Todas esas cosas que te diré mañana
Literatura

Todas esas cosas que te diré mañana

Un viaje de autoconocimiento alejado de apegos

Todas esas cosas que te diré mañana habla de viajes en el tiempo, pero no como ciencia ficción, sino como un guiño al hecho de permanecer amarrada al pasado y revivirlo una y otra vez en la mente, porque el presente marca la ausencia de la persona amada.

El terreno de la española Elísabet Benavent son las novelas de comedia romántica (o romántico-contemporáneas, como ella las llama). Es autora de más de una veintena de libros entre los que destacan la saga En los zapatos de Valeria y Un cuento perfecto. A lo largo de toda la obra de la autora, se pueden apreciar tramas realistas con finales agridulces.

Es licenciada en comunicación audiovisual y dice que su afición a la escritura surgió a una edad muy temprana, porque su hermana le inculcó el gusto a la lectura. No sabe exactamente cómo empezó a escribir, sólo sentía la necesidad de hacerlo.

SINOPSIS

El libro está narrado en primera persona por Miranda, la protagonista, y a veces por su expareja Tristán. Todo comienza cuando un día por la tarde, este último cita a Miranda en un café y le dice que, aunque la ama, su relación ya no tiene futuro. En ese momento a ella se le cae el mundo, pero decide esperarlo en el departamento de ambos para decirle todas las cosas que pasó por alto durante los cinco años de relación.

Pero Miranda no se despierta al día siguiente de su ruptura, sino que revive el día en que conoció a Tristán. A partir de ahí, cada mañana es un salto en el tiempo y durante las casi 500 páginas de la novela, el lector acompañará a la protagonista a revivir los momentos más significativos de su relación.

El libro destaca por su estilo fresco y directo, y por la forma en que la autora logra crear un personaje cercano y realista con el que el lector puede empatizar. Además, la obra aborda temas universales como la búsqueda de uno mismo, el amor y la pérdida, rasgo que la hace muy accesible.

MIRANDA

Miranda trabaja como directora en una revista de modas de Madrid y está completamente enamorada de lo que hace. Es muy apasionada y desprecia los sentimientos a medias. Le gusta mucho querer, la buena comida y el sexo. Todo el tiempo viste de negro y lleva labial rojo.

Imagen: Suma

Con ella, la autora acertó al construir un personaje femenino que, aunque ama a su pareja con toda el alma, está consciente de sus sueños y pasiones; vemos que su vida no gira en torno a su relación. Justamente el libro habla de este proceso donde ella flaquea y se plantea fallarse a sí misma con tal de que Tristán se quede a su lado.

EL AMOR NO LO PUEDE TODO

Este libro de Elísabet Benavent rompe con el amor romántico. Durante toda la historia vemos cómo la pareja busca pasar por alto sus diferencias y atravesar las dificultades que se les presentan: la mala relación de la hermana de Tristán con Miranda, los distintos planes a futuro, el trabajo de Miri y el odio de Tristán por Madrid contra el amor de ella por la ciudad.

A pesar de que en varios capítulos ambos personajes son conscientes de esto y juran poder arreglarlo, inevitablemente llegan a la conclusión de que, aunque se amen, para poder estar juntos uno de los dos tendría que abandonar los sueños que lleva persiguiendo toda la vida y eso no sería justo ni para él ni para ella.

La diferencia más grande entre ambos es que Tristán sueña con tener hijos y vivir una vida tranquila en la provincia, mientras que Miranda no quiere ser madre y ama despertar a las carreras para ir a las pasarelas.

UNA MANERA FAMILIAR DE AFRONTAR EL DUELO

Otra cuestión que aborda el libro es la muerte de la madre de Miranda, quien falleció cuando ella tenía cuatro años, aunque su padre sigue hablando de ella como si fuera parte de su día a día.

Poco antes de llegar a la parte final de la novela, la protagonista y su padre tienen una conversación importante para la trama, donde él le dice que ha escogido vivir dos vidas: una en el presente con su hija y otra en el pasado con su esposa. Ahí es donde Miranda se da cuenta de que vive aferrada al pasado y que sus oportunidades de revivirlo no son más que su mente tratando de protegerla del dolor.

Justo después de esa plática, “despierta” en un futuro donde ha dejado ir a Tristán y, aunque todo lo que está dentro de su casa le parece ajeno, se da cuenta de que estará bien. Así como tuvo una vida con él, también podrá tenerla sola.

Elísabet Benavent. Imagen: EFE

EL FALLO DEL LIBRO

La historia es buena y su mensaje es claro: “lo primero es priorizarse, estar feliz y a gusto con uno mismo y después viene todo lo demás. Elegirse o elegirnos para poder avanzar en la vida”. Ciertamente, la autora logró transmitir esa idea, pero lo que no termina de encajar es el toque de irrealidad que le añade, además de que la trama se alarga bastante y por momentos resulta poco clara. Los saltos en el tiempo de Miranda la confunden a ella y puede que también al lector.

En general la obra es buena. Uno de los puntos que tiene a su favor es su forma de dirigir a los personajes secundarios, sin embargo, en esta historia ninguno de ellos es realmente importante o tiene un desarrollo ajeno a los protagonistas. Realmente todo el tiempo se siente a Miranda y a Tristán como los únicos importantes en la trama.

SU MEJOR ACIERTO

La forma en que la autora aborda los recuerdos es lo más destacable de la obra. Elísabet dice que estos adquieren valor cuando las personas se han ido, que a veces nuestra mente los cambia y los reconstruye como nos hubiera gustado que fueran, que nos permiten revivir situaciones que pasamos por alto, y es justo lo que se entiende como los “viajes en el tiempo” dentro de su libro: Miranda está inmersa en su mundo y en tratar de revivir para corregir sus “fallas”.

En cada novela este tipo de reflexiones son lo más destacado y característico de la narración de Elísabet, una pluma que puede construir una historia a partir de un sólo sentimiento. El punto de partida de la narración es justamente el título del libro: “Todas esas cosas que te diré mañana”. Y es que Miranda se siente abrumada por la cantidad de veces que dejó que su trabajo pasara por encima de Tristán o por titubear a la hora de que su pareja le pidiera ser madre (aunque ella sabía que no quería). El arrepentimiento es lo que la manda a su “viaje en el tiempo”, pero ¿realmente el nombre de la obra está dirigido a Tristán? La respuesta es no.

Después de revivir los momentos más significativos de su relación, el lector se da cuenta de que la frase iba dirigida a la misma Miranda. Cuando ella deja de lado la negación y comienza a abrazar la idea de que Tristán se ha ido de su vida, la historia da a entender que Miri nunca dejó que el día siguiente llegara, optando por atrapar los recuerdos que quedaban de su amor y convertirlos en una realidad. “Todas esas cosas que te diré mañana” se refiere a un “mañana te diré que vas a estar bien”.

En general se trata de un buen libro, fácil de leer y lleno de reflexiones. Si bien no es la mejor obra de la autora, es un paso más en la definición de su estilo y el impacto que ha tenido en la literatura juvenil desde hace varios años.

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