El equilibrio sonoro de Kaija Sariahoo
Arte

El equilibrio sonoro de Kaija Sariahoo

Apertura a nuevas formas de la música

Alguna vez, al referirse a su sistema compositivo, comentó que creía en la pureza y no en la severidad. En el inicio, su intención era convertirse en organista y no en compositora. Pero la capacidad de su oído le permitió crear un espacio en sus partituras donde las estéticas sonoras y los procesos más inesperados pudiesen conversar.

Kaija Sariahoo (Helsinki, 1952 – París, 2023) fue heredera del serialismo integral, una vanguardia de posguerra que abogó por romper con el yo del compositor. Era una época donde se intentaba hacer una música con más carga intelectual que emotiva; sin embargo, la maestra finlandesa siempre buscó el equilibrio entre ambos extremos.

Por tal legado es que su reciente muerte causó ecos profundos en la esfera musical. Hilda Paredes, reconocida compositora mexicana que actualmente radica en Londres, escribió en su cuenta de Facebook: “Con profunda tristeza me uno al luto de nuestro mundo musical por la partida de tan fina compositora: Kaija Sariahoo”.

Esa fineza es un concepto que se repite entre quienes intentan definir el sonido de Sariahoo. Su contribución a la época dorada de la computer music se enlaza a una nueva compresión de armonías y psicoacústica para la tradición de la orquesta moderna y la ópera.

TRAYECTORIA

Juan Lucas, director de la revista española Scherzo, entrevistó en el número 343 de esta publicación (2018) a la maestra Kaija Sariahoo, donde ella compartió que si bien nació en Helsinki, su familia provenía de un medio rural sin ningún vínculo especial con la música. No obstante, desde muy pequeña comenzó a desarrollar una notoria imaginación en términos sonoros. Sin la oportunidad de asistir a conciertos, ella se colocaba frente a la radio y escuchaba con atención la música que emanaba del aparato.

Su sensibilidad le permitió dialogar primero con el violín, luego el piano y más tarde con la guitarra; esta última le facilitaría componer a solas en su habitación. A los once años de edad abrió una biografía de Mozart, la leyó y, en su ímpetu e inocencia, se atrevió a compararse con él. Concluyó que a su misma edad el genio de Salzburgo ya había hecho mucho en la música. Ella no podía quedarse atrás.

Crédito: GettyImages

En su artículo El sonido de Kaija Saariahoo, publicado en el número 23 de la revista Música (2016), Alicia Díaz de la Fuente, compositora y profesora en el Conservatorio de Madrid, indica que Saariahoo se inscribió en Bellas Artes en la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki. Allí educó su lenguaje visual mediante la pintura y luego, en 1976, se inscribió en la Academia Sibelius para iniciar su andar compositivo con el maestro Paavo Heinien. Era la única mujer que estudiaba composición en esa academia y por tal razón algunos maestros rehusaban darle clases. Otros jóvenes compositores como Esa-Pekka Salonen y Magnus Lindberg, fueron sus compañeros y, en ese mismo tiempo, fundó el grupo Korvat Auki para darle impulso a la nueva música finlandesa.

Su siguiente parada fue Friburgo. Era 1981 y decidió estudiar en la Staatliche Hochschule für Musica, donde tuvo de instructores a Brian Ferneyhough y Klaus Huber. Finalmente, un año más tarde, se mudó a París, donde asistió al curso anual de informática musical que ofrecía el Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Music (IRCAM).

En esa institución comenzó a trabajar la síntesis espectral y las fronteras de la percepción. Vers le blanc (1982), obra que compuso para cinta magnética, se convirtió en la piedra angular de su repertorio al trabajar en ella el análisis y la síntesis. Estos conceptos se volverían temas frecuentes en sus entrevistas.

De regreso al diálogo que sostuvo con Juan Lucas, la compositora mencionó que el sonido electroacústico le emergía dependiendo de cada proyecto y los procesos de los materiales.

