San Miguel de Allende: Celebrando la alborada
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San Miguel de Allende: Celebrando la alborada

San Miguel de Allende es una de las ciudades más pintorescas de México, es una joya arquitectónica donde los visitantes pueden apreciar la belleza de las construcciones coloniales, y disfrutar de las festividades tradicionales, el arte y la gastronomía.

 El espíritu de celebración se siente una semana antes de la alborada, la festividad del santo patrono de la ciudad, las primeras comparsas de los barrios comienzan a pasear a su San Miguel el domingo previo y durante toda la semana. Entre música, alboroto y devoción, los devotos recorren las calles y las danzas concheras se hacen presentes en el jardín central. El viernes por la tarde las calles se comienzan a llenar de fuereños, fuegos artificiales aislados detonan en alguno de los callejones. Entra la madrugada del sábado y la pirotecnia va cobrando fuerza, los lugareños inundan las calles del centro, sólo algunos visitantes quedan despiertos. Recorrer las calles a esta hora es algo que todo viajero debería de experimentar, sentarse en un jardín a conversar y prepararse para el espectáculo final. Aproximadamente a las cuatro de la mañana, la ciudad estalla al unísono en una gran explosión de coloridos fuegos artificiales. La ciudad entera es despertada por el fragor y la catedral se enciende entre castillos y cohetes. Música, alboroto, danzas, mojigangas girando y estrellas de papel recorren los rincones de la plaza. La alborada se lleva a cabo cada año el fin de semana más cercano al 29 de septiembre.

Una de las características de San Miguel de Allende es el arte y la artesanía, numerosas galerías completan los espacios públicos y acercan al viajero a ese mundo de mística y magia que sólo el arte puede engendrar. Uno de los sitios donde uno más se acerca a este tema es el Instituto Allende en la calle Ancha de San Antonio; una escuela de arte reconocida internacionalmente y hogar de varios proyectos de artes y medios visuales. La bella edificación del siglo XVII con su majestuoso patio colonial es digno en sí de una visita. Otro de los espacios de arte más importante de la ciudad es la antigua fábrica textil La aurora, convertida en espacio cultural desde 2004. Acercarse a este espacio es aprendizaje, desde la interesante historia de la fábrica hasta el acercamiento con el arte a todos los niveles; el viajero puede apreciar obras de artistas emergentes o artistas consagrados de la talla de Ansel Adams, Basquiat, Dalí, Man Ray, Warhol y muchos más. También podrá disfrutar de una buena comida o un café al finalizar su recorrido por este interesante pabellón dedicado al arte.

Cerca del Instituto Allende se encuentra el lujoso hotel Rosewood, con su maravillosa terraza con vista panorámica al centro de la ciudad; una visita obligada al atardecer para disfrutar de la imponente vista mientras se saborea la alta cocina internacional del exclusivo hotel. Esta es otra característica de la ciudad, su amplia gama de cocina para todos los bolsillos, desde comida tradicional mexicana hasta la mezcla más exclusiva de platillos internacionales. Tan sólo basta recorrer las calles y asomarse en cada sitio para deleitarse con el suave aroma de la comida y convencerse de cuál será la elección del día.

Dar una caminata por las calles empedradas en busca de puertas, patios coloniales y fuentes públicas es un deleite para los amantes de lo visual, cada esquina ofrecerá un espectáculo único de bellos jardines colgantes y fachadas coloniales. Todos los caminos conducen a la parroquia de San Miguel Arcángel, con su estilo neogótico único, construida por el arquitecto autodidacta Zeferino Gutiérrez en 1880. Cuenta la leyenda que Zeferino construyó la iglesia basado en postales y dibujos de iglesias europeas, adaptándolas a su propia imaginación; con un resultado único y característico de esta ciudad hogar de extranjeros y mexicanos.

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