Crisis de comprensión lectora
Familia

Crisis de comprensión lectora

Ausencia que impacta el desarrollo cognitivo

“Que se planten los hombres sobre la tierra y que crezcan igual que los árboles; que sus pies se hundan hechos raíces y sus pensamientos traten, como las hojas más altas, de besar las nubes o de alcanzar las estrellas; que nunca le ha hecho daño al hombre mirar hacia lo alto, ni abarcar nuevos horizontes”, escribe Magdalena Mondragón en Mi corazón es la Tierra (1967).

Una de las herramientas básicas de la periodista torreonense para abrirse paso en un medio exclusivo para hombres, fue la lectura. Se perdía y encontraba en los textos, y a través de ellos se comprendía y comprendía las ideas de los demás. Así es como nunca dejó de acompañar y de ayudar a otras personas en sus procesos de crecimiento o experiencias de injusticia.

Si la población no se abre a explorar el conocimiento, no hay un sano desarrollo cognitivo. Como consecuencia, los individuos pueden pensar que no son lo suficientemente buenos para emprender un proyecto porque no aprendieron cómo hacerlo; de la misma forma, es posible que no encuentren un camino viable para exigir igualdad de oportunidades y acceso a educación de calidad.

Actualmente hay una crisis de comprensión lectora en los mexicanos, es decir, están dejando de desarrollar herramientas básicas necesarias para su desarrollo profesional y personal a través del conocimiento.

ABANDONO DE LA LECTURA

En nuestro país, quienes más han abandonado el hábito de la lectura y, por lo tanto, el desarrollo de comprensión lectora, son hombres. La población que lee está disminuyendo gradualmente, del 71.8 por ciento al 68.5 en lo que va del año, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Entre los años 2016 y 2023 se redujo el porcentaje de personas alfabetas lectoras en un 12.3 por ciento. El descenso en 2023 ha sido el más alarmante de los últimos cinco años.

Crédito: Freepik

El 63 por ciento de las y los jóvenes de entre 18 y 24 años de edad leen más páginas de internet, foros o blogs digitales, aunque el 54.2 por ciento de ese sector dice también tener preferencia por los libros impresos. Lamentablemente, el formato físico es un lujo en un país donde la mayoría de los sueldos apenas alcanzan para lo indispensable o, en el peor de los casos, son incluso insuficientes para cubrir las necesidades básicas de una familia. Por otra parte, las más de siete mil bibliotecas públicas en México se enfrentan a la incapacidad para actualizar su acervo. Ante estas condiciones, la lectura se ve desplazada a un lugar secundario.

A nivel cognitivo, la falta de comprensión lectora afecta en la interpretación de la información y las conexiones lógicas entre ideas para lograr una representación del mundo. De esta forma, se dejan de lado características neurofisiológicas innatas que, al ejercitarse, despertarían la creatividad y la capacidad de solucionar problemas.  

Si la población está dejando de leer, de conocer, de comprender y crear significados, caminos y rutas, el panorama no es muy alentador. Como adultos tenemos la gran responsabilidad de ver por los que están más vulnerables emocional y cognitivamente, y que se pueden quedar en ese estado de fragilidad si no nos involucramos en la solución del problema.

Si se les da la oportunidad, las niñas y los niños pueden convertirse en activos constructores de su propio conocimiento, experimentando el mundo que les rodea, aprehendiéndolo a través de sus sentidos, de lo que observan, escuchan y aprenden.

CONSTRUIR EL HÁBITO

Es responsabilidad de padres de familia y docentes propiciar el gusto por la lectura en los infantes para mostrarles rutas sanas de crecimiento, para abrir sus horizontes y que puedan imaginar y crear, ocupando espacios no explorados al acceder a información de calidad. Al aprovechar el tiempo presente cultivándose a través de los libros, obtienen herramientas para afrontar las adversidades de la vida en cualquier lugar donde les haya tocado crecer.

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Hay diferentes formas de involucrarse en el desarrollo del pensamiento crítico desde nuestras posibilidades; por ejemplo, abrir espacios para propiciar el aprendizaje e interés por la literatura, creando círculos de diálogo e intercambio de diferentes puntos de vista y realidades sociales.

En el caso de los más pequeños, es muy importante no convertir el hábito de leer en una obligación. Es mejor si asocian esta actividad con experiencias agradables. La hora de lectura es ideal para que padres e hijos pasen tiempo juntos, algo que las y los niños siempre agradecerán. Al estar leyendo, es válido detenerse a compartir comentarios respecto a la trama o los personajes, así como dejar volar la imaginación e inventar tramas alternativas. Así se vuelve un proceso de participación activa en el que se interactúa con las palabras.

Además, hay que poner atención a los intereses de las y los jóvenes para encaminarlos hacia lecturas que les podrían resultar mucho más atractivas. Si un texto no les gusta, no es necesario terminar de leerlo. Dejarlos elegir es vital para que le tomen gusto a las letras.

UNA HERRAMIENTA SOCIAL

El aprendizaje y la construcción de significados disminuyen la desigualdad social, porque hay mayor comprensión de la situación de los individuos y las instituciones en la sociedad, incluyendo el rol propio; por lo tanto, es posible poner en marcha ideas para salir adelante y ayudar a los demás a tener acceso a una mejor calidad de vida.

La lectura nos inspira a superar nuestros miedos y dejar atrás las limitaciones del entorno, nos ayuda a desarrollar la empatía, la sensibilidad hacia las y los demás, a descubrir nuestras fortalezas y generar opciones de crecimiento comunitario. Nos llama a experimentar la vida, a conectar nuestras ideas con las ideas de los demás, nos invita a afrontar con resiliencia los diferentes procesos y experiencias adversas que se nos presentan.

El deseo de un mundo equitativo, incluyente, empático, empieza a tomar forma al comprender cada experiencia y otorgarle un significado. De esa forma la lectura inspira a las personas a acompañarse, apoyarse y superar cualquier limitación mental o social.

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