Fantasmas en el espejo
Nuestro mundo

Fantasmas en el espejo

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“Vale más consumirse que disolverse”, escribió Kurt Cobain en su nota suicida. Así se despedía un muchacho que, a los 25 años, había desbancado a Michael Jackson de las listas de popularidad. Un joven padre que durante años había luchado contra la adicción a las drogas y los asedios de la fama. He recordado sus palabras porque expresan con precisión el conflicto que funciona como eje de Lealtad al fantasma (Alfaguara, 2023), el más reciente libro de Enrique Serna: ¿qué vale más: un momento vivido con intensidad absoluta o una vida larga pero monótona? ¿Cuál es la mejor ruta: hacer lo que queremos o lo que debemos?

Narrados con el estilo ácido e inteligente que le ha ganado a Serna una legión de lectores, los siete cuentos incluidos en este libro nos contagian las zozobras morales de sus personajes. Así, por ejemplo La fe perdida, el segundo de los relatos, es protagonizado por Elpidia, joven norteamericana hija de mexicanos avecindados en Los Ángeles. Acaso por su estatus de ciudadana gringa, Elpidia rechaza la cultura de sus ancestros. Su mente, de hecho, se concentra sólo en seguir de cerca la meteórica carrera de Melanie Robles, estrella juvenil que para ella es la encarnación del triunfo. Las cosas se complican cuando la actriz y cantante comienza a trastabillar, enlodando su imagen pública con una racha de escándalos: a tal grado llega la devoción de Elpidia por Melanie que se impone la tarea de defender el buen nombre de su ídolo. Tras mucho pensarlo, la fan concluye que para librar a la celebridad de malas influencias es necesario mancharse las manos de sangre. ¿Será capaz de llevar sus esfuerzos hasta allá?

En otro de los cuentos, titulado Paternidad responsable, Serna retrata los estragos que años de rutina pueden infligir en un matrimonio: Clara, doctora en Letras, y Pedro, doctor en Filosofía, son una pareja que en la cama privilegia lo racional sobre lo pasional: “se trataba de saciar el instinto con pulcritud, no de regodearnos en el morbo y la porquería”, dice ella. Intelectuales ambos, han dejado que la razón lleve las riendas en todo momento. No obstante, el precario equilibrio en que viven se ve amenazado por un cachorrito basset hound que, en cuestión de días, se convierte en el centro de sus vidas. Se disputan, en una lucha no exenta de golpes bajos, la atención y el amor del perro. ¿Hasta dónde llegarán en esa competencia?

Lealtad al fantasma, que le da título al libro, es un estupendo relato en donde Serna le da la vuelta a la tradición del doppelganger: Jean-Marie, joven heredero afincado en París, invierte la mayor parte de su tiempo en la búsqueda de placer. Ajeno a la moral judeo-cristiana, despotrica contra “esa humanidad fláccida y crédula que todavía busca el sentido de la existencia, o peor aún cree haberlo encontrado”. En la comodidad del desencanto, Jean-Marie hace del sexo y las drogas el norte de su brújula, hasta la noche en que, en mitad de una orgía, vislumbra a un monje que es su doble idéntico, lo que desata una persecución por amargos laberintos de la moral y la ética.

Mi cuento favorito en esta colección es El anillo maléfico, pieza que nos cuenta la historia de Fidel Ramírez, profesor en una preparatoria privada de clase alta. Hastiado por los desplantes de sus alumnos, Fidel tiene la oportunidad de emprender una aventura con su alumna preferida, una adolescente cuyos atributos le mueven el tapete al más plantado. Pero ¿vale la pena echar por la borda una vida construida con décadas de esfuerzos? Cuando estamos a punto de saberlo, una arriesgada vuelta de tuerca convierte el relato en una certera reflexión en torno a las formas en que un novelista apuntala sus creaciones.

Con Lealtad al fantasma, Enrique Serna lo hace una vez más: enganchándonos con historias adictivas, nos arrastra hasta asomarnos a nuestro propio interior, ese espejo turbio y al mismo tiempo fascinante con que nos confronta la mejor literatura.

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