La noche del 20 de noviembre, Abelardo Prieto se alzó en armas en el contingente de Guillermo Baca, narra Nellie Campobello en Cartucho. De modo inexplicable desaparece Guillermo Baca. Luego llega su caballo solo, con la silla manchada de sangre. Después de días localizan sus restos en una cueva. En el funeral popular del revolucionario, Abelardo Prieto “les gritó a todos que los Herrera eran los causantes de la muerte del jefe”.
Más adelante, Nellie Campobello escribe: “Los Herrera hicieron todo lo posible para que desapareciera Abelardo.” En seguida relata cómo el joven revolucionario Abelardo y su padre fueron sacrificados por Jesús Yáñez y su escolta. “Yáñez era teniente de la gente de los Herrera.”
Los Herrera, así, aparecen como enemigos de los villistas. En una estampa de tres parrafitos la narradora presenta a Luis Herrera cuando lleva a ejecutar a los hermanos Portillo, jóvenes revolucionarios. La autora presenta al victimario con los ojos enrojecidos. El lector los imagina enrojecidos de odio contrarrevolucionario.
En otra página, la escritora duranguense, cuando niña, acompaña a su mamá a curar heridos villistas y cuenta cómo algunos de ellos hablan sobre la muerte de Luis Herrera. Encontraron el cadáver acostado en una cama “en el hotel Iberia, de Torreón”. Lo envuelven en una colchoneta y lo avientan por la ventana. Entre risas comentan: “le pusimos un retrato de Carranza en la bragueta y un puño de billetes carrancistas en la mano”.
En otro libro, Yo maté a Villa, de Víctor Ceja Reyes, aparece otro Herrera entre los conjurados para asesinar al Centauro: Jesús Herrera. Y en un libro más, Pancho Villa y la revolución en La Laguna, de Ilhuicamina Rico Maciel, se puede leer que el 20 de julio de 1923 –hará un siglo–, a la casa de Jesús Herrera, en Torreón, llegó un telegrama que anunciaba la muerte de Villa.
En el siguiente párrafo Rico Maciel dice: “Entre los enemigos más acérrimos de Francisco Villa, estaba Jesús Herrera Cano, señalado por varios como quien financió el complot para asesinar al Centauro.” Este Herrera habría financiado la conjura o contribuido para ella pero, según Ceja Reyes, el autor intelectual del crimen fue Plutarco Elías calles. El dato lo exprimió de uno de los asesinos materiales, Librado Martínez.
Como sucede con algunos de los grandes personajes de la historia, Francisco Villa es objeto de polémica. Los sentimientos, los ejemplos, la cultura determinan las afiliaciones; los sentimientos y la ideología que se solidarizan con el pueblo cultivan el nombre, la figura, los hechos y las leyendas de Pancho Villa.
Para algunos, Villa es admirable por su destacada intuición militar; para otros, por haber sido el aliado del pueblo al asumir la tarea de solventar sus necesidades; para algunos más por su honestidad y en fin, otros lo admirarán como el hombre que desde su infancia de pueblo pobre, humillado y ofendido se alzó hasta la altura de héroe popular mayor. No se excluye que la mezcla de las anteriores posibilidades sea el motivo por el que el Centauro es admirable.
En la biografía del gran personaje de la historia que es el Centauro, Torreón resalta porque esta ciudad fue uno de los más importantes objetivos de su vida. La vida de Villa y la de Torreón están unidas por destellos de grandeza revolucionaria y, como se ve en párrafos anteriores de este texto, hasta en lo infame de su muerte Pancho Villa está ligado a Torreón.
En este centenario de que Villa fue asesinado, vale la pena leer o releer alguno de los muchísimos libros publicados sobre el guerrillero del pueblo que fue arma importante para el triunfo de la Revolución Mexicana. El de Ilhuicamina Rico Maciel, Pancho Villa y la revolución en La Laguna, por haber sido producido aquí, con un poco de esfuerzo se ha de conseguir.
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