La nostalgia es una de las manifestaciones de la melancolía. Es aquel sentimiento generado de buscar dentro de la memoria tiempos anteriores de felicidad constante donde las flores olían mejor y el sol brillaba con mayor intensidad. No es extraño que durante una época donde la depresión es la enfermedad más padecida por una sociedad que vive dentro de un sistema que lo agota de múltiples maneras y que lo somete a panoramas económicos, ambientales y políticos cada vez más oscuros y pesimistas, el recuerdo de la felicidad ronde dentro de la cabeza del ser humano.
Y ante la imposibilidad de palpar una emoción positiva verdadera, muchos sectores de la población buscan de manera artificial la sensación de alegría, ya sea mediante consumismo, redes sociales o autoayuda. Basándose en esa búsqueda la industria cinematográfica convirtió a la nostalgia en su motor principal para atraer un público cada vez menos acostumbrado a asistir a las salas de cine.
La evocación de esta emoción no se realiza con medios artísticos, sino explotando sin límites las propiedades intelectuales (mejor conocidas como IPs). Actualmente son las máximas fuerzas de los grandes estudios de cine y las cadenas de streaming. Este catálogo de personajes, historias o universos disponibles es tan importante que hasta se presenta en los logos de las compañías al inicio de sus producciones. Y los datos son contundentes, en el año 2022 dentro de las diez películas más taquilleras, según las revista Forbes 9, son secuelas, remakes, reboots o spin off.
La industria japonesa no es ajena a lo que sucede en occidente, pues padece de síntomas similares. Sus producciones logran tanto éxito dentro y fuera de sus fronteras, por lo que no desaprovechan la oportunidad de llevar a la pantalla (ya sea grande o chica) a personajes míticos como Godzilla, Goku o Naruto, para seguir generando oro.
El anime que trascendió
Uno de los animes con mayor reconocimiento mundial es Neon Genesis Evangelion, que cuenta la historia de Shinji Ikari, estudiante depresivo de secundaria, que es obligado por su padre a pilotear un Evangelion, un robot gigante de morfología antroporfica, para salvar a la humanidad del tercer impacto, una especie de apocalipsis provocado por los ángeles, extraterrestres gigantes con poder de destrucción enorme. Toda esta trama grandilocuente es una excusa para hablar de temas existenciales dentro de la vida de un adolescente en proceso de maduración, tocando conceptos de psicológicos y filosóficos.
La obra ha obtenido el título de culto entre seguidores de anime tanto de nicho como ocasionales, volviéndose un referente estético, simbólico y hasta musical. Incluso es una de las fuentes principales de plantillas para memes. Por estas razones era de esperarse que un estudio de animación como Gainax no soltara con facilidad esta gallina de los huevos de oro. Entre todos los proyectos posteriores los más importantes fueron los rebuild, es decir, una nueva versión de la serie pero en formato cinematográfico y con mayor presupuesto una manera de acercar a públicos jóvenes.
Hideaki Anno, autor original de la obra, otra vez se encargó de dirigir y escribir estas nuevas cuatro películas: Evangelion: 1.11 Tú (No) Estás Sólo (2007), Evangelion: 2.22 Tú (No) Puedes Avanzar (2009), Evangelion: 3.33 Tú (No) Puedes Rehacer (2012) y por último la más esperada y la que concierne el presente texto, Evangelion: 3.0+1.0 Tres Veces Una Vez (2021).
La cinta se estrena casi 10 años después de su precuela durante época pandémica con un estreno en cines exitoso en Japón. En esta serie de películas la fidelidad con la obra original se rompe en la segunda entrega, donde todo toma un rumbo diferente. Dando a entender a los espectadores que no será el mismo final abstracto y ensayístico de la obra (hecho así por falta de presupuesto, pero extendido en una película The End of Evangelion). En Evangelion: 3.0+1.0 Tres Veces Una Vez el mundo está aún más destruido, todo por culpa de Shinji, nuestro protagonista. Ahora se está escondiendo en los alrededores de su ciudad natal en un pueblo rural donde la comunidad que lo habita ayuda a mejorar su estado anímico, para decidirse a enfrentar sus problemas.
Cambio de enfoque
La obra de Hideaki Anno se ha caracterizado en dar mayor énfasis a los conflictos existenciales que a las batallas espectaculares, y en esta película los grandes momentos están en la sencillez y la cotidianeidad. El enfoque está en la belleza de lo simple. Y aunque todo lo relacionado a evangelion nunca ha sido pesimista, en esta ocasión se destila optimismo. Quizá es menos complejo que la primera vez pero es porque se contrastan dos puntos de la salud mental de su autor. Un donde la depresión corroía su alma, otro en mayor plenitud artística y personal.
Hay que considerar a las películas y a la serie original como una obra completa. Ambas están relacionadas y una ayuda a leer la otra y viceversa. Incluso se pueden conectar de manera narrativa según ciertas interpretaciones. Ambas se construyen a partir del dilema del erizo de Shopenhauer, de los complejos de Edipo y Elektra de Freud, o el ego y el Inconsciente colectivo de Jung. Y fundamentalmente incluyen una fuerte crítica hacia la cultura otaku y geek, pues juega con sus expectativas y fantasías para mostrar fragmentos realistas de la naturaleza humana.
En la serie se plantea la historia con las típicas convenciones del anime conocidas como fanservice, donde se involucran fantasías del público, que luego, se proyectan en el protagonista, quien tiene que ser un modelo en lo que hace y tener a muchas mujeres interesadas en él. Pero poco a poco convierte esto en traumas psicológicos de los protagonistas que les impide avanzar en su vida, volviéndolos esclavos de la sociedad del rendimiento, donde el poder lo es todo. Evangelion siempre ha tenido la postura clara de que no siempre puedes lograr todo.
En esta última entrega, durante su acto final, los personajes tienen en sus manos el destino de la humanidad. Esta vez con mayor estabilidad emocional, que los lleva a tomar decisiones correcta al final de su recorrido de elegir las peores opciones. Todos se despiden de sus traumas para poder dejar ir el dolor. Pero esta vez obtienen otra oportunidad, otorgada por Shinji quien puede cambiar el rumbo de las cosas, tiene la capacidad de cambiar la realidad. Entonces, decide decirle adiós al mundo de los robots gigantes.
Esta despedida del protagonista al mundo que habita, es también una despedida a los fanáticos de la obra. Tras decir adiós a los Evangelion sonríe, momento icónico por ser uno de los personajes que mejor han representado la depresión en la cultura popular. De esta manera el autor les dice a todos aquellos que aun quieren más, que arrastran la nostalgia de la primera vez que vieron la obra, que soltar es la mejor manera de encontrar la felicidad y esta búsqueda está fuera de la pantalla. Esto es valiente por no anclar más al pasado, tratar de ver un presente perdido. Evitar falsas promesas de multiversos, secuelas o historias de origen. Lanzar a la nostalgia sintética de las empresas fuera de sus vidas, y ser felices formando momentos memorables fuera de una pantalla. De esta manera cuando por fin lo logren, puedan ver su pasado y su presente, puedan decirse a si mismos: felicidades.
La serie Neon Genesis Evangelion junto a la película The End of Evangelion están disponibles en Netflix, y los cuatro rebuilds están disponibles en Amazon Prime video.
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