Antonio Garci 'Monero'
Entrevista

Antonio Garci 'Monero'

“Lo que no puedo decir con palabras lo dibujo, o me sirve de pretexto para meter un cartón”

Antonio Garci Estudió Comunicación Gráfica e Historia del Arte en la UNAM. Su experiencia como historiador de temas mexicanos proviene de su actividad como caricaturista, en la que posee una trayectoria de más de 20 años. Como guionista, ha participado en diversos proyectos de comedia y en las películas de dibujos animados La leyenda de la Nahuala y Nikté. Ha publicado los libros Sex Zoo, Historias infames, El huevo y quien lo puso, Por qué las mujeres aman a los pendejos, Etiqueta para pendejos, Pendejadas célebres en la historia de México y recientemente El Godinato.

Para él la vida es una caricatura. Sus personajes son tan absurdos como reales, siempre tiene un gran sentido del humos y una enorme disposición para entablar una buena conversación, más porque cuando se conversa con él hay algo que no falta, la risa.

¿UNA NUEVA TRIBU URBANA?

Los puedes identificar fácilmente porque nunca dejan el gafete ni la lonchera para adulto. Su horario es de 9:00 a 6:00, tienen derecho a tres días de vacaciones al año por cada 254 trabajados; se tienen que reír a huevo de los chistes del jefe; son perseguidos por los promotores de afores para que cambien su cuenta; usan una corbata más cara que su traje; sufren el ataque de sueño incontrolable después de comer, mejor conocido como “el mal del puerco”; tienen una tarjeta de descuento como cliente preferente del Oxxo; y sobre todo, viven anhelando que llegue la quincena como los barcos esperan a que llegue la marea para poder zarpar. No son los emos, ni los hipsters, ni los reguetoneros, ni los de la onda grupera. Son los inconfundibles Godínez.

Tras un retiro monacal en una dependencia gubernamental durante un sexenio y tres años en un call center, Toño Garci ha comprendido a los oficinistas mejor que nadie. Por esta razón ha decidido revelar el secreto mejor guardado: por qué todos, en el fondo, somos unos perfectos Godínez.

¿Se pintó sólo el tema de los godínez para un libro?

Yo soy caricaturista. La verdad, para mí todo es una provocación de esa parte caricaturesca, no hay tema que no pase por esa óptica y te diría que en el caso de los moneros es como un problema de dioptría, todo lo vemos en caricatura, bueno en el caso de los Godínez no es la excepción, la verdad es que hay mucho humor dentro de la situación de este personaje, porque la estructura misma de la cadena de mando de cualquier organización laboral, tiene un montón de contradicciones, de callejones sin salida y de tabús, que hacen que sea un tema muy rico para abordar. Lo mismo pasa con el sexo en la sociedad, con la muerte, son temas que disparan el humor.

¿Todos tenemos un Godínez dentro?

Todos somos Godínez, yo creo que es lo más universal que hay. Es como ser peatón, en algún momento todos los somos, no podemos escapar de ello. Hay muchos que los son todo el tiempo, otros que sólo quince minutos al día, pero en algún instante pasamos por ello. Razón por la que creo que toda persona, en cualquier instante de la vida ha ingresado al aro de ese sistema, es un gran universal, por eso creo que en el libro cualquier persona puede identificarse en alguna página. No hay referencia en la que uno no pueda sentir que ha pasado por ahí.

¿También es un autoretrato?

El libro tiene como un sintáctico, una intención de ayuda, yo quiero ser un Godínez socialmente responsable y ayudar a todos los demás Godínez a enfrentar las situaciones para las que nadie te prepara, parece mentira pero nos pasamos años y años educándonos para poder tener un trabajo y finalmente entramos en este universo, sin que nadie nos enseñe a sobrevivir a todas esas circunstancias límites y fronteras que son dilemas para cualquier ser humano.

Por ejemplo, qué haces cuando estás en la comida de la oficina con veinte compañeros y es a ti al que le pasan la cuenta, nadie jamás te prepara para esa situación, qué haces cuando el jefe te cacha jetón en el trabajo, qué tienes que decir en una situación de esas, que además inevitablemente pasa, porque así como todos hipotecamos nuestro salario a tres, seis, doce y dieciocho meses sin intereses, así también hipotecamos nuestros sueño, a tres, seis, doce y dieciocho minutos, entonces vamos tratando de dormir igual que como vamos tratando de pagar la tarjeta de crédito, así, en el momento que podamos, lo más que podamos.

¿Evocaste muchas situaciones personales?

Pero por supuesto. Qué hacer cuando te tira la onda un compañero o compañera de trabajo, qué es lo correcto, lo razonable o lo deseable, porque además esas tres circunstancias nunca coinciden, entonces eso es una caricatura tan real como las mismas estadísticas que te dicen que el 80 por ciento de las relaciones en el país, de todo tipo, se han suscitado en esos extraños mundos laborales, de oficinas y demás.

¿Son Godínez los políticos?

Sí, claro, Godínez pero así químicamente puros, por ejemplo, Benito Juárez, para que veas que hay de todo. Todos los presidentes mexicanos después de Miguel Alemán han sido Godínez, incluso el actual Enrique Peña Nieto, y en el otro extremo del espectro político tenemos a Andrés Manuel López Obrador, que desde luego fue Godínez, y que bueno, ahora ya no lo es porque lleva como 15 años sin trabajar, pero está empeñando todo su esfuerzo y energía vital para llegar a ser Godínez algún día. Está Bill Clinton, que tal vez sea el presidente gringo más Godínez en la historia, tanto, que se terminó ligando una becaria, y déjame decirte que no hay nada más Godínez que eso.

¿Cómo se identifican?

Mira, desde luego todos usamos gafete, son señales, que unos las tenemos más definidas que otros, así como en algunas especies hay rasgos más definidos en un momento de su desarrollo, así nos pasa a la clase trabajadora, ya cuando ves a una persona que siempre usa el gafete y se queda dormido en cualquier momento, es cuando te das cuenta que es un Godínez en todo su apogeo, cuando trae lonchera al trabajo, cuando tiene su taza marcada.

Somos pues toda una raza...

En los noventa el lema en México era 'todos somos Marcos', en los 2000 el lema,en el inicio del milenio era 'todos somos narcos', hoy es 'todos somos Godínez', porque efectivamente no hay nada más unificador y condensador que eso, porque es entre otras cosas una etnia mundial, puede ser hombre, mujer o quimera, y además en todo el mundo existe. Acá en México les llamamos con cariño godínez, pero en España son los curritos, en Estados Unidos los office lokers, en todos los idiomas hay una manera de denominarlos porque es la etnia que se ha apoderado el mundo, la gran mayoría que ha triunfado como identidad. Hay incluso un capítulo donde hago preguntas y respuestas de 'todo lo que usted que sería saber de los Godínez pero temía preguntar'.

Me pregunte si son de izquierda o de derecha, ninguna, ellos están más allá de cualquier doctrina política, porque cuando lo ves con calma, la izquierda y la derecha necesitan a los Godínez para operar, estamos muy por encima de cualquier ideología.

¿Pensaste en un cartón de la vida laboral?

Yo quería escribir un breviario de humor, para que te la pases bien, para gozar. Para reírse de todo, como nuestra patología lo indica, es mejor reírse de todos esos aspectos sombríos de la chamaba, ese lugar en el que pasamos más horas al día, mi única promesa era que cuando un lector se acercara al libro se divirtiera, entendiera que la mejor forma de ver la realidad, de leerla, es a través del humor, y para eso la caricatura se pinta sola, o bueno, yo me acomodo muy bien cuando se trata del pasarla bien.

Es claro que el subtexto del libro, más allá del humor y la caricatura, es una radiografía de la vida laboral en México, aunque finalmente no es que me importe mucho retratar cómo es, más bien divertirme con el tema de la chamba, si hay muchos datos resultado de una investigación, porque es un tema muy universal, sí tienes que tomar referentes para ver cómo están los japoneses, cómo son los Godínez europeos con respecto a los latinos; por eso hay muchos datos de cómo es la vida laboral en México. Desde el clásico 'sabes a que hora entras pero nunca a qué horas sales', algo que pasa en todos lados.

¿Qué tan profunda fue la investigación de campo?

Presento una gran cantidad de datos que apuntan cómo es que trabajamos nosotros, que no ocurre en otras partes, por ejemplo, una cosa que tenemos lo mexicanos es que siempre estamos comiendo, es algo endémico, antes de entrarle a la chama, vamos por unas papitas, un refresco, unas donas, algo de comer, y armamos un arsenal de botana para poder entrarle al trabajo, eso no pasa en ningún lugar del mundo, que alguien tenga que ir por provisiones para sentarse frente a la computadora, es algo mexicano, así como ese detalle, apunto muchos en el libro. Sin embargo todos esos apuntes tienen una misión, no mostrarnos conductas antropológicas o algo así, sino para reírnos de nosotros mismos y echar relajo.

Hay un capitulo que está dedicado a la taza. Todos tenemos nuestra taza de café, dime qué taza tienes y te diré qué puesto tienes, es mi análisis psicológico, porque en ellas hay una serie de términos de oficina, que son del día a día, como “dar el 110 por ciento”, “hay que ser asertivos”, “chambeando de tiempo completo”, “yo sobreviví al recorte del 2009”, “el trabajo de sol a sol (y también cuando está nublado)”, cosas así, que más allá de una leyenda son divertidas pero también parte de ese retrato laboral del país.

¿La vida laboral es reflejo también el país?

Me he reído mucho porque hay una historia de dos oficinas, que fueron el típico caso de rivalidad enferma, malsana, perversa, entre dos empresas que competían y el producto de este odio tan apasionado, o más apasionado que el amor, fue lo que derivó en un retrato de lo que ahora es la monstruosidad parcial de la Ciudad de México, la pugna entre la Aseguradora Nacional y la Aseguradora Latinoamericana, que estaban esquina contra esquina del Eje Central, se veían todo el tiempo, y todos los días de su vida cada uno de los miembros del equipo, se dedicaban a mentarse la madre, a ponerse el pie, sabotearse con toda la pasión del caso.

¿Es difícil pasar del cartón a la escritura?

Yo al final digo que todo es caricatura, y aunque el formato del libro es diferente, yo siempre sigo haciendo humor, la bronca es si al final del día me pusiera a escribir algo que no fuera eso, tal vez no sabría qué hacer, pero como me mantengo en el mismo género, para mí es contar las cosas con algo de más, mis libros están llenos de caricaturas, casi es como 50/50, hay un gran porcentaje de monitos, muchas veces lo que no puedo decir con palabras lo dibujo, o me sirve de pretexto para meter el cartón, la verdad nunca he sufrido escribir, porque hasta el momento creo que sigo haciendo lo mismo, el humor.

¿A qué debes el éxito de tus libros?

Afortunadamente me han leído, algo de lo que estoy muy agradecido, porque es algo difícil de lograr, yo siempre trato de hacer libros muy entretenidos, más que pensar que son libros serios, pienso que son juguetes, con el que la gente se la va a pasar muy bien, que está lleno de chácharas, por ejemplo cada uno de mis libros cuenta con e-Book, para que el lector pueda hacer una figura de tracción animal a las hora de pasar rápidamente las hojas, es algo para que la gente se entretenga, que se ría, para mí es como una comedia con elementos gráficos, y si de paso dejo algo inteligente o a la gente le deja algo bueno, pues qué mejor, pero esa no es mi intención, mi promesa es la diversión.

Twitter: @uyohan

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