de intelectuales que, buscando resolver con ella el atraso de nuestro país, terminaron por edificar el espacio universal más progresivo, accesible y demandado de México. Tal distinción no se limita al quehacer de sus aulas ya que sus más de dos millones de metros cuadrados entre edificios, laboratorios, bibliotecas y espacios recreativos consolida un hogar estudiantil en la llamada Ciudad Universitaria, considerada una de las grandes obras arquitectónicas del México moderno que se ha vuelto ofrenda de una belleza única e histórica.
Inicios
Fundada inicialmente como la Real y Pontificia Universidad de México, en 1553 gracias a Juan de Zumárraga (primer obispo de la diócesis), cambiaría su nombre, post independencia, a Universidad Nacional y Pontificia, también conocida como Universidad de México. En 1910, tras una serie de aperturas y clausuras, se inauguraría bajo el marco de los festejos del centenario de independencia la Universidad Nacional de México, presidido por el presidente Porfirio Díaz y con un discurso de apertura por parte de Justo Sierra, escritor, historiador, periodista, y en ese momento, ministro de Instrucción Pública:
“¿Tenemos historia? No. La Universidad mexicana que nace hoy no tiene árbol genealógico; tiene raíces, si, los tiene en una imperiosa tendencia a organizarse...”
Sus instalaciones universitarias se situaban en el Centro Histórico ocupando antiguos palacios y conventos acondicionados para funcionar como escuelas. No sería hasta 1940, que por iniciativa del rector Julio Ortega Frier, se daría inicio una nueva edificación para la universidad con un superávit de 500 mil pesos. La nueva estructura sería respuesta a una sobre población estudiantil, ya que los antiguos edificios tenían capacidad para apenas tres mil estudiantes cuando la UNAM ya albergaba más de 20 mil. Logrando así que en diciembre de 1941 fuera aprobada por el Congreso de la Unión una propuesta para la Ley Sobre Fundación y Construcción de la Ciudad Universitaria, para que un año después se gestionara la adquisición de los terrenos requeridos cuya extensión alcanzaría las 733 hectáreas. Pero no sería sino a partir del sexenio del presidente Miguel Alemán Valdés (1946-1952) que se dispondrían los recursos financieros necesarios para su plan de construcción. Para ello se organizarían concursos de anteproyectos convocando así a la Escuela Nacional de Arquitectos, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y el Colegio Nacional de Arquitectos de México. Logrando su inauguración en 1952 con la ceremonia Dedicación de la Ciudad Universitaria encabezada por el mismo Alemán.
Ciudad Universitaria
Esta ciudad universitaria sería considerada el primer máster plan de un campus universitario en nuestro país realizado por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral, reconocidos influyentes arquitectos del siglo pasado y quienes gracias a sus proyectos arquitectónicos darían forma a la ciudad de México definiendo así una identidad moderna. CU sería entonces concebida para contener la mayor casa de estudios en todo el país, y que contemplaría, desde sus inicios, seccionar el campus en tres zonas principales:
Zona escolar: Construida alrededor de una explanada con jardines en la cual se ubicarían los edificios administrativos, incluidas las escuelas de humanidades, ciencias, ciencias biológicas y artes.
Zona deportiva: Albergando campos de entrenamiento para diversas disciplinas.
Zona del Estadio Universitario: Actualmente Estadio Olímpico Universitario.
Su esquema de urbanización constaría mayormente en habilitar un sistema vial de circuitos continuos, de carácter simple y orgánico, siendo soporte para la movilización universitaria. Con el concepto de “supermanzanas” dejarían atrás las vías de comunicación de la época virreinal exponiendo nuevas influencias urbanistas como las de Le Corbusier. Las edificaciones, sumadas a diferentes tipologías, ofrecerían caracteres propios del movimiento moderno ensamblado con el propio de México. Por una parte, Del Moral inferiría con su estilo una profunda expresión nacional conjugada a las necesidades de los estudiantes, creyendo firmemente en presentar una arquitectura mexicana única donde integraría la plástica de los murales como diseño de sus fachadas albergando muralistas como David Alfaro Siqueiros. Por otro lado, Mario Pani mantendría su estilo y personalidad influenciado por los principios del funcionalismo con la búsqueda de adelantos tecnológicos y materiales, revistiendo así los esqueletos de sus estructuras con elementos sustentados en los factores climáticos, socio económicos y culturales del país. El ensamble logrado por estos arquitectos consolidaría así estructuras distinguidas. Un ejemplo sería el edificio de rectoría, el cual construido con un estilo lecorbusiano, se conformaría por columnas y losas de concreto armado, configurando así un prisma cuadrangular con una fachada de vidrio y con una fachada principal intervenida por un mural de Siqueiros titulada “Por una cultura nacional neohumanista de profundidad universal”. Otro ejemplo sería la Biblioteca Central que proyectada y dirigida por el arquitecto y pintor mexicano Juan O’Gorman edificaría este monumento funcionalista revestido con cuatro mil metros cuadrados de mosaico que conformarían el mural titulado “Representación histórica de la cultura”. Al igual que sus edificios principales en las facultades se hacían presentes los murales de mosaicos vidriados de artistas como Francisco Eppens o José Chávez Morado. Los espacios recreativos también tendrían cavidad en este espacio universitario ofreciendo estructuras como el Espacio Escultórico y el Estadio Olímpico Universitario. El primero sería ofrenda para la reserva ecológica de la misma UNAM edificado por el escultor Federico Silva con el fin de incorporar las artes plásticas a este espacio natural consolidando así una de las obras de arte público más notables de Latinoamérica. Por otra parte, el Estadio Olímpico Universitario, distinguido como la casa deportiva universitaria, sería construida por los arquitectos Augusto Pérez Palacios, Jorge Bravo y Raúl Salina Moro. Su fachada principal sería alzada por un mural al alto relieve titulado “La universidad, la familia y el deporte en México” llevado a cabo por el muralista Diego Rivera. El 28 de junio del 2007 la UNAM sería declarada Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Dos mil 207 edificios, cuatro mil 887 aulas, cuatro mil 187 cubículos, tres mil 179 laboratorios y 134 bibliotecas es el saldo que conforma la mega estructura universitaria de CU. Este espacio único ha albergado académicos, intelectuales, deportistas, estudiantes, porros y luchadores sociales. Entre sus vértices y aristas se consolida un espacio autónomo, que no ajeno a la sociedad, edifica sus propias estructuras democratizadas por la lucha estudiantil que busca profetizar más allá de sus muros, siguiendo así la máxima de Vasconcelos durante su toma de posesión como rector de la Universidad en 1920: “Yo no vengo a trabajar por la Universidad sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo”.
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