Sí, efectivamente, la economía de Estados Unidos produce 23.3 billones de dólares de productos y servicios en un año. Esto la convierte en la mayor del mundo. La de México es de apenas 1.3 billones de dólares. Como decía recientemente el senador John Neely Kennedy de Louisiana, la economía estadounidense es 18 veces mayor que la mexicana.
El tamaño de la población importa, pero no lo explica todo. La Unión Americana tiene 332 millones de habitantes contra 127 millones de México. Nuestros vecinos del norte logran una producción per cápita anual de 70 mil 249 dólares, los mexicanos solo de 10 mil 46. Si consideramos que la producción de cada estadounidense es siete veces mayor que la del mexicano promedio, no sorprenderá que Estados Unidos sea mucho más rico, ni que tantos mexicanos arriesguen la vida para tratar de ingresar a la Unión Americana y quedarse a trabajar y vivir allí.
Sin embargo, no siempre fueron tan marcadas las diferencias. En la colonia, por ejemplo, un período que duró 300 años, más que los 202 del México independiente, la Nueva España tenía un nivel de vida similar, o quizá superior, al de las colonias inglesas de Norteamérica. En 1820, después de la independencia, Estados Unidos ya era más rico, con un PIB per cápita de mil 257 dólares internacionales en 1990 contra 759 de México; pero la diferencia de 65 por ciento era muy inferior a la de siete veces que se registra hoy.
¿Por qué creció tanto la prosperidad de nuestros vecinos ante el estancamiento y el rezago nuestros? Estadounidenses y mexicanos compartimos una misma región, con muchas características similares, especialmente en el sur de ellos y nuestro norte. La geografía no es el problema. Hay quien piensa que lo son la etnia o la cultura, pero los mexicanos en Estados Unidos tienen una riqueza por lo menos cinco veces superior a la de quienes se han quedado en nuestro país. Hay que ver más bien el entorno legal y social.
Estados Unidos ha sido desde su independencia uno de los países con mayores libertades económicas. Siempre fue más fácil invertir, comerciar y migrar allí que en otros territorios. Es una nación, también, con un sólido estado de derecho. La actividad económica de la Unión Americana se ha centrado en las personas y las empresas; en México, en contraste, el gobierno siempre ha sido el foco de la actividad y de las decisiones más importantes. El sistema descentralizado, claramente, ha funcionado mejor.
Estados Unidos ha cometido muchos errores, como cualquier otro país. Nació, por ejemplo, con un porcentaje importante de la población en situación de esclavitud. Esto no solo violaba la dignidad humana, sino que le restaba fortaleza a la economía al impedir el ingreso de millones del mercado. En México, en cambio, la esclavitud se abolió desde la independencia. La Unión Americana, por otra parte, tuvo siempre un importante flujo de inmigrantes, lo cual le inyectaba vigor económico. En México, en contraste, se mantuvieron siempre cerradas las puertas a la inmigración; el resultado fue una sociedad rígida, con poca competencia e innovación.
Estados Unidos y México comparten una frontera de tres mil 152 kilómetros. Por ella cruzan anualmente cientos de miles de millones de dólares de mercancías y millones de personas. La enorme diferencia en desarrollo, sin embargo, nos obliga a reflexionar sobre las decisiones económicas y políticas de cada uno de estos países. Nadie tiene todas las respuestas a las preguntas sobre cómo construir una mayor prosperidad, pero no hay duda de que Estados Unidos ha hecho un mejor trabajo que México.
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