El imparable avance de los autos eléctricos
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El imparable avance de los autos eléctricos

¿Es momento de despedirse de los motores de combustión interna?

Probablemente la tendencia que está causando más impacto en el mercado automovilístico es la transición de vehículos con motor de combustión interna a vehículos eléctricos. Si se considera que la automotriz es la industria manufacturera más relevante a nivel global, es fácil concluir que este cambio en la producción podría afectar varias dinámicas económicas en el mundo.

Esta industria se está comenzando a recuperar de la caída de 0.6 por ciento que tuvo del 2017 al 2022. De seguro fue uno de los sectores más afectados por la pandemia de covid-19, pues su declive fue más rápido que el de la economía global en el periodo de emergencia sanitaria.

A pesar de esas dificultades, el número de vehículos eléctricos en las calles ha incrementado considerablemente. De hecho, en 2020, mientras la industria automotriz tenía su peor año desde 2008, las ventas de autos eléctricos tuvieron su mayor repunte en la última década, logrando un incremento del 40 por ciento respecto al 2019.

El crecimiento ha sido constante. Basta con revisar los datos en Estados Unidos: los vehículos eléctricos representaban el 0.2 por ciento de las ventas totales de autos en 2011, mientras que en 2022 fue el 5.7 por ciento. Los porcentajes en Europa y China son incluso mayores (12.1 y 32 por ciento, respectivamente).

Se espera que esta tendencia se acelere, sobre todo porque son muchos los países que para 2050 esperan lograr cero emisiones netas, es decir, que se remueva tanto dióxido de carbono de la atmósfera como se produce. Las naciones que lideran esta carrera son Bután y Suriname, seguidas de Suecia, Reino Unido, Francia, Dinamarca, Nueva Zelanda y Hungría, de acuerdo al Rastreador de Cero Emisiones Netas.

El transporte es uno de los sectores clave para alcanzar el objetivo, pues produce alrededor de una tercera parte del dióxido de carbono en el mundo. Es por esto que al menos 15 países pretenden detener por completo las ventas de vehículos de combustión interna entre 2030 y 2040.

¿DEMASIADO OPTIMISMO?

En noviembre de 2021, se firmó en Estados Unidos la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleos, donde se estipula un presupuesto de siete mil 500 millones de dólares para la construcción de una red nacional de estaciones de carga para autos eléctricos. Asimismo, el gobierno federal ofrece créditos fiscales de hasta siete mil 500 dólares en la compra de este tipo de vehículos. Algunos estados, además, requieren por ley que las plantas manufactureras cumplan una cuota de eléctricos o híbridos.

Trabajadores en la construcción del primer camino electrificado de su tipo: cargará automóviles mientras están en movimiento. Crédito: Elonroad

Suecia, por su parte, lanzó la Comisión de Electrificación en 2020, cuyo propósito es acelerar la electrificación del transporte, incluido el de carga. La iniciativa asignó 50 millones de euros en 2021 y 55 millones en 2022 para trabajar en ese objetivo. A eso se añade el proyecto nacional de sistemas viales eléctricos, es decir, carreteras capaces de cargar las baterías de los vehículos mientras están en movimiento. El primero de estos caminos ya está en construcción, y se espera que para 2035 la red se extienda a lo largo de tres mil kilómetros.

Ciudad de México se comprometió a frenar la venta y circulación de coches de gasolina en 2050, aunque a nivel nacional todavía no se tienen claras las metas al respecto porque México es el único país del G-20 que no ha presentado su plan para alcanzar las cero emisiones netas.

Las medidas para la electrificación del transporte varían de territorio a territorio; sin embargo, algunos análisis apuntan a que la mera sustitución de los motores de combustión interna no es suficiente.

Un artículo en The New York Times analiza los datos del Environmental research letters: electric vehicle sales projections (Cartas de investigación ambiental: proyecciones de ventas de vehículos eléctricos), concluyendo que, incluso si para 2050 los eléctricos conforman el 60 por ciento de las ventas totales de autos, la mayoría de los vehículos en uso seguirán funcionando con gasolina debido a que su vida útil puede extenderse alrededor de 20 años.