“Si uno conoce el violonchelo, puede imaginar un sonido a partir de ese instrumento, pero hay que conocer los medios técnicos para obtenerlo, y luego hay que saber refinarlo. Sin duda, con la electrónica se puede hacer todo lo que uno sea capaz de imaginar, pero hay que saberlo imaginar, y después hay que saber traducir esa imaginación. Es parecido a la orquestación. Uno imagina ciertas sonoridades, pero después hay que saber escribirlas para los instrumentos”.

REPERTORIO

Su trabajo en síntesis sonora implicó modelos con carácter referencial y abstracto. Los primeros procedentes del análisis de sonidos instrumentales, mientras que los segundos tienen origen en el tratamiento para la escritura de análisis psicoacústicos. Ejemplo de ello es Amers (1992), pieza de 20 minutos de duración que toma su nombre de un libro de poemas de Saint-John Perse, los cuales estaban dedicados al océano. La naturaleza es otra pieza clave en la composición de la finlandesa, pues sonidos como la lluvia o los bosques fueron su referencia desde muy joven.

Tamara Mumford, Eric Owens y Susanna Phillips en L’Amour de loin en el Metropolitan Opera. Crédito: Ken Howard/ Met

La producción de Saariahoo también se vio envuelta por el colorido tonal y la armonía como dos elementos que podrían complementarse entre sí. A esto se añadió el papel de la poesía pues, además de Saint-John Perse, la maestra también partió de las letras de Guillaume Apollinaire, Solveig von Schultz, Gunnar Björling, Franz Kafka, William Shakespeare y Simone Weil, para edificar sus obras sobre el pentagrama.

Su interés poético converge también con su pasión operística. A lo largo de su vida fue capaz de componer las óperas Adriana Matter (2005), L’Amour de loin (2000), Emilie (2008), Innocence (2018) y Only the sound remains (2015).

En esta parte de su repertorio, L’Amour de loin, cuyo libreto fue escrito por Amin Maalouf, ocupa sin duda un sitio especial. Estrenada el 15 de agosto de 2000 en el Festival de Salzburgo, con la dirección de Susanna Mälkki, esta obra está dividida en cinco actos y basada en La vida breve de Jaufré Rudel, príncipe de Blaye, uno de los grandes poetas y trovadores del siglo XII. El núcleo del libreto es la creciente pasión del poeta por una mujer y su obsesión por el amor ideal.

El reconocido crítico musical Mark Swed indicó en su momento que L’Amour de loin le resultó una muestra de encanto, complejidad y texturas sonoras multidimensionales, algunas de ellas creadas con la ayuda sutil de la electrónica e instrumentos tradicionales.

La ópera fue escrita para barítono (Jaufré Rudel), mezzosoprano (Peregrino) y soprano (Clémence), además de coro. En la temporada 2016-2017 se presentó en el Metropolitan Opéra de Nueva York, de nuevo con la dirección orquestal de Susanna Mälkki y una puesta en escena a cargo del maestro canadiense Robert Lepage.

NOTIFICACIÓN DE FALLECIMIENTO

El pasado 4 de junio, a través de redes sociales, la familia de Kaija Sariahoo emitió un comunicado para notificar el fallecimiento de la compositora. Ocurrió en París, tenía 70 años de edad. La causa del deceso recayó en el glioblastoma (un agresivo cáncer cerebral formado a partir del tejido glial, en el encéfalo y la médula espinal) que padeció por más de dos años.

A pesar de su delicado estado de salud, la familia informó que la maestra no dejó de producir obras durante sus últimos días. Entre sus últimas piezas musicales destaca la terminación de HUSH, concierto para trompeta que en agosto de 2024 será estrenado en Helsinki.

México tuvo la oportunidad de abrazarla varias veces en la última década. En 2014, visitó el país por primera vez para ser homenajeada en el Festival Internacional de Música de Morelia, reconocimiento que indicó significarle en demasía, pues era la prueba de que la gente era capaz de abrirse a nuevas formas de expresión dentro de la música. 

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