Consuelo Sáizar, militante de la cultura
Entrevista

Consuelo Sáizar, militante de la cultura

“La transformación de un país, en mi opinión, pasa por una apuesta cultural”

Cree con certeza que la cultura es la respuesta. Anhela que un día México suprima el analfabetismo. Promueve la palabra escrita, el libro impreso, el conocimiento.

De niña, en su pueblo natal Acaponeta, Nayarit, se atrevió a soñar. En la atmósfera de una imprenta austera que pertenecía a su abuelo, sentenció su futuro. Conoció al poeta Alí Chumasero, sobre él, le dijeron: era un hombre de libros. “Yo quiero ser una mujer de libros”, decretó entonces su destino.

Consuelo Sáizar es hoy una figura fundamental en la historia cultural de México. Lideró lo que en su momento fuera Conaculta (hoy Secretaría de Cultura), y hasta hoy, figura como la única mujer que ha desempeñado la dirección del Fondo de Cultura Económica, un importante grupo editorial en lengua española.

La editora de libros, consultora de empresas de contenidos culturales y socióloga de la cultura está en La Laguna. Fue invitada a El Siglo de Torreón a dictar una conferencia en torno a modelos culturales. En las instalaciones del diario se siente aclimatada, recuerda, quizá, pasajes de su infancia.

La doctora Sáizar conoce de la historia cultural de México y está convencida que desde ese campo se puede provocar una evolución trascendental. Concuerda con José Vasconcelos, quien aseveró: "La cultura engendra progreso y, sin ella, no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral".

Con pericia ha diseccionado la anatomía de la cultura mexicana para reforzar, con los registros de la historia, su hipótesis que sostiene que ahí se encuentra la respuesta.

Admira la vocación cultural de su país y, en el que, gracias a su inquietud intelectual, pudo convivir con personajes de la talla de José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando del Paso y Carlos Monsiváis, a este último lo describe como su mentor.

Sáizar entiende que lo que hace latir al corazón de un país son su expresiones artísticas, por ello, desde que tiene consciencia milita por la cultura, y aboga para que los creadores mexicanos puedan vivir dignamente de sus pasiones. Para ella hacer cultura es utilizar los recursos de la mejor manera posible para servir a la sociedad.

Antes de dictar la conferencia, la militante cultural acepta charlar con Siglo Nuevo. Aquí algunas de sus reflexiones.

Me gustaría comenzar con desmenuzar un poco el concepto de sociología de la cultura

Yo soy socióloga de la cultura. Es un campo nuevo. Es algo curioso porque también el ejercicio cultural, la documentación, el proyecto de estudiar, digamos, la implementación de políticas culturales, por parte de los gobiernos, es un proyecto reciente, no tenemos grandes antecedentes. La sociología de la cultura es un campo reciente, a mediados del siglo XX es dónde empezamos a ver cuál era el impacto de las políticas culturales que implementan los gobiernos en una sociedad. Y a eso justamente me dedico, a ver cómo se ha articulado también la historia intelectual. Hice una maestría en (la universidad) Óxford sobre historia intelectual, precisamente sobre cuál es el impacto del libro de los pensadores y de las políticas públicas en la cultura.

Juan Villoro alguna vez mencionó que la cultura es la principal válvula de seguridad de una sociedad ¿Concuerda usted con esa idea?

Sería incapaz de contradecir a Juan Villoro, pero podría añadir que no sólo es una válvula de escape, es la identidad, es la capacidad de sentirse perteneciente a una comunidad, pero por otro lado, recientemente, es también la posibilidad de generar una economía alternativa que tiene inmensa viabilidad para las sociedades desarrolladas.

¿Es entonces la cultura la mejor de las alternativas?

Para mí, sí. Creo que la apuesta cultural como lo han demostrado ciertas ciudades muy especialmente Nueva York con el teatro, con la música, Los Ángeles con el cine, en Londres que tiene un centro teatral cinematográfico muy importante, de ópera, de ballet, de danza. (La cultura) es la posibilidad de que el ser humano encuentre, por un lado, sus pasiones, y por otro la infraestructura y la viabilidad de vivir de esas pasiones de una manera muy digna.

¿Cuál es la vocación cultural de México?

