El aire caliente parece asfixiar al transeúnte que sin protector solar, manga larga o algún sombrero, prácticamente sale de su hogar para asistir a una guerra sin armas. Son días sumamente calurosos en La Laguna, cuando todavía faltan algunas semanas para el comienzo de la canícula, con temperaturas que amenazan con rebasar los 45 grados Celsius.
Esta manifestación atmosférica no se ha presentado exclusivamente en el norte del país, sino que también se ha extendido hacia el centro y sur. Por ejemplo, la temperatura máxima en Ciudad de México ha oscilado entre 30 y 32 grados, cuando lo normal en esta época del año sería que no rebasara los 25 grados.
Pero, ¿cómo se desglosa este fenómeno? Aunque no existe una definición oficial para el concepto de onda de calor, algunas instituciones oficiales alrededor del orbe han acuñado las propias.
Según el Servicio Meteorológico Nacional de México (SMN), una ola de calor consiste en el “calentamiento importante del aire o invasión del aire muy caliente sobre una zona extensa, el cual puede durar desde unos días hasta una semana”.
Mientras que la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos, considera que se trata de un “periodo con una dirección mínima de dos días donde las temperaturas de un área determinada superan las medias históricas”.
En cuanto a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de España, se indica que la ola de calor responde a “un periodo de al menos 10 días consecutivos, en que al menos el 10 por ciento de las estaciones meteorológicas consideradas registren temperaturas ambientales por encima del percentil del 95 por ciento de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.
ACTUAL OLA
Según datos del SMN, México registrará en 2023 un total de cuatro olas de calor. Las dos primeras sucedieron en los meses de abril y mayo, la tercera comenzó en junio y durará hasta principios de julio, y además habrá una cuarta a partir de este último mes.
Caballo sufre golpe de calor en Gómez Palacio y se desmaya. Crédito: El Siglo de Torreón
La tercera ola de calor que ha afectado al país en las últimas semanas podría tener relación con múltiples factores. En una entrevista concedida al medio N+, el ingeniero Alberto Hernández Unzón, excoordinador del SMN, indicó que en más de 30 años no había percibido un fenómeno de tales magnitudes.
Su análisis se enfocó al centro del país, donde en junio ya no deberían de ocurrir este tipo de olas, las cuales son más comunes en abril y mayo.
“Pero ya llegar a junio tan prolongado, tan severo, pues hablamos de algo que normalmente no se da en el Valle de México”.
Una de las explicaciones a este fenómeno podría recaer en el calentamiento global. Si bien las olas de calor siempre han existido, el aumento de su frecuencia apunta al deterioro del orbe. Hernández Unzón basó esta afirmación en los comportamientos del fenómeno durante estas semanas. En primer lugar, señaló la gran cantidad de viento solar, un flujo de partículas con cargas eléctricas positivas (iones) y negativas (electrones).
En este rubro, cobra relevancia la llamada cúpula o domo de calor, que en palabras del ingeniero Hernández Unzón cedidas también al medio BBC, se podría definir como una “olla express”.
El domo se forma cuando el aire caliente, en un área de alta presión atomosférica, es empujado hacia abajo y queda atrapado, lo cual provoca que las temperaturas se disparen en el lugar. Según el artículo de la BBC, titulado Domo de calor: qué es el fenómeno que está provocando temperaturas extremas en partes de México, Centroamérica y Caribe, se que cree que este tipo de eventos es provocado por los cambios bruscos en las temperaturas del océano.
Una vez que el aire caliente queda atrapado, forma una cúpula que es flanqueada por sistemas de baja presión a ambos lados.
A esto se suma el fenómeno conocido como El Niño, formado ante el incremento de las temperaturas del océano Pacífico. Generalmente, los vientos alisios empujan el agua caliente hacia el oeste, donde se ubica Asia y Oceanía, mientras que las corrientes frías llegan a las costas de América. No obstante, El Niño provoca que las corrientes cálidas se dirijan al continente americano.
Por eso, en latitudes norteamericanas, tras alcanzarse altas temperaturas en las regiones canadienses de Columbia Británica y Ontario, se han registrado hasta 400 incendios forestales que continúan en activo.
Crédito: El Universal
Caso importante es también Estados Unidos, pues en estados como Texas, Louisiana y Florida, alrededor de 35 millones de personas se encuentran en riesgo ante temperaturas no comunes que podrían superar los 42 grados Celsius.
OTRAS CAUSAS Y MEDIDAS
Un informe publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que algunos aspectos que incentivan la sensación de calor responden a las superficies oscuras y de alta conductividad térmica, como el asfalto en las ciudades, pues son capaces de absorber una cantidad mayor de radiación que las zonas rurales.
A esto se añade la falta de vegetación y áreas verdes suficientes dentro de las zonas urbanas, lo que impide que se produzca un descenso de temperatura por la evaporación del agua de las plantas.
También se indicó que los edificios de grandes magnitudes absorben más calor y bloquean el paso natural del viento, evitando que las ciudades puedan refrescarse gracias a las corrientes.
Por último se encuentra la contaminación atmosférica que es causada por las fábricas, los automóviles, e incluso los aparatos de aire acondicionados que atrapan la radiación solar y evitan que se disipe el calor, lo cual a su vez incrementa la temperatura del aire.
Cabe destacar que la ola puede causar afectaciones en el cuerpo humano, tales como insolación, desmayos, deshidratación, enfermedades diarreicas agudas, enfermedades en la piel y el llamado golpe de calor.
Las señales de este último son: dolor de cabeza y convulsiones, pérdida del conocimiento, confusión, mareos, pulso rápido, náuseas, sudoración excesiva y la piel seca y caliente.
Las recomendaciones para evitar los estragos por el golpe de calor consisten en evitar asolearse entre las 11:00 y 18:00 horas, vestir ropa suelta de colores claros y manga larga, omitir las actividades físicas intensas bajo el sol, tomar abundante agua aunque no se tenga sed, ingerir alimentos frescos como frutas y verduras, permanecer en la sombra y lugares frescos, usar protector solar (se recomienda mínimo F15), emplear lentes de sol, gorra o sombrero, además de evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
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