Para mitigar esta situación, sería necesario que para 2035 ya no se vendieran de este tipo en absoluto, algo difícil de lograr por los cambios que implica para las fábricas y por el riesgo de perder compradores en caso de que los autos eléctricos sigan siendo considerablemente más costosos que sus contrapartes de combustible.

Respecto a este último punto, cabe destacar que la tendencia es que sigan bajando de precio. Por ejemplo, este año Tesla disminuyó el costo de varios de sus modelos en un cinco por ciento.

Hay quien también señala que la contaminación producida por la extracción de litio para las baterías es igual o peor que la generada por la fabricación de vehículos automotores. Sin embargo, un estudio publicado en Nature Communication, realizado por investigadores de la Universidad de Yale, concluyó que aun así las emisiones de los coches eléctricos son mucho menores. El análisis incluyó las cadenas de suministro, la emisiones indirectas en la producción y, por supuesto, la polución implicada en los traslados de los autos.

AHORRO EN FINANZAS PERSONALES

Actualmente los vehículos eléctricos cuestan al menos 100 mil pesos más que su equivalente de combustión interna, pero esa diferencia se ve compensada por los ahorros a largo plazo que representan.

Si bien los autos eléctricos se inventaron el siglo antepasado, fue hasta la década de los dos mil que Tesla revolucionó el mercado al alzar la barra en la producción en masa de estos vehículos. Crédito: EFE/ Caroline Brehman

El más obvio es el gasto en combustible. En México, cada kilómetro recorrido con electricidad cuesta de 40 a 60 por ciento menos que con gasolina, de acuerdo a Galt Energy. El ahorro aumenta hasta un 40 por ciento más si se instala un segundo medidor en casa, dedicado exclusivamente al consumo eléctrico del vehículo. La Comisión Federal de Electricidad ofrece esta opción para promover la electrificación del transporte en el país. También se pueden utilizar las estaciones de carga gratuitas instaladas en algunas ciudades de la república.

Otra ventaja es que los autos eléctricos requieren mucho menos mantenimiento que los de combustible, pues su estructura es más sencilla. El Departamento de Energía de Estados Unidos determinó que un propietario puede ahorrar en este rubro, en promedio, cuatro mil dólares (68 mil 500 pesos) cada 100 mil millas (160 mil kilómetros).

Algo que preocupa a los conductores es el cambio de batería porque, dependiendo de su tamaño y fabricante, su precio oscila entre 80 mil y 350 mil pesos. Sin embargo, su capacidad disminuye tan solo dos por ciento anualmente y la garantía suele ser de ocho años, aunque su periodo de vida se estima en 20. Probablemente para cuando la pila llegue a su fin, el propietario del vehículo ya estará pensando en cambiarlo (si no es que ya lleva bastante tiempo con uno nuevo). Un factor más a considerar es que las baterías de litio han disminuido su costo en un 90 por ciento en la última década.

Otra mejora notable en estas piezas tiene que ver con su capacidad. En 2011, la carga completa alcanzaba para recorrer alrededor de 110 kilómetros; en 2021, aumentó a 375 kilómetros en promedio. Para ello, el vehículo debe permanecer conectado a la corriente de ocho a 12 horas con un cargador de nivel 1, pero puede ser menos de una hora con uno nivel 3.

A los beneficios mencionados se añade que, de acuerdo a expertos y aficionados a los autos, la experiencia de conducir uno eléctrico es más agradable y emocionante, porque pueden acelerar más rápido y no presentan cambios bruscos al aumentar o disminuir la velocidad.

Independientemente de si al comprador le interesa o no el medio ambiente, hay una larga lista de motivos por los que vale la pena plantearse adquirir un auto eléctrico.

Por otra parte, tampoco importa si la electrificación del transporte no es la medida más viable para llegar a las cero emisiones netas, la realidad es que son muchos los países que tienen esa meta como una prioridad y México no puede darse el lujo de no tomar cartas en el asunto. Las políticas públicas y los compromisos internacionales siguen avanzando en esa dirección, y eso es algo que los consumidores deben tener en cuenta al momento de hacer una inversión tan fuerte como lo es la compra de un automóvil

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