Fue notable el esfuerzo que hicieron las fuerzas de la izquierda en 2007 para limitar las campañas electorales presidenciales a tres meses y las precampañas a dos. Sostenían que esto era importante para evitar las ventajas que tenían los candidatos de los partidos en el poder, el PRI y el PAN. Sin embargo, una vez que la izquierda llegó al gobierno, después del triunfo de Morena en 2018, decidió lanzar sus precampañas con mucha anticipación. Los consejeros del nuevo INE, alineados ya con Morena, han decidido que nada puede o debe hacerse al respecto.
Antes de la reforma electoral de 2007, el concepto de precampañas ni siquiera existía en la ley. Las campañas no tenían limitación de tiempo. Un candidato podía empezar en el momento que quisiera, pero en 2007 se pusieron límites, no solo en la legislación secundaria, sino incluso en la Constitución. Hasta la fecha, el artículo 41 de la carta magna advierte: “La duración de las campañas en el año de elecciones para Presidente de la República, senadores y diputados federales será de noventa días; en el año en que sólo se elijan diputados federales, las campañas durarán sesenta días. En ningún caso las precampañas excederán las dos terceras partes del tiempo previsto para las campañas electorales”.
Sin embargo, en el país del “y que no me salgan con el cuento de que la ley es la ley”, el presidente López Obrador lanzó oficialmente las precampañas internas para sucederlo en junio de este 2023, un año antes de la votación y una vez que concluyeron los comicios en Coahuila y el Estado de México. En términos prácticos, ya habían empezado las campañas con anterioridad. Las “corcholatas” del presidente, efectivamente, comenzaron a recorrer el país mucho antes para promoverse entre los electores. Ante esta abierta anticipación, los partidos del Frente Amplio Opositor decidieron también a fines de junio iniciar sus campañas.
La Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral rechazó aplicar la ley y la Constitución. La presidenta de la comisión, Claudia Zavala, argumentó ante sus colegas que los actos de los precandidatos de Morena y sus partidos en todo el país son claramente electorales; pero los otros dos miembros de la comisión, nuevos consejeros del INE, seleccionados ya por estar alineados con Morena, se negaron a votar a favor de emitir medidas cautelares para suspender las campañas anticipadas. El asunto no terminará allí: tendrá que pasar ahora al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pero por pronto han continuado las campañas de verano.
En lo personal, pienso que no debería haber limitaciones a la duración de las campañas. No se puede prohibir a los políticos hacer política. La experiencia nos dice que los aspirantes menos conocidos a cargos de elección popular necesitan más tiempo para darse a conocer entre los electores. Estrictamente hablando, López Obrador estuvo en campaña a la Presidencia de la República desde 2005 hasta 2018. Su persistencia le permitió finalmente ganar el mayor puesto de poder en nuestro país. Si realmente se hubieran aplicado los límites a las campañas, no habría logrado su objetivo.
Lo que no se vale es impulsar y mantener una ley que dice algo para luego hacer exactamente lo contrario. Si el presidente y Morena quieren que las campañas duren más de 90 días, y las precampañas más de 60, deberían haber cambiado la ley. En lugar de eso han preferido violarla. Me parece inaceptable. Si bien al presidente le gusta hacer gala de que desobedece a la ley, debería recordar que cuando asumió el cargo de presidente juró respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan.
Comentarios