La estimulación infantil se refiere al conjunto de técnicas que se realizan con el fin de promover el desarrollo integral de los niños en sus primeros años de vida, desde su nacimiento hasta los seis años, aproximadamente. Se enfoca en diferentes áreas de desarrollo, tales como la motricidad, el lenguaje, la afectividad y la socialización. Puede realizarse a través de juegos y actividades lúdicas como la música, el dibujo, la lectura, la comunicación verbal o no verbal, entre otros, que permiten al niño aprender de forma natural y divertida, teniendo en cuenta sus características y necesidades.
Con este tipo de acciones se busca mejorar su capacidad de percepción, exploración, aprendizaje y comunicación, aunque es importante mencionar que pueden resultar contraproducentes si se realizan de forma excesiva o forzada. También hay que tomar en cuenta que uno de los estímulos más importantes que recibe el infante es la interacción con sus padres y/o cuidadores.
¿HIPERESTIMULAR?
La sobreestimulación o hiperestimulación ocurre cuando los niños se ven abrumados por más experiencias, sensaciones, sonidos y actividades de los que son capaces de afrontar. Por ejemplo, es común que un recién nacido presente llanto excesivo después de una reunión familiar en la que muchos extraños lo han cargado o abrazado.
Las personas, especialmente los niños, responden a la información sensorial de diferentes maneras. Algunos menores tienen un umbral bajo para cierto tipo de estimulación, entonces es posible que respondan negativamente a ella mucho más rápido que los demás.
Existen varias razones por las cuales la sobreestimulación puede hacerse presente en la vida de los niños. En ocasiones se les expone a más sensaciones de las que pueden tolerar y procesar adecuadamente en relación con su edad. Igualmente, cuando se pretende mantenerles siempre entretenidos con actividades extracurriculares o exceso de hobbies, sin permitirles que gocen de momentos de tranquilidad, podemos estar incentivando una hiperestimulación.
Los aparatos electrónicos pueden ser una gran herramienta si se usan con moderación, pero los padres de familia suelen usar la tecnología para que sus hijos se calmen o dejen de crear caos dentro del hogar. Si se intenta mantener ocupadas su mentes con juguetes llenos de luces, sonidos y botones, con la televisión o con dispositivos electrónicos por largos periodos de tiempo, podemos sobrecargarlos de estímulos y provocar una dependencia que resultará en arrebatos de mal comportamiento cada vez que no estén frente a la pantalla.
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SIGNOS Y CONSECUENCIAS
Hay que tener en cuenta que los niños que están sobreestimulados aún no saben lidiar de forma correcta con lo que están sintiendo y a veces no tienen las habilidades de comunicación lo suficientemente desarrolladas para transmitir su angustia. Es por lo que se deben tener presentes los signos de la hiperestimulación:
- Llanto descontrolado, más fuerte de lo normal.
- Movimientos bruscos (en infantes de menos de un año).
- Conducta extra irritable o de mal humor.
- Apariencia cansada.
- Actuación fuera de lugar para su personalidad.
- Conductas agresivas.
Algunos de los problemas más comunes que se presentan por la hiperestimulación en los niños son:
Problemas de atención. Cuando los estímulos sobrecargan el cerebro de un menor, este puede llegar a tener dificultades para enfocarse. Además, cuando no hay estímulos, es posible que su cerebro se mantenga como su estuviera apagado, ya que necesita un alto nivel de ellos para ponerse en marcha.
Desesperación y frustración ante altos niveles de exigencia. Sus reacciones normales cambian cuando no son capaces de hacer o se les niega una cosa. Suelen experimentar ira, ansiedad o apatía.
Retraso en el desarrollo. La sobrecarga de estímulos tiende a interferir en el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños, especialmente si no reciben el tiempo y el espacio necesarios para explorar y aprender.
Trastornos del sueño. Los infantes hiperestimulados pueden tener dificultades para conciliar el sueño o dormir de manera adecuada, lo que afecta su descanso y rendimiento día a día pero, sobre todo, su salud.
SOBRELLEVAR EL ESTÍMULO
La clave para ayudar a un niño a lidiar con la hiperestimulación es aprender cómo responde a diferentes tipos de sensaciones. Existen varias estrategias para ello.
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Construir un entorno tranquilo es importante para que el menor aprenda a reducir los niveles de estimulación a los que está acostumbrado. Esto incluye atenuar las luces, reducir el ruido de fondo y proporcionar un espacio cómodo para descansar. Además, fomentar la actividad física y el juego creativo de forma moderada puede ayudarle a liberar exceso de energía y reducir su inquietud y ansiedad. Establecer una rutina diaria también lo hará sentirse más tranquilo; se recomienda comenzar por incluir horarios regulares para comer, acostarse y jugar.
Limitar la tecnología es uno de los primeros pasos para sobrellevar este problema. Como se mencionó anteriormente, el uso indisciplinado de los aparatos eléctricos es una de las principales causas de sobreestimulación infantil en la actualidad. Algunos estudios recientes muestran que permitir que un niño en crecimiento use una tableta puede causar que su mente se vea afectada por la rápida exposición al contenido digital. Hay de todo en la web con poca o ninguna credibilidad, y esto llega a provocar que los niños estén expuestos a situaciones poco saludables a una edad temprana, incluidos el lenguaje y los comportamientos inapropiados que suelen mostrarse en línea.
Existe una brecha entre el empleo de la tecnología como herramienta de aprendizaje y su utilización como forma de distracción y reemplazo de las acciones disciplinarias que deberían ejercer los adultos. Mucho de lo que hacemos hoy en día gira en torno a los dispositivos electrónicos, por lo cual no es completamente negativo que los niños los utilicen, sin embargo, sostener una responsabilidad y control parental es bastante importante para disminuir la posibilidad de problemas como la sobrecarga de estímulos.
No hay una respuesta correcta cuando se trata de cuánta estimulación es demasiada porque cada niño es diferente. Resulta necesario buscar ayuda profesional de un pediatra, psicólogo u otro proveedor de atención médica que se especialice en el desarrollo infantil. En general, proporcionar un entorno estable y de apoyo, alentar la actividad física y creativa, y reducir el tiempo frente a la pantalla ayudará a reducir la sobrecarga de estímulos y a promover un desarrollo saludable en los niños.
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