México es uno de los pocos países que se funda con una noción cultural cómo nación, es algo impresionante y esta posibilidad se ha venido refrendando y cada una de sus refundaciones, cuando la conquista, es una conquista espiritual, cuando la independencia nos convoca un símbolo, cuando la revolución, prácticamente el registro es absolutamente cultural. México tiene un arco inmenso de posibilidades, porque, por ejemplo, en este siglo podemos detectar una tradición cinematográfica, que además se renueva y que es muy apreciada a nivel internacional. Tenemos bailarines de ballet excepcionales, tenemos cantantes de ópera que son valorados en el mundo, tenemos pintores como Gabriel Orozco y lo que llamo el gran slam de los grandísimos museos a nivel internacional, los arquitectos. Eso, digamos, en el tema de las bellas artes, pero también en términos de las artesanías, lo que se está haciendo con los huicholes, los sarapes, siempre ha sido muy apreciado y cada vez se la da mayor valor artístico, y qué decir de la música. Nosotros tenemos uno de los sonidos más característicos a nivel mundial que es el mariachi, pero también tenemos el jarabe tapatío, somos un país de música, de colores, un país de letras, la poesía de Octavio Paz, la crónica de Carlos Monsiváis, los textos de José Emilio Pacheco, las crónicas de Elena Poniatowska, todo lo que está haciendo este bilingüismo admirable de Valeria Luiselli, de Cristina Rivera Garza. De verdad creo que podría pasar horas y horas cintando grandes talentos de los que tenemos el inmenso privilegio de ser contemporáneos.

Dijo el maestro Carlos Monsiváis: “La apuesta por la transformación política encuentra su mayor aliado en el campo cultural. Sino se da la batalla cultural se puede perder la batalla política”…

Sí, Carlos estaba convencido y esa certeza la trasmitió a todos los que tuvimos la enorme fortuna de conversar de manera cotidiana con él. La transformación de un país, en mi opinión, pasa por una apuesta cultural. Carlos, en ese sentido, era un escritor, un pensador, un mexicano que entendió perfectamente el eje transversal de la sociedad que es la cultura.

En ese sentido y siguiendo con sentencias de Monsiváis: “Somos el lenguaje de quienes nos gobiernan” ¿Hoy en día cómo se podría leer a México?

Carlos era un hombre que construía obras efímeras con el lenguaje, era un artista del aforismo, alguien que cincelaba las palabras para la eternidad aunque fueran efímeras, yo tuve la inmensa posibilidad de conversar largas horas con él, y me daba cuenta que construía obras de arte, que conforme se dispersaban en el aire adquirían consistencia pero paradójicamente también se desvanecían. En ese sentido, Carlos siempre fue alguien que apostó por el lenguaje, alguien que entendió que la posibilidad que nos igualaba eran justamente las palabras. Tenía una sección que es un clásico (Por mi madre, bohemios) y tenía una gran capacidad para mostrar en sus crónicas este subtexto que era expresarse de cierta manera, Carlos le dio dignidad al lenguaje popular. ¿Qué decir ahora? Encuentro innegablemente una degradación del idioma, pero por otro lado, encuentro nuevas rutas hacia el lenguaje. Hace unos años, en la última reunión de la Real Academia de la Lengua en Córdoba, Argentina presenté un proyecto hablando de emoji y emoticones, la nueva frontera del lenguaje, porque en este momento cualquier persona que tenga un celular utiliza este recurso pictográfico para expresarse. Yo misma soy bastante asidua cuando tengo prisa o no quisiera comprometerme con alguna palabra, recurro al lenguaje pictográfico. Extraño a Carlos, lo extraño ahora en que el Twitter ha glorificado el aforismo y en el que el Whatsapp ha recurrido a la parte gráfica, no me imagino a Carlos expresándose con caritas sonrientes o con lagrimas cayendo de los ojos de caritas redondas, pero creo que su aportación en términos twitteros, con el aforismo, hubiera sido absolutamente invaluable y nos hubiéramos visto obligados a editar un libro con sus mejores twits comentando la coyuntura política.

En el proyecto cultural de México ¿cómo observa la participación de las mujeres?

En este momento tenemos una secretaria de cultura. Sari Bermúdez también fue presidenta de Conaculta. Encuentro muchísimas titulares de cultura en los estados que he tenido el privilegio de recorrer ahora a mi regreso a México, después de una década de estar fuera del país prácticamente. En ese sentido he de confesar que veo una capacidad similar entre hombres y mujeres, hombres también muy sensibles y mujeres muy capaces en donde prácticamente lo que define, en todo caso, las actividades de cada uno de ellos, es la pasión por cierto campo, por el musical o por el literario o por la administración de instituciones y empresas artísticas. Para mí ha sido un privilegio inmenso trabajar al lado de hombres y mujeres profesionales, honestas llenas de creatividad y con un gran deseo de servicio para la comunidad artística y cultural.

¿Qué representa para usted ser, hasta el momento, la única mujer que ha liderado el Fondo de Cultura Económica?

¿Qué significa para mí? Una sorpresa, porque el mundo editorial es un mundo de mujeres. Es curioso pero ya pasaron 11 años desde que tomé posesión como directora del Fondo de Cultura Económica. Recuerdo que cuando me nombraron José Emilio Pacheco me invitó a comer y me dijo ‘Que joven eres para dirigir el fondo’ y le dije ‘José Emilio ya tengo 40 años’ y me dijo, ‘cuando tengas 60 (ahora tengo 61) vas a voltear y vas a ver que joven eras’. No se que edad tenga Paco Taibo ahora, pero mi sucesor, que fue Joaquín Díez-Canedo, era más grande que yo, también el maestro José Carreño Carlón. En mi caso hubo una decisión desde los siete años de querer dirigir el Fondo de Cultura Económica. En la atmósfera de una imprenta mi abuelo Martín Sáizar me presentó a Alí Chumasero que también era de Acaponeta, el pueblo donde yo nací, y me dijo ‘ese hombre escribe, publica y edita libros’ y le pregunté qué dónde trabajaba, yo tenia siete años, y me dijo: en el Fondo de Cultura Económica. Fue un momento epifánico, ahí supe que quería escribir, editar, publicar y siempre leer libros, en ese momento decidí que iba a trabajar en el fondo.

En su experiencia dentro de la gestión cultural que realizó ¿Cuáles pudiera decir son las fortalezas y debilidades de la política cultural de México?

México es ejemplar. Durante el siglo XX desarrolló infraestructura, programas y otorgó gran dignidad a la profesionalización de los artistas y de los creadores, en ese siglo, también, se aportaron los fondos concursables y las becas de una manera ejemplar. Coahuila (por ejemplo) ha apostado por el concurso de poesía y en editar. Ustedes son una potencia editorial muy importante en términos de gobierno estatal. Creo que hay áreas de mejora más que debilidades y áreas de oportunidad que podemos implementar, en ese sentido, la apuesta que se hizo para financiar películas ha sido muy admirable y tenemos una generación a la altura de la época del cine de oro. Para mí es muy esperanzador ver que lo mejor que tiene México son sus artistas y su gestión cultural.

Para finalizar Consuelo ¿es México una potencia cultural a nivel mundial?

Ese era mi slogan cuando fui presidenta de Conaculta: México potencia cultural mundial. Déjeme contarle algo Daniela: yo soy consultora, hago consultoría para países y para empresas internacionales en términos de cultura y de empresa cultural, no voy a decir el nombre del país, pero me contratan y cuando me preguntan ‘qué podemos hacer aquí’, yo concluyo y les digo ‘ustedes no son un país que se identifica con la cultura, se identifica con la empresa, con las finanzas, incluso con una industria, pero no hay nada que les dé una noción de cultura’. A diferencia, por ejemplo, cuando se inauguran las olimpiadas de Londres se pudo ver allí la grandeza cultural de Inglaterra y de toda Gran Bretaña, uno veía toda su parte musical, la parte de teatro, sus universidades. Cuando contemplé esa inauguración pensaba: si México fuera el anfitrión de las olimpiadas, que lo hicimos en el 68 y fue un mosaico cultural, pero que tal vez no pude dimensionar en toda su grandeza porque yo tenía siete años, pero hice un equivalente. Imagínese usted mostrar lo que es México, imagínese escuchar la voz de Octavio Paz, la pericia musical de Alondra (de la Parra), la pintura de Toledo o de Tamayo, imagínese usted ver todo eso en una ceremonia magnífica en donde usted pudiera sentir lo que es ser mexicano. Pues eso es ser mexicano. Sí, somos una potencia cultural mundial.

Algo que quisiera agregar

Agradecer a Coahuila, a El Siglo de que me invitaran a este Estado magnífico en el que encuentro una identidad cultural muy sólida que se refleja en sus letras, que se refleja en su música. Tuve el inmenso privilegio de recibirlos cuando estuve a cargo de la dirección general de la Feria Internacional del Libro del Tec de Monterrey y quedé sorprendida por el talento de sus escritores, por su música, estoy recorriendo de nuevo su infraestructura, el Teatro Isauro Martínez, el Museo Arocena, y todo lo que han construido ha sido por la gran apuesta de crear la Secretaría de Cultura, por darle continuidad a un talento que lo ha hecho espléndidamente, que es Ana Sofía García Camil que ha consolidado muy bien la secretaría y que esa continuidad que le han dado, ha permitido que Coahuila encuentre, de manera muy afortunada, su vocación cultural.